Una enfermedad que afecta cada vez a más menores
Entre el 3% y el 10% de niños y adolescentes de Catalunya y España sufren hígado graso por la obesidad y la falta de ejercicio.
El hígado graso afecta cada vez más a los niños debido al incremento de la obesidad infantil. «Hay más casos de obesidad y diabetes debido a una dieta inadecuada y a la falta de ejercicio, y por eso aumentan los casos de hígado graso. Me preocupa, sobre todo, en niños y adolescentes», advierte Germán Soriano, jefe clínico de Hospitalización del Servicio de Patología Digestiva del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona). De hecho, entre el 3% y el 10% de los niños y adolescentes de Catalunya y España sufren hígado graso.
Según algunos estudios, la población pediátrica con obesidad tiene un 38% de probabilidades de desarrollar esta afección. Asimismo, esta patología también puede tener factores genéticos y heredarse de los padres.
Si esta enfermedad se mantiene tiempo puede producir inflamación y fibrosis (una cicatrización) en el hígado. Además, la fibrosis en niños puede dañar la capacidad del hígado de controlar las infecciones, eliminar las bacterias, procesar los nutrientes y generar un fallo hepático, que en los casos más extremos requiere de un trasplante hepático.
Entre los adultos, existen dos tipos de hígado graso. El primero está causado por el alcohol. El segundo, el hígado graso metabólico, está relacionado con patologías como la obesidad, la diabetes, la hipertensión o el exceso de colesterol. Es más frecuente, según el doctor Soriano, el hígado graso metabólico.
Aun así, Soriano alerta de los peligros del alcohol. «El hígado graso por alcohol afecta a menos gente, a un 2% de la población; sin embargo, causa afecciones más graves. La mayoría de pacientes que ingresan por enfermedades hepáticas avanzadas es por alcohol», cuenta este digestólogo. El alcohol es, de hecho, la causa «más frecuente» de enfermedad hepática grave en Occidente. «Muchos pacientes acaban sufriendo cirrosis o incluso cáncer de hígado, enfermedades que están aumentando».
Motivar a los pacientes
Por contra, el hígado graso metabólico está relacionado con la diabetes, la obesidad, el sobrepeso (que no siempre va unido a la obesidad), la hipertensión o el exceso de colesterol en sangre. «Todos estos factores están relacionados con los hábitos de vida actuales y poco saludables, como el sedentarismo o la falta de ejercicio», cuenta. Aunque ve con buenos ojos la aprobación del nuevo fármaco, el especialista cree que lo más importante es, precisamente, «cambiar los hábitos de vida» de las personas e incidir en el deporte y en la dieta saludable. «Los pacientes con hígado graso metabólico que hacen dieta y ejercicio regular y pierden entre el 5% y el 10% de su peso ven cómo su hígado mejora mucho, incluso si sufren fibrosis», asegura Soriano.
De ahí que vea fundamental orientar la estrategia hacia estas medidas, así como que los hospitales desarrollen programas para «motivar» a los pacientes a hacer dieta y ejercicio. «En Sant Pau tenemos un programa en colaboración con otros servicios, como endocrinología, que hace una supervisión muy estrecha de estos pacientes para que cambien la dieta y hagan ejercicio. Y vemos cómo mejoran mucho», destaca Soriano, que advierte de que el hígado graso (ya esté causado o no por el alcohol) no da síntomas. «Las enfermedades hepáticas en general no acostumbran a emitir señales hasta que están muy avanzadas».
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