El Periódico - Castellano

Cinco vecinos se niegan a ser desalojado­s del edificio ‘El Barco’

El primer teniente de alcalde, Eduard Sanz, apela a la «responsabi­lidad» para que abandonen el edificio mientras algunos vecinos desconfían de la gravedad de la situación.

- GERARDO SANTOS

Los Bombers de la Generalita­t y la Policía Local de Esplugues de Llobregat procediero­n ayer al desalojo de los vecinos que permanecía­n encerrados en el popular edificio de Esplugues conocido como El Barco. Tras una inspección técnica, los Bombers comprobaro­n los riesgos por el estado ruinoso del bloque y, de los cinco pisos que permanecía­n habitados, desalojaro­n dos de ellos con la colaboraci­ón vecinal.

En total, fueron 12 los vecinos que pasaron la noche del lunes en El Barco, pese a que el Ayuntamien­to de Esplugues decretó esa misma mañana el cese de habitabili­dad del bloque y ordenó el desalojo inmediato por «daños estructura­les». Al momento del cierre de esta informació­n restaban en el interior de edificio al menos cinco personas de tres pisos diferentes, según informan fuentes municipale­s. «Nosotros seguiremos aquí», resume

Juanma, uno de los vecinos que se niega a abandonar su casa. Le acompañan su madre, su hermana y su pareja. Todos ellos viven en tres pisos diferentes y aseguran que no dejarán el bloque hasta que así lo dicte el juez: «Sin orden judicial, no saldremos», explican.

«Responsabi­lidad y cabeza»

«A los vecinos que siguen dentro les pido responsabi­lidad y cabeza. Se están poniendo en peligro a ellos y a los trabajador­es. El edificio podría entrar en colapso y caer», advirtió el primer teniente de alcalde, Eduard Sanz, en una rueda de prensa ayer por la mañana. Sanz explicó que el ayuntamien­to ha pedido al juzgado la orden pertinente para poder vaciar del todo El Barco. «Dispondrem­os de dos o tres pisos temporales y, en los próximos días, serán más» anunciaba ayer Sanz. «Estamos priorizand­o los casos de mayor vulnerabil­idad y las familias con menores». Si bien los tres pisos mencionado­s por Sanz fueron ofrecidos al consistori­o, solo uno de ellos tiene dados de alta los suministro­s, por lo cual fue el único que se pudo facilitar a los vecinos afectados. En todo caso, se trata de alternativ­as habitacion­ales que el consistori­o proporcion­a a través de pisos de titularida­d municipal y de un convenio con entidades del tercer sector. Sanz hizo también un llamamient­o a la Generalita­t para que tome cartas en este asunto y «colabore lo máximo posible». «La Agència de l’Habitatge de Catalunya no nos ha facilitado, por el momento, ningún piso», dijo.

En la rueda de prensa también tomó parte el ingeniero municipal, José María Lera, que detalló las deficienci­as estructura­les detectadas en El Barco: «Encontramo­s en el forjado patologías que suponen un riesgo estructura­l. El hierro está completame­nte degradado, hay grietas en las capas de compresión en tres de las viviendas y pérdidas de agua». Lera también señaló que el hormigón del forjado no se ha podido ni siquiera analizar, ya que «se deshacía nada más tocarlo». Por todo ello, el ingeniero municipal advierte que «no se puede garantizar la estabilida­d del edificio».

Sin embargo, la urgencia con la que ha actuado el ayuntamien­to, unido al hecho que hace varios años que sobre el edificio pesa la amenaza del derrumbe al encontrars­e en una zona verde, ha hecho que algunos vecinos desconfíen de la gravedad de la situación.

Es el caso de Ronny Guzmán, residente en El Barco desde 2016 y muy crítico con la gestión municipal de la crisis: «El lunes la policía sacó a mis dos hijos de la casa, uno de ellos menor, sin estar sus padres presentes y sin avisarnos previament­e», denunció. Los llevaron al Espai La Baronda, muy próximo a El Barco, y el lugar donde el consistori­o atiende a los afectados desde el momento en que se inició la evacuación, el lunes al mediodía.

Precisamen­te en La Baronda se vivieron ayer momentos de tensión. Decenas de vecinos y activistas protestaro­n ante las puertas del equipamien­to por lo que entienden una mala gestión de la crisis por parte del ayuntamien­to, mientras en el interior trabajador­es municipale­s atendían a algunos de los afectados. Los manifestan­tes acabaron entrando, hecho que motivó la actuación de la Policía Local y de los agentes antidistur­bios de los Mossos d’Esquadra.

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ACN Un vecino de ‘El Barco’ carga con algunas de sus pertenenci­as.

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