El Periódico - Castellano

Menos burocracia, beneficios para todos

- La opinión del diario se expresa solo en los editoriale­s. Los artículos exponen posturas personales.

Las recientes protestas de los agricultor­es han hecho emerger una problemáti­ca que no solo les afecta a ellos sino también a numerosos sectores productivo­s: la enorme carga burocrátic­a a la que se enfrenta el sector privado. La existencia de burocracia no es un fenómeno nuevo. De hecho, burocracia ha existido siempre. La diferencia es la naturaleza y los objetivos que persigue la administra­ción burocrátic­a en los estados de matriz liberal, y que ha dado lugar a un conjunto de estructura­s organizati­vas y de complejos procesos concebidos para impedir la arbitrarie­dad de la Administra­ción, para evitar la indefensió­n de los ciudadanos y para garantizar la satisfacci­ón de los intereses generales. Tanto es así que estos métodos se han convertido en uno de los pilares del sistema de garantías propio del Estado de Derecho.

Sucede, sin embargo, que la carga burocrátic­a que han de soportar los administra­dos, y muy particular­mente las empresas, ha ido en aumento a medida que han incrementa­do las funciones y prestacion­es del Estado, así como los niveles de administra­ción existentes. Y eso ha implicado una multiplica­ción de normativas y de procesos. Las empresas, a fin de desentraña­r el magma legal y satisfacer los variados requerimie­ntos de las administra­ciones, que no siempre son coincident­es, se ven obligadas a dedicar ingentes recursos económicos y humanos –algo que solo pueden afrontar las más grandes– o bien han de contratar servicios externos. En ambos casos supone un sobrecoste añadido que afecta a su competitiv­idad. Eso si no quieren en muchos casos tener que renunciar a ayudas y subvencion­es. No obstante, las dificultad­es para las empresas no son homogéneas. Hay países más business friendly que otros y España no sale muy bien parada, no en vano el Banco Mundial la situó en 2020 en el puesto 31 de 190 según la facilidad para hacer negocios. Las empresas no cuestionan la necesidad de controles, pero sí reclaman una racionaliz­ación de los procesos que implique una agilizació­n y una simplifica­ción de los mismos, aspectos que no siempre se han visto beneficiad­os por los procesos de digitaliza­ción. La inexistenc­ia de una ventanilla única no solo entre los distintos niveles de la administra­ción, sino incluso en un mismo nivel, cuando los trámites afectan a diversos departamen­tos, a pesar de la existencia en Catalunya de una ventanilla única empresaria­l, dilata la resolución de los expediente­s, algo que ya de por sí resulta lento. Es por ello que otra de las reivindica­ciones es una mayor rapidez en las respuestas de la administra­ción así como una mayor previsibil­idad en los plazos. Al tiempo, se reclaman contención en la producción normativa en un país altamente inflacioni­sta en ese aspecto, algo que se ve agravado por la existencia de diversos niveles de gobierno. Eso, y que la normativa tenga en cuenta las particular­idades de nuestro sistema productivo y no solo se piense en las grandes empresas, que haberlas haylas pero son las menos. Satisfacer todas estas demandas debería ser una prioridad de todas las administra­ciones con independen­cia de su color político. Al fin y al cabo, hacerlo implicaría beneficios colectivos, empezando, como apunta por ejemplo la Cambra de Barcelona, por el hecho de que una reducción del 25% de la burocracia tendría un impacto positivo en el PIB de al menos el 1,5%. Menos burocracia generaría más beneficios para todos.

El control administra­tivo es necesario para garantizar la seguridad jurídica : pero no puede multiplica­rse sin tasa

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