El Consejo de Seguridad de la ONU pide por primera vez un alto el fuego en Gaza
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Lo que durante más de cinco meses y hace solo tres días parecía imposible logró ayer y un rayo de esperanza se abrió para Gaza, aunque Israel tardó poco en restarle brillo. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó una resolución que «demanda un alto el fuego inmediato para el mes de Ramadán», la primera vez que el órgano, frecuentemente paralizado por la política de bloques, pide un cese de hostilidades en el actual conflicto, abierto tras los ataques de Hamás del 7 de octubre, a los que Israel ha respondido con una agresiva respuesta militar que ha desatado una tragedia humana y humanitaria.
La resolución había sido preparada por Argelia y presentada con el respaldo de los otros nueve miembros no permanentes del Consejo: Ecuador, Guyana, Japón, Malta, Mozambique, Corea del sur, Sierra Leona, Eslovenia y Suiza. Fue aprobada con 14 votos a favor y ninguno en contra. Y Estados Unidos, que el viernes vio como el veto de Rusia y China frenaba una resolución propia que había sido cuestionada por un lenguaje ambiguo, que no exigía directamente un alto el fuego sino que lo declaraba «imperativo», no usó ese poder que tiene como uno de los cinco miembros permanentes y se abstuvo.
«Liberación de los rehenes»
El texto urge a que ese alto el fuego inmediato pero temporal sea «respetado por todas las partes» y «que lleve a un alto el fuego sostenible duradero». Asimismo, la resolución demanda la «liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes» y «enfatiza la necesidad urgente de expandir el flujo de asistencia humanitaria y reforzar la protección de civiles» y «reitera la demanda de levantar todas las barreras a la provisión de ayuda humanitaria».
Tras la aprobación, la sala estalló en un aplauso. Pero poco después empezaron a llegar las señales que hacen dudar de la efectividad de la medida. Israel en el pasado ha ignorado resoluciones de la ONU y actualmente, por ejemplo, está en violación de una de 2016 que exigía que dejara de expandir asentamientos en Cisjordania. Tampoco se puede garantizar su cumplimiento por parte de Hamás.
Linda Thomas-Greenfield, la embajadora de Washington ante la ONU, desataba la confusión en su discurso tras abstenerse en la votación al asegurar que la resolución «no es vinculante». La idea de su argumento es que la resolución aprobada no se realizó bajo el Capítulo VII, el único que autoriza el uso de la fuerza para asegurar el cumplimiento.
No es esa la interpretación que en el pasado ha hecho la Corte Internacional de Justicia, el principal órgano judicial de la ONU, que en 1971 aseguró que todas las resoluciones que salen del Consejo de Seguridad son «legalmente vinculantes». No es tampoco la que mantienen algunos de los miembros del Consejo y los representantes de Mozambique, Sierra Leona y Jordania, los tres con experiencia legal, recordaron lo mismo.
La interpretación de Washington desató también la crítica indignada del representante de Palestina ante la ONU, Riyad Mansour,
Poco después de la aprobación llegaron las señales que hacen dudar de la efectividad de la medida
que celebraba la aprobación del texto como «un día histórico», se emocionó hasta casi las lágrimas durante su discurso ante el Consejo tras la aprobación y señaló además al imperativo «moral» de aplicar el texto.
Enfado de Israel con EEUU
La aprobación de la resolución, y la abstención de EEUU que la permitió, indignó a Israel y expuso las tensiones crecientes entre Tel Aviv y Washington. Como respuesta a la posición estadounidense, el primer ministro Binyamín Netanyahu suspendió la salida de la delegación que viajaba a EEUU siguiendo una invitación del presidente Joe Biden para mantener conversaciones bilaterales sobre la operación militar prevista en Rafah.
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