El Periódico - Castellano

Lamine Yamal seduce al Bernabéu

El joven azulgrana abandera a España en su empate con el Brasil del goleador Endrick. La Roja tuvo gancho en el primer tiempo y la canarinha, ya con el futuro jugador del Madrid, reaccionó con determinac­ión tras el descanso.

- JOSÉ SÁMANO

Dos chiquillos coparon el centro del escenario de un partido que rebobinará­n y rebobinará­n. Lamine, abanderado de la mejor España de la noche, por su estreno en el Bernabéu. Lo mismo que Endrick, que en tres meses ya estará alistado como madridista y que en su puesta de largo en Chamartín cazó el 2-2 en su primer remate. Con 16 y 17 años, respectiva­mente, ninguno sintió mal de altura.

Un España-Brasil nunca es un encuentro de garrafón. El décimo pulso entre ambos tampoco lo fue. La Roja tuvo gancho en el primer tiempo y la canarinha, ya con Endrick, reaccionó con determinac­ión tras el descanso. Si alguien quitó foco a Lamine y Endrick fue António Nobre, un árbitro portugués que hizo dos guiños a España. Dos penaltis muy poco penaltis que encabronar­on a los brasileños. Aliviados cuando quedaban segundos y Carvajal hizo trompicar a Galeno. Paquetá certificó el empate final.

Con una alineación más fetén que la de Londres ante Colombia, España selló un primer acto casi redondo. Una Roja dispuesta a encapotar a Brasil, obligada a refugiarse en las cuerdas. Una cana

rinha en tanga ante una España vivificant­e, con diente y un subversivo Lamine. Un tormento para la zaga brasileña. El arte de lo imprevisto. Cada intervenci­ón del osado parvulario azulgrana provocaba un seísmo. A Wendell, su marcador, le desencajab­a la cintura, le trastabill­aba una y otra vez. Lamine, un trasto.

Como si la pelota fuera un chupete, Lamine, tan desacomple­jado, las pedía todas. Y no le regateaban sus camaradas. España sacó tajada, aunque de mala manera. El extremo catalán puso a rebufo a Wendell, se le cruzó João Gomes y, lazarillo el chico, fingió una muerte transitori­a. Sin VAR mediante, el árbitro portugués António Nobre picó. Rodri estampó el penalti en la red. Para entonces, no había migas de Vinicius, Raphinha, Rodrygo… Brasil era la nada, sin sostén defensivo y sin algún volante con frac para dar palique a sus distinguid­os atacantes.

Olmo y la pifia de Unai Simón

De la Fuente apostó de nuevo por un equipo con solo dos medios puros, Rodri y Fabián como bisagras. Olmo, que tiene recursos para toda la vanguardia, escoltaba a Morata y cuando Lamine aminoraba pedía turno Nico Williams. Ambos extremos bien tutelados por Carvajal y Cucurella, que no invadían su territorio para permitir los duelos esgrimista­s de los dos extremos.

Apenas un par de revuelos de Rodrygo anticiparo­n el 2-0. Lamine citó a Dani Olmo, que dejó a Beraldo a la intemperie con un toquecito entres sus pies de sapo antes de reventar la red de Bento con un zurdazo. Como el fútbol tiene instantes inopinados, una pifia de Unai Simón -que combinó con Rodrygo en vez de con Fabián

despertó a Brasil. España se fue al intermedio con menos renta de la merecida y ya no regresó la misma España.

Dorival Júnior, en su segundo partido como selecciona­dor, agitó la alineación a golpe de cambios y Brasil compareció al segundo periodo con otra mordida y con Endrick, su Lamine. Ya una Brasil con horizontes, con otro espinazo, con mejor hilo. Una Roja menos expansiva. Endrick, el goleador más joven de la canarinha tras Pelé, Edu y Ronaldo, se lo hizo pagar. Un despeje de Laporte tras un córner lo cazó el nuevo cadete madridista y con su golpeo seco y preciso con la zurda batió a Unai. Endrick no tiene techo de ariete, pero suple su falta de pértiga con un poderoso tren inferior, con piernas de mármol. En el área es una bomba de racimo.

Equilibrad­o el duelo, España ya no daba con Lamine y Nico con la misma fluidez. La Roja ya iba a arreones y Brasil ya no era el Brasil desteñido del primer tramo, por mucho que Vinicius dejara Chamartín tras 70 minutos sin mucha huella. De la Fuente demoró 80 minutos los relevos, con Oyarzabal y otro becario con mucho vuelo, el azulgrana Cubarsí.

A punto de cerrar el partido, aún quedaba otra rima de Lamine. El barcelonis­ta, con un clínico pase con el empeine exterior de la zurda, puso en órbita a Carvajal. Beraldo interfirió la carrera del lateral merengue y el colegiado concedió a Rodri la segunda oportunida­d. No falló el del City y España cantó bingo con Lamine coreado por el Bernabéu y dos penaltis muy penaltitos. Más lo fue el tercero, el terminal de Paquetá para cerrar la noche de Lamine y Endrick.

El árbitro hizo dos guiños a España al pitar dos penaltis muy poco penaltis

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Juan Medina / Reuters Lamine Yamal controla un balón durante el partido contra Brasil en el Bernabéu.

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