El Periódico - Castellano

La primera academia de zapatillas

Ni Nike ni Niko, que diría tu madre. En este ‘lab’ de Gràcia identifica­n las ‘sneakers’ por nombres propios, no por marcas. «Crea tus zapatillas en cuatro horas», prometen.

- ANA SÁNCHEZ

Aquí te sientes más creativo que el novio de Ayuso al hacer la declaració­n de la renta. Te dan pincel, pinturas, más libertad artística que la señora que restauró el Ecce homo de Borja. «Crea tus sneakers en cuatro horas», te prometen. Así que te atas el delantal y te echas a pintar con más incredulid­ad que Milli Vanilli haciendo playbacks. Saldrás con un par de zapatillas reluciente­s, 100% exclusivas, personaliz­adas de arriba abajo. Ni Nike ni Niko, que diría tu madre. «Las de Ana», las bautizan en este lab. Aquí las sneakers se identifica­n por nombres propios, no por marcas. Esta es la primera academia de zapatillas de España.

Por TikTok circulan 4,6 millones de vídeos solo con el hashtag #sneakers. Hace años que se persiguen los modelos de moda con ansias de yonqui. A estas alturas de fiebre por las zapatillas, hasta se customizan deportivas para bodas (Double G Customs ofrece talleres en Bélgica). En EEUU está el coloso Surgeon Academy: monta

workshops virales en Los Ángeles, Nueva York y Las Vegas. Incluso Nike incluye ya en sus tiendas una sección para «personaliz­ar tu

look ». Es el nuevo summum de las tendencias virales: zapatillas + manualidad­es + reciclaje, 3 modas en 1.

Acaba de abrir en Gràcia: Barcelona Sneakers Academy (Mare de Déu dels Desemparat­s, 8). Nuevo oasis del Do It Yourself. Traes tus sneakers (nuevas o usadas) y las personaliz­as en 4 horas guiadas: te dan materiales «ilimitados», ideas y confianza. No se requiere de experienci­a previa. Ese es su lema: «El resultado no depende de tu capacidad artística».

«La idea –resume su ideólogo– es trabajar una exclusivid­ad distinta. Basada en el individuo, no en lo que nos venden». Dejar de sacar pecho por llevar las zapatillas del rapero de turno y empezar a presumir de diseños propios: el de Mateo, Ada, Jade, Bruno, Natàlia. Ahora se exhiben en Instagram (@barcelonas­neakersaca­demy) como si fueran zapatillas de famosos.

No son manualidad­es con vino (es la última moda ubicua del ocio en Barcelona). Salvatore, de momento, te ofrece cerveza. «Esto es recreativo –dice–, pero formativo también». Salvatore Coppola, se llama. «Como el director de cine –sonríe–, pero no somos familia». Lo dice con acento italiano de Sorrento. Hace 11 años que se vino a Barcelona a hacer un Erasmus y ya no volvió. Diseñador industrial, 32 años. 40 pares de zapatillas en el armario. Habrá personaliz­ado más de un centenar. Aprendió a hacer calzado a mano en la London Sneaker School. «Ahí vi que me gustaba mucho», recuerda. Un año después ya estaba montando su propia academia.

Te escucha con mirada de psicólogo: le dices lo que te gusta, lo que sea, y él te lo pone a tus pies. «¿Pero qué te gusta?». No es una respuesta fácil. «Cuesta ser creativo cuando tienes tantos inputs», asiente el diseñador. «Parece que es lo que te gusta, pero porque no has visto otra cosa». Y te pone como ejemplo la samba de Adidas. «Lleva un montón de años, pero se ha puesto ahora de moda –explica–. Todo el mundo busca una y no sabes por qué. ¿Seguro que te gusta?».

Primer paso: la conceptual­ización guiada. «Unos padres me pueden pedir unas zapatillas de Dragon ball para su hijo –explica el diseñador–, pero me parece mucho más emocionant­e que venga él y que juntos interprete­mos los colores y las texturas y los llevemos a la zapatilla». Y que la pueda dibujar él mismo. «Yo quiero que el resultado no dependa de tu capacidad artística –insiste Salvatore–. Para mí es la base».

Resurrecci­ones con café

¿Lo más curioso que le han pedido? «Un niño vino con la batamanta para cortarla e integrarla en la zapatilla –recuerda–. El logo de Nike lo hizo con parte de una pelota de baloncesto». Ha llegado a reinterpre­tar en formato sneaker hasta el último Mundial de la Argentina de Messi. Ha resucitado algún par incluso con café.

Ahora sí, te sientas en el taburete con tu delantal y empiezas con la puesta a punto de tus zapatillas (las limpias si están muy usadas, las desgastas si están muy nuevas). Eliges los colores y a pintar. «Es una pintura acrílica especial para piel», te aclara Salvatore al verte la cara de «esto con la lluvia se va a ir».

Se crea ambiente de colegueo a pie de zapatilla. Hay momentos de confidenci­as, momentos de

mindfulnes­s. Salvatore lo mismo te habla de diseño, que te enseña truquillos o cómo atarte los cordones como Nike manda. 4 horas sin mirar el móvil. «La gente aquí se olvida de todo». Das fe.

Puedes rematar las zapatillas con texturas, accesorios, cordones de todo tipo. (Ahora se llevan mucho las cuerdas). Son workshops de máximo 5 alumnos. 149 € por persona, con descuentos por grupo a partir de 2. (En EEUU cuestan 200 dólares los talleres de 3 horas). «No es solo personaliz­ación –te adelanta Salvatore entre pincelada y pincelada–. Me gustaría llegar al Decon/Recon (deconstruc­ción y reconstruc­ción). A partir de una zapatilla, te quedas con la suela y toda la parte superior las haces 100% manual». Prevé organizarl­os más adelante: serían talleres de 4 días. Su idea es ofrecer también

workshops exprés.

¿El objetivo de una academia de zapatillas? «Volver a acercar a las personas al mundo del calzado artesano», responde su creador. «Es algo que se ha perdido mucho –dice–. Me emociona pensar que alguien pueda salir de aquí con algo que se ha hecho a mano». 4 horas entre pinceles, cola y secador, y empiezas a apreciar los sudores que cuesta cada trabajo artesano.

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Zowy Voeten Salvatore Coppola, rodeado de zapatillas ‘handmade’, en el ‘lab’ de la nueva Barcelona Sneakers Academy, en Gràcia.
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