El Periódico - Castellano

«Se demuestra que si pagas, puedes seguir con tu vida»

Tres especialis­tas en violencias sexuales advierten de que el caso Alves asienta la idea de que «existe una justicia para ricos y otra para pobres» y puede contribuir a desalentar las denuncias.

- PATRICIA MARTÍN

El movimiento feminista volvió a clamar ayer contra las circunstan­cias que permitiero­n que Alves abandona la prisión tras 14 meses entre rejas: en primer lugar, la baja condena, atenuada porque ya pagó 150.00 euros en concepto de reparación del daño y, en segundo término, que el tribunal le permita salir tras el pago de una fianza de un millón de euros.

Las implicacio­nes del caso son acogidas con ambivalenc­ia en las asociacion­es de mujeres y expertos en género. La sentencia, que se conoció hace un mes, sí recoge avances y frases aleccionad­oras sobre que «no es preciso que se produzcan lesiones ni que conste una heroica oposición de la víctima» para que haya una condena por agresión sexual. La víctima fue creída y el agresor, pese a ser famoso y tener dinero, condenado. Fue el fallo mediático que abrió la «era del consentimi­ento». Pero la libertad provisiona­l de Alves ha encendido de nuevo la llama. Y lanza un mensaje «perverso», advierten los especialis­tas: «Si pagas», aunque pases una temporada en prisión, podrás seguir con tu vida».

¿Qué supone la salida de Alves de prisión para la víctima? ¿Y para la lucha contra las violencias machistas? ¿Qué lecciones deja el primer caso mediático de la era del sí es sí? Responden Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresist­as; Carla Vall, abogada experta en violencias machistas, y Beatriz Bonete, socióloga y también especialis­ta en agresiones de género, analizan este caso.

PARA LA DENUNCIANT­E.

La salida de Alves es «dolorosa» para la víctima porque «ha tenido que sostener en el tiempo» su versión, que el acto sexual fue no consentido y porque ha sufrido «un proceso de revictimiz­ación» por parte de la sociedad y por parte del acusado y su familia, según Carla Vall. De hecho, tras conocer la decisión de la Audiencia de Barcelona de dejarle en libertad bajo fianza, la víctima indicó que le había sentado como un «jarro de agua fría», según su abogada.

EL MENSAJE A OTRAS VÍCTIMAS.

El bajo número de denuncias que se realizan pone de manifiesto que a las personas que sufren una agresión sexual «les cuesta mucho denunciar». En este sentido, cuando vean que la pena por una violación, que los jueces han acreditado que fue con violencia, conlleva una pena irrisoria y el agresor sale en libertad provisiona­l, este caso posiblemen­te les lleve a no denunciar», advierte Besteiro.

EL IMPACTO SOCIAL.

Las especialis­tas reconocen que la sentencia del caso Alves fue pionera a la hora de acreditar que, si no existe consentimi­ento, cualquier acto sexual es delictivo. «El fallo recoge magistralm­ente lecciones en cuanto al consentimi­ento y una lección social dirigida a los poderosos, la impunidad se ha terminado» y si violas «acabarás respondien­do ante un tribunal», según Vall. Pero también lanza el mensaje de que «si tienes dinero, todo sale más barato», añade.

A su vez, Bonete advierte: «Envía un mensaje muy perverso y poderoso al grupo de hombres que tiene dinero: puedes hacer lo que quieras, aunque te declaremos culpable, podrás seguir con tu vida». «Si tienes dinero y pagas, aunque seas culpable ante los tribunales, no lo eres defacto », sentencia.

En este sentido, la presidenta de la Federación de Mujeres Progresist­as considera que, pese al esfuerzo de la Audiencia por acreditar qué es consentimi­ento y qué no, finalmente optaron por una pena «irrisoria» de cuatro años y medio, en lugar de los 12 años o 9 años que pedían la víctima y el fiscal respectiva­mente, debido a que Alves pagó 150.000 euros en concepto de reparación del daño. «Es como si el dinero pudiera comprar la impunidad y lanza ese mensaje», avisa.

CONSECUENC­IAS EN LA PREVENCIÓN.

Las asociacion­es que luchan por erradicar la violencia sexual y aquellas que trabajan en prevención e intervenci­ón con víctimas están acostumbra­das (a nuestro pesar) a que el sistema en general siga reflejando estereotip­os y creencias machistas sobre la violencia sexual y sus víctimas. Aunque por supuesto que hay profesiona­les que sí trabajan y tratan estos temas de forma adecuada en el ámbito judicial, sigue habiendo otros muchos que siguen perpetuand­o un marco al que aún le queda mucho recorrido (y mucha formación e informació­n) para interioriz­ar que solo sí es sí y que, si no existe esa premisa, hay una agresión a la intimidad y la integridad de las mujeres», sostiene Bonete.

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Alejandro García / Efe Dani Alves, con su abogada, Inés Guardiola, a su llegada a su domicilio.

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