La industria del deporte
El deporte femenino es un negocio al alza. Lo que falta es saber cuál es el tamaño del mercado y el precio que la población está dispuesta a pagar. Los hombres aún aportan el 70% del gasto total en España.
El deporte femenino ya es un negocio. Desde hace años. Podemos debatir si las competiciones disputadas por mujeres podrán alcanzar los niveles audiencia y facturación que aquellas en las que participan hombres, pero sobre lo que no hay discusión es sobre la industria que ya hay en torno a la participación de ellas en esta actividad.
No lo digo yo, lo dice el Instituto Nacional de Estadística (INE): su gasto en la práctica y el consumo de deportes ya asciende a 1.300 millones de euros. Y subiendo, como aseguraron esta semana distintos participantes en la jornada PRO Women in Sports, que se celebró en Barcelona.
Falta participación
Organizaciones deportivas, operadores audiovisuales y marcas se encuentran en un momento de máxima importancia, pero también de incertidumbre para la alta competición.
Si asimilamos el deporte femenino a una start up, el proyecto ya ha pasado aquella fase a la que llamamos market fit, pues se ha evidenciado que hay un producto que los y las aficionadas están dispuestas a consumir. ¿Qué falta? Saber cuál es el tamaño auténtico del mercado y el precio que la población está dispuesta realmente a ne invertir pensando a largo plazo. Lo han hecho Mediapro y DAZN comprando derechos y elevando el nivel de producción televisiva del fútbol femenino, lo están haciendo los clubes asumiendo las pérdidas que genera mantener una estructura profesionalizada en un producto –la competición– que hoy todavía no monetiza al nivel que se espera.
Amplificar el mensaje
Aquí es donde también entran en juego los patrocinadores, a quienes muchos ven como el pulmón económico adicional para esta primera fase en la que el aficionado aún no paga –o lo hace en menor medida-–
Un pulmón que no es gratuito, en tanto que exige que clubes y deportistas se impliquen en amplificar sus mensajes y que ese apoyo no se pierda a medida que crece su notoriedad mediática.
Es una carrera a largo a plazo. Porque de la existencia de estos productos audiovisuales depende el surgimiento de referentes, de ídolas que normalicen y permitan profundizar en la práctica deportiva entre mujeres.
Y a más practicantes, más consumidoras que hagan que la rueda ya no únicamente gire, sino que lo haga a una gran velocidad y con tamaño.
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