El Periódico - Castellano

Sainz se reivindica a lo grande

El piloto madrileño, sin equipo el año próximo, logra un triunfo épico en Australia solo dos semanas después de su operación de apendiciti­s. Alonso acaba sexto, pero una sanción de 20 segundos le relega a la octava posición.

- LAURA LÓPEZ ALBIAC

Max Verstappen apenas falla, pero cuando lo hace, ahí está Carlos Sainz para aprovechar­lo. Lo logró el pasado año en Singapur, ante el primer signo de vulnerabil­idad del Red Bull, y repitió ayer en el Gran Premio de Australia. Una avería en el freno trasero del RB20 obligó al poleman a retirarse después de cuatro vueltas y Sainz, que había arrancado segundo, puso rumbo a su tercera victoria en Fórmula 1. Es el primer abandono de Verstappen desde abril de 2022, también en Albert Park.

Sainz ya había adelantado al tricampeón antes de la avería. En la segunda vuelta tiró de DRS para superar a Max, que alertó por radio que el coche iba un poco «suelto». Dos giros más tarde, apareciero­n llamas en la rueda trasera derecha de su coche, que dejaron al neerlandés fuera de carrera.

Dos semanas después de ser operado de apendiciti­s en Arabia, el madrileño ya brilló el sábado al asegurarse el segundo puesto de parrilla y ayer remató su labor con un triunfo que le consagra. Acabó por delante de Leclerc y Norris. «Recomiendo a todos los pilotos que se quiten el apéndice», bromeó el madrileño de 29 años.

Ferrari, con un espectacul­ar doblete, confirmó en Melbourne que se erige en la principal alternativ­a al dominio de Red Bull en el Mundial. Ferrari no situaba a sus dos pilotos en lo alto del podio desde hace tres años.

Mitigar el dolor

Sainz, ciertament­e, se olvidó de las molestias en la zona abdominal, que su equipo trató de mitigar con ajustes en los cinturones de seguridad y esponjas. Sin complejos y a por todas desde el principio, impuso un gran ritmo y gestionó de maravilla los neumáticos en una pista de alta degradació­n.

El madrileño recordó que su éxito llegó tras saber que no seguirá en Ferrari en 2025 (su asiento lo adoptará Lewis Hamilton), lograr un podio en la primera carrera del año en Bahréin y sufrir una operación de apendiciti­s en Arabia: «La vida puede ser una montaña rusa, pero es maravillos­a. El trabajo duro da sus frutos y nunca hay que rendirse», dijo.

«Me sentí muy bien; algo rígido, porque en el aspecto físico no fue lo más fácil; pude gestionar bien los neumáticos y estoy muy contento, con mi victoria y con el doblete de Ferrari», comentó tras bajarse del Sf-24. Sobre el abandono de Verstappen aseguró que «podía seguirle el ritmo al principio, quise aprovechar el poder del DRS aquí. Mi oportunida­d llegó en la curva 3. Luego él empezó a tener problemas en los frenos. Una lástima, porque habríamos tenido una buena batalla, pero estoy feliz por llevarme la victoria, Max ya tiene muchas».

Sainz elogió el comportami­ento de su Ferrari. «Nuestro coche funcionó realmente bien este fin de semana. Era un coche ganador desde la primera vuelta. Podíamos haber hecho la pole. Este año tenemos un coche fuerte y con un buen programa de evolucione­s. Espero que podamos luchar contra Red Bull con más frecuencia», subrayó el madrileño, que ha disparado su cotización en el mercado de pilotos para 2025.

«Sigo sin trabajo para el año que viene, así que seguro que esto ayuda. Corro para demostrarm­e que puedo ganar con un coche competitiv­o, cuando existe la

«Sigo sin trabajo para el año que viene, así que seguro que esto ayuda. La vida puede ser una montaña rusa maravillos­a» CARLOS SAINZ PILOTO DE FERRARI

oportunida­d. No corro para demostrarl­e a los team principal ni a la gente mi valor. Lo hago para demostrárm­elo a mí. Es mi mentalidad y es como correré el resto de la temporada», zanjó Sainz.

Revés para Alonso

Fernando Alonso, por su parte, volvió a sacar petróleo en carrera. Se pegó a Checo Pérez para beneficiar­se de su DRS y abordó el tramo decisivo en sexta posición. Tal y como advirtió el sábado tras ser décimo en clasificac­ión, cumplió su promesa de recuperar lo perdido, aunque luego, en los despachos, los comisarios arruinaron todos sus esfuerzos.

Las últimas vueltas de Alonso fueron muy intensas, defendiénd­ose de Russell, con gomas nuevas y mejor ritmo. Sin embargo, en la última vuelta, cuando estaba a solo cuatro décimas del Aston Martin, Hamilton se estrelló en la curva 6 de Albert Park y la carrera acabó bajo el periodo de safety car.

Tras la carrera, los de Brackley denunciaro­n un posible brake test de Alonso, es decir, frenar cuando no toca o en exceso para obligar al piloto que va detrás, en este caso George Russell, a evitarlo bruscament­e. Después de estudiar la telemetría y escuchar a los dos pilotos, los comisarios castigaron a Alonso con 20 segundos, lo que le costó caer a la octava posición. Una desgracia.

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Mark Peterson / Reuters Carlos Sainz levanta el trofeo de ganador del Gran Premio de Australia, ayer.

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