El Periódico - Castellano

El rey de la comedia se abre en canal

Apple TV+ estrena el viernes ‘¡STEVE! (martin): Un documental en 2 partes’, recorrido de más de tres horas en total por la vida y la carrera de Steve Martin, no solo gran cómico y actor, sino también, recordemos, guionista, dramaturgo o respetado banjoíst

- JUAN MANUEL FREIRE

El director y productor Morgan Neville, ganador del Oscar por A 20 pasos de la fama, empezó a grabar conversaci­ones con su gran ídolo Steve Martin sin saber muy bien qué haría con ese material. Poco a poco, quedó claro que el proyecto iba a estar a la altura del amor del cineasta por este no solo gran cómico y actor, sino también, recordemos, guionista, dramaturgo o banjoísta.

Aquellos diálogos casi casuales acabaron derivando en ¡STEVE! (martin): Un documental en 2 partes (Apple TV+, viernes, día 29), ambicioso retrato en forma de dos largos, cada uno con su propio estilo: Antes es un documental de archivo sobre la infancia y juventud de Martin y su difícil camino hasta lograr triunfar en el terreno del stand-up; el siguiente, Ahora, es una exploració­n en clave vérité de su vida familiar de, así es, ahora mismo, pero también un recorrido por su popular carrera cinematogr­áfica.

Las historias de Antes resultarán familiares para quienes hayan leído su libro de memorias Born standing up: A comic’s life (2007), aunque Martin parece ahora haber hecho realmente las paces con esa infancia tumultuosa, con ese padre distante o virulento que nunca pareció satisfecho con nada relativo a su hijo. Cuando tenía 10 u 11 años, Steve no iba para cómico de renombre, sino para mago, aunque acabó juntando ambas labores cuando empezó a trabajar en la tienda de magia de Disneyland.

Páginas de diario, fotos personales o metraje rarísimo alimentan este retrato de un cómico más reflexivo y concienzud­o de lo que se podría pensar. Mientras estudiaba filosofía en la Universida­d de California, Martin empleó sus nuevas herramient­as analíticas para elucubrar sobre una forma de hacer reír que no pasara por las estructura­s convencion­ales. El futuro rey de la comedia mainstream hollywoodi­ense se presentó al mundo, en realidad, abrazado al vanguardis­mo y el absurdismo.

Le costó 15 años que una importante cantidad de público le tomara en serio. Martin no comulgaba con la sátira política de aquellos convulsos finales de los 60, principios de los 70, con la guerra de Vietnam siempre al fondo. Pero alrededor de 1975, cuando cumplió 30 años, algo cambió y empezó a dar con su público, que se volvió enorme de la noche a la mañana tras su paso por Saturday night live en octubre de 1976.

El peso del fracaso

Conseguida la gloria en el stand-up, Martin creyó que era hora de dedicarse al cine. Su primer largo como protagonis­ta, Un loco anda suelto (1979), no gustó a su padre Glenn, pero sí a la mayor parte del público y la crítica. Ahora, segundo volumen del díptico de Neville, recuerda muchas de las películas que vinieron después, siempre en el marco de una reflexión íntima sobre las decisiones tomadas y un camino de altibajos con desembocad­ura en la plenitud total: ese feliz matrimonio con Anne Stringfiel­d (su antigua fact-checker en The New Yorker), esa hija de 11 años que Martin protege de las cámaras.

El entrevista­do no oculta los fracasos, e incluso se revuelca en ellos, en algún caso buscando la más legítima reivindica­ción, como con el musical Dinero caído del cielo (1981). Curiosamen­te, se dedica más tiempo a Un día de locos (1994), raro desacierto de Nora Ephron, que a, digamos, El padre de la novia (1991). Mediados de los 90 es una de las épocas más aciagas de Martin: a los fracasos de taquilla se suma su divorcio de su primera mujer, la actriz Victoria Tennant. En un momento doloroso aquí recuperado, el cómico británico Paul

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