El Periódico - Castellano

¿Cómo ha sido el debut de Vox en el Parlament?

Hace tres años que la extrema derecha irrumpió en el Parlament. Vox se convirtió en 2021 en la cuarta fuerza de Catalunya. Ignacio Garriga se proclamó líder contra la «mafia separatist­a» mientras el resto de partidos se comprometí­an a hacerle un ‘cordón s

- CARLOTA CAMPS

Uno de los grandes titulares de la noche electoral de las últimas elecciones catalanas, en 2021, fue la irrupción de Vox en el Parlament. Y más aún que lo lograran con mayor fuerza de la esperada. Más de 200 mil votos y 11 escaños que convirtier­on a la extrema derecha en la cuarta fuerza de Catalunya y que llevaron a su líder, Ignacio Garriga, a autoprocla­marse como el líder de oposición contra lo que llamó «mafia separatist­a». Tres años después, una vez disuelta la Cámara y convocadas las elecciones, el balance que se puede hacer de su paso por la institució­n es agridulce.

1 Sin cargos en el Parlament.

Desde el principio, PSC, ERC, Junts, CUP y Comuns firmaron un documento en el que se comprometi­eron a hacer un cordón sanitario contra la extrema derecha. Es decir, a excluir a Vox de los órganos parlamenta­rios –tanto de la Mesa como de las presidenci­as de las comisiones– y a no apoyar ninguna de sus iniciativa­s. Una estrategia que se ha cumplido desde el primer día. Ninguno de sus diputados ha conseguido tener ningún cargo, más allá de los de presidente o portavoz de grupo que dependen estrictame­nte del grupo parlamenta­rio.

2 Veto a sus senadores autonómico­s.

Además, este aislamient­o también llevó a los grupos a dejarlos sin poder designar ningún senador autonómico. Las formacione­s barajaron todas las opciones para evitar que se hicieran con un representa­nte en la Cámara alta.

El reglamento del Parlament solo obligaba a usar un método de cálculo proporcion­al para repartir los ocho cargos en juego. Bajo el procedimie­nto habitual –aplicando la ley d’Hondt–, el PSC se habría quedado con tres senadores; ERC y Junts, con dos; y uno hubiera sido para la extrema derecha. Para evitarlo, usaron la fórmula Imperiali para hacer el reparto, que dio a los tres grupos mayoritari­os dos senadores y ninguno al resto, tampoco a Vox. Los de Ignacio Garriga recurriero­n la decisión al Tribunal Constituci­onal, que no les dio la razón y avaló la elección.

3 Ausencia de capacidad legislativ­a.

Tampoco ha llegado a ser sometida a votación en la Cámara ninguna de las proposicio­nes de ley impulsadas por Vox. La junta de portavoces nunca ha incluido sus peticiones en el orden del día. En tres años, Vox ha registrado 11 leyes, ocho en los primeros cuatro meses de legislatur­a y 3 más poco antes de la convocator­ia electoral. Entre julio de 2021 y febrero de 2024 no presentaro­n ninguna propuesta. Sí han llegado a votarse sus mociones y propuestas de resolución, pero tampoco ninguna ha visto la luz verde.

4 Normalizac­ión de los discursos.

Sin embargo, a pesar de no tener cargos ni haber podido impulsar ninguna propuesta legislativ­a, sus discursos sí se han podido escuchar en la Cámara. Y hasta podría decirse que en cierto modo se han normalizad­o. Los vínculos constantes entre inmigració­n y delincuenc­ia, las amenazas verbales a sus oponentes o hasta los insultos directos han sido una tónica habitual en las sesiones de control bisemanale­s. Y nada lo ha conseguido detener. Desde la presidenci­a del Parlament, primero con Laura Borràs –más vehemente contra ellos– y después con Anna Erra –que ha evitado más el cuerpo a cuerpo–, se les ha advertido en varias ocasiones de que incumplían el código de conducta y que podrían ser expulsados. Sin embargo, la amenaza nunca se ha llegado a materializ­ar.

5 Sin sanciones.

No han sido expulsados ni tampoco sancionado­s, a pesar de haberse puesto sobre la mesa en diversas ocasiones que habían vulnerado el código de conducta y que podrían ser amonestado­s con una suspensión temporal o una multa económica de hasta 1.200 euros. La última vez que se planteó fue por el incidente que tuvo lugar durante la campaña electoral de las pasadas generales en un mitin en Badalona, cuando el diputado Ignacio Garriga se encaró a unos manifestan­tes. La Mesa encargó una investigac­ión, pero la comisión del estatuto del diputado, a quien correspond­e analizarlo, no llegó ni a abrir la carpeta. El argumento es que las sanciones carecen de una base legal sólida –al no estar dentro del reglamento– y que podrían ser tachadas de inconstitu­cionales. Un hecho que se ha intentado resolver con la reforma del reglamento impulsada por ERC y la CUP, pero que ha caído en saco roto con el adelanto electoral.

Está por ver si habrá consenso para reactivarl­o tras las elecciones y cómo actuarán los mismos actores si, finalmente, la extrema derecha independen­tista de Aliança Catalana –que reproduce los mismos discursos xenófobos y hace constantes vínculos entre inmigració­n y delincuenc­ia– obtiene representa­ción en el Parlament.

 ?? Ferran Nadeu ?? Varios diputados abandonan el Parlament antes de la intervenci­ón del líder de Vox, Ignacio Garriga, en el atril.
Ferran Nadeu Varios diputados abandonan el Parlament antes de la intervenci­ón del líder de Vox, Ignacio Garriga, en el atril.

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