La sequía y la sobrexplotación de los ríos amenazan la vida marina
La baja aportación de agua dulce al mar perjudica a los ecosistemas y puede tener consecuencias para los pescadores. «Los ríos transportan el silicio que se origina en las rocas y que los sedimentos llevan hacia el mar. Es muy ventajoso para la formación del fitoplancton», plantea Òscar Serrano, investigador del CSIC.
Estas últimas semanas, algunos se preguntan cómo puede ser que, en plena sequía, no se aproveche el agua que algunos ríos «tiran» al mar cada segundo. El problema, avisan los científicos, es que esta afirmación estátotalmentedesconectadadelasnecesidades ecológicas de los sistemas fluviales, de los humedales y también de los océanos. «La presencia de agua dulce tiene un papel fundamental en los hábitats marinos», afirma Òscar Serrano, investigador del grupo de ecología de macrófitos acuáticos del Centro de Estudios Avanzado sdeBlanes (CEAB-CSIC).
El problema es que no todos los ríos logran aportar suficiente agua al mar. En Catalunya, la sobreexplotación de algunos ríos y acuíferos, sumadaalasequía,estáponiendoenjaque la vida en submarina, sobre todo cerca de la costa. La desembocadura de los ríos ofrece una gran variedad de servicios: aporte de sedimentos que protegen las playas, mantenimiento de las marismas y provisión de nutrientes y sustancias claves para el ecosistema marino.
Empecemos por esta última función. «Los nutrientes procedentes de los ríos son clave para el fitoplancton», detalla Serrano. A partir de este conjunto de microalgas vegetales, se desarrollan varias cadenas tróficas. Por ejemplo, las anchoas o las sardinas, especies en declive en algunos puntos del Mediterráneo, dependen de este fitoplancton.
«Los ríos no son cañerías estériles; deben terminar en el mar», alertan los expertos
Efecto cascada
Serrano advierte del riesgo de que se produzca un efecto cascada: «Está en peligro el sustento de muchos peces y
algas». Además, pone sobre la mesa la importancia de una sustancia concreta: el silicio. «Los ríos transportan este elemento que se origina en las rocas y que los sedimentos llevan hacia el mar. Es muy ventajoso para la formación del fitoplancton», plantea Serrano.
EstelaR omero, investigador a del Centro de Investigaciones Ecológicas y Aplicaciones Forestales (CREAF), constata lo mismo que su colega :« Los ríos no son cañerías estériles. Deben terminar en el mar para que el paso del agua y sus sedimentos nutran a los ecosistemas fluviales y submarinos». Las ventajas del agua dulce sobre invertebrados, peces y plantas es imprescindible, según Romero. «El nitrógeno, el fósforo de carbono y un gran abanico de nutrientes son la base de la red trófica marina», añade.
No solo peces como las sardinas o las anchoas se pueden ver afectados, avisa Serrano: «Cierto tipo de hábitats pueden verse muy perjudicados. Algas como la zostera o peces en fase larvaria o juvenil, que se concentran en los estuarios, casi desaparecidos en Ca tal un ya excepto en el Ebro, pueden sufrir problemas, igual que los bivalvos». «Para tener unos ecosistemas terrestres, fluviales y costeros sanos, es imprescindible que los ríos lleguen al mar. Yesto, en muchas ocasiones, no se logra porque extraemos demasiada agua », apunta Romero .« A menudo, con la excusa de que se trata de un río mediterráneo con fases de estiaje, dejamos el caudal maltrecho », añade. Además, cabe tener en cuenta la contaminación de las aguas .« Cuando en el cauce de un río hay demasiada presencia de nitrato su otros contaminantes, si hay poca di lución, también pueden contaminar las aguas marinas», sugiere Serrano.
Sedimentos salvadores
No solo están en riesgo especies mediterráneas importantes a causa de las sequías y el mal estado de los ríos. La falta de sedimentos, ya agravada por la presencia de los embalses, se intensifica cuando los ríos fluyen con caudales irrisorios. ¿Pero qué funciones tienen los sedimentos? Igual que la presencia del agua dulce en el mar, sus servicios ecológicos son múltiples.
«La llegada de arena a la desembocadura custodia la línea de costa y las playas. Esto ayuda a que el litoral sea más resili en te ante el impacto de fuertes temporales», considera Serrano. También destaca el gasto de algunos ayuntamientos para restaurar sus playas después de estos episodios: «Si los ríos, rieras y arroyos trasladaran sedimentos hasta la costa, estas inversiones tan efímeras no serían necesarias. Esto se mezcla con la subida del nivel del mar y provoca que no podamos disfrutar de las playas, en buena parte porque no nos hemos preocupado de preservar los ríos».
Más emisiones
De hecho, la sequía y el bajo caudal de los ríos no solo causan estragos en los acuíferos y los bosques de ribera sino en toda la línea de la costa. «Tenemos ríos que no están conectados con el mar y esto también causa más emisiones de gases de efecto invernadero, puesto que la retención de carbono se trunca de repente», sostiene Romero. «Nos hemos acostumbrado a que algunos ríos como el Francolí, el Tordera u otras rieras más pequeñas como la de Llançà solo bajen hasta el mar cuando llueve con fuerza. Y esto jamás había sido así», zanja Serrano.
El descenso de los sedimentos en las desembocaduras hacen que el litoral sea más vulnerable
La presencia de agua dulce tiene un papel fundamental