El PSC evitará el choque con ERC sobre la financiación de Catalunya
▶ Hace más de dos años que los socialistas catalanes trabajan en la confección de su apuesta para una reforma con sello «federal»
luchar contra el cambio climático. No queremos hablar tanto de con quién acaba contando el president Pere Aragonés para una nueva legislatura, nosotros queremos hablar del qué.
— Por lo tanto, ¿está más abierto de lo que podía parecer respecto a la declaración del primer día?
— No está abierto. Nosotros no nos presentamos a las elecciones para elegir unos socios, nos presentamos a las elecciones para ganarlas.
— La mesa de diálogo queda suspendida. ¿No es un mal momento teniendo en cuenta que es una de las grandes apuestas estratégicas de ERC?
— El acuerdo de investidura dice muy claro que abrimos la segunda fase de negociación del conflicto. Hemos dejado lista la amnistía y en esta segunda fase está muy claro: autodeterminación. Estamos hablando del referéndum. Ya estamos hablando del referéndum [con el
PSOE] en esta segunda fase y no dejaremos de hablar del referéndum. Pase lo que pase en Catalunya, continuaremos negociación con el Gobierno para que sea posible.
— Cuando pasen las elecciones, ¿se reactivará?
— ERC negocia cada semana con el PSOE con la participación de mediadores internacionales. Negocia cada semana casi desde hace cuatro años y no hemos dejado de hacerlo nunca ni en elecciones. Lo que se ha suspendido es la mesa entre gobiernos.
— Dice que hablan de referéndum. ¿En qué mesa, la de gobiernos, o la que hay entre el PSOE y ERC?
— ERC habla de referéndum y habla con el PSOE, que es con quien tiene el acuerdo de investidura.
— ¿Algún día deberían fusionarse las tres mesas?
— A nadie se le escapa que este es el escenario ideal.
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Que la reforma de la financiación de Catalunya se consolide como uno de los ejes de la campaña de las elecciones del 12 de mayo es una moneda de doble cara para el PSC. Por un lado, interpreta que es ir «por el buen camino» en su intento de extinguir el ‘procés’ y centrar la pelota en el autogobierno. Si ERC y Junts hablan de financiación, sostienen, es que se ha desterrado el referéndum como reivindicación prioritaria. Pero al mismo tiempo se reabre la carpeta del agravio económico, aquella por la que el Govern de Artur Mas reclamó el pacto fiscal y cuyo portazo, sumado a la sentencia del Estatut, dio alas al independentismo. Salvador Illa está dispuesto a jugar esta partida no exenta de riesgos, aunque no tiene previsto detallar en campaña la letra pequeña de su propuesta.
Hace más de dos años que el PSC trabaja en la confección de su apuesta, pese a que públicamente no ha ido más allá de defender que debe ser «justa» y «solidaria», y que pide al Govern de la Generalitat que se siente a hablar de ello. Dos conceptos que se enfrentan al de la «singularidad» y la salida del régimen común con la recaudación de todos los impuestos que defiende el president en funciones, Pere Aragonès. Sobre la mesa, Illa tiene varios informes de expertos que se han solicitado a través de la Fundació Rafael Campalans, el think tank del partido, para trazar las líneas de una financiación con sello «federal».
Presentación del proyecto
«Se puede presentar un modelo, pero no unilateralmente. Se tiene que debatir y dialogar con el resto de comunidades autónomas», sostienen desde la dirección del PSC. Tienen previsto hablar de ello en campaña, pero como un tema más dentro de su proyecto, que en las próximas semanas desgranará Illa en una conferencia. Aseguran que no les «incomoda» que ERC les interpele sobre cuál es su modelo y hurgan en que Aragonès haya presentado «en tiempo de descuento» su propuesta sin que antes se haya debatido en el Parlament. «Tiene tintes electorales», espetan.
Hasta ahora, Illa ha andado con cautela y ha evitado entrar en la concreción de qué defenderá el PSC, puesto que si el modelo lleva una década caducado es porque ni Mariano Rajoy entonces ni Pedro
Sánchez han logrado el consenso para abordarlo. No es solo que no haya acuerdo entre PSOE y PP, es que el tema también genera discrepancias entre los barones de ambos partidos. El líder de los socialistas catalanes se centrará en campaña en las coordenadas básicas hablando de justicia, de equidad y de diálogo con el resto de comunidades, también en argumentar a qué quiere destinar esa mejor financiación.
El principio de ordinalidad
En su objetivo de evitar echar más leña al debate territorial, Illa ha esquivado hasta el momento, por ejemplo, una apuesta pública y notoria por el principio de ordinalidad, es decir, que Catalunya no pierda posiciones en el reparto de recursos que recibe –ahora es la décima– en función de lo que aporta –es la tercera que más contribuye al sistema de régimen común–. Se trata de una demanda que el PSC logró introducir en la Declaración de Granada que firmó con el PSOE en el año 2013 y con la que enterró la defensa del derecho a decidir, pero que continúa escociendo en otras autonomías, como Andalucía.
Cuando se le pregunta si su modelo defenderá este criterio, Illa procura pasar de puntillas, aunque deja caer que, efectivamente, esa ordinalidad está en el radar del PSC desde hace años en los términos en los que recoge el Estatut. Si una cosa tiene clara el líder de los socialistas catalanes es que suficientemente difícil es la legislatura estatal como para que sea él quien abra una nueva brecha con Sánchez, así que no dará ningún paso que no tenga previamente el vistobueno del presidente. Ahí se coge ERC para anticipar que lo que defienda Illa no será lo suficientemente ambicioso para Catalunya.
«Volveré a Catalunya el día que se cierre la causa que me acusa de terrorismo» «No estaré en la lista de ERC porque no se dan las condiciones para ser una buena candidata»
Illa desgranará en las próximas semanas las líneas del modelo, aunque sin entrar en la letra pequeña
El precedente de 2008
Lejos quedan escenarios como el que en la negociación de la financiación en 2008 se situó el president José Montilla frente a Zapatero: «José Luis, el PSC te quiere bien y mucho, pero aún quiere más a Catalunya». Era la antesala de un complejo toma y daca porque las bases de la financiación autonómica trazadas por Pedro Solbes, el entonces vicepresidente y ministro de Economía, no satisfacían al PSC. Pero entonces Catalunya no había vivido aún el ‘procés’. De hecho, el mismo Montilla alertaba que la negociación financiera era clave para hacer frente a la «desafección».
«La negociación fue dura y tortuosa, pero el PSC no se levantó de la mesa multilateral y las autonomías del PP acabaron comprando el modelo», defiende un exalto cargo que vivió de cerca la cocina de la financiación hoy vigente. La cuestión es, si ahora, el PSC y el PSOE lograrán sacar del atolladero la reforma.
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