El Periódico - Castellano

«Cuando era niño decían: ‘Al reguetón le queda un año’. Y han pasado más de 30»

- IGNASI FORTUNY

«Estar en los focos de la noche a la mañana es tóxico y difícil para la salud mental» «En la música me ha sucedido que yo he sido más amigo de los demás que los demás de mí»

El colombiano, uno de los músicos más trascenden­tes de la última década, sobre todo, a partir de la gran obra del reguetón ‘Vibras’ (2018), vuelve a primera línea después de un tiempo apartado tratando de cuidar su salud mental tras sufrir depresión. Ahora, ya como padre a sus 38 años, José Álvaro Osorio Balvín busca rencontrar­se con la música tras una etapa errática, aunque sus desacierto­s y su ausencia no han lastrado el recuerdo ni su poder de estrella. Actúa el 28 de mayo en el Palau Olímpic de Badalona. — Después de un tiempo alejado de todo, ¿cómo se encuentra?

— Muy bien, excelente. Me tomé un tiempo para aprender a ser padre [tuvo un hijo hace dos años] y para reflexiona­r. Era superneces­ario en mi vida. Hemos hecho mucho por el género, por Colombia, y creo que es el momento nuevamente. De todos modos, no sé si me fui, porque había formas de seguir conectando con el público. Pero, sí, ahora vuelvo a la cancha a jugar. Comienzo una nueva etapa.

— ¿Le costó mucho cambiar de prioridade­s?

— Obviamente, cuando empezaba quería fama, reconocimi­ento, el éxito que viene con el dinero... Fui padre, en un momento que tuve covid, que casi me mata, y eso hizo que lo que antes no me importaba ahora sea una gran prioridad: la salud, mi familia. En la música, no deseo tanto las cosas, no tengo que demostrar al mundo que he logrado cosas grandes. He aportado mucho a la cultura a nivel mundial, a la música en español, a que se hayan abierto puertas, a quitar ese estereotip­o que había. Esa mentalidad de que cuando se hacía un crossover los artistas latinos debían cantar en inglés. Yo siempre me fui contundent­e, diciendo ‘vamos a hacerlo en español’. Aunque eso demorase más el proceso.

— Ha aprendido entonces a priorizar su salud mental, su familia, por delante de su carrera.

— En el momento más difícil de mi carrera, hace dos años, que topé con dos situacione­s incómodas a nivel musical y con errores que cometí, no volví a caer en depresión ni en ansiedad. Coincidió con el nacimiento de mi hijo. Fui muy organizado con la medicación, y con el deporte, que es vital, me ayuda a tener más control. Y meditación, lectura, un buen pódcast, una buena película...

— En verano lanzó un remix en el que estaba Quevedo, que con 20 años, al igual que usted, ha decidido desaparece­r un tiempo.

— En el caso de Quevedo, de Saiko, artistas que admiro muchísimo, no sé si fue tan rápido. Pero si el golpe es de la noche a la mañana para la salud mental es totalmente tóxico y difícil. Pasar de estar en la sombra a estar en los focos, que cualquier movimiento que hagas te puede costar mucho, que te puedan criticar, perder tu intimidad... Entiendo a Quevedo, para la salud mental las cosas no están para nada fáciles. En mi caso, necesité varios años, me fui acostumbra­ndo al sistema. Hoy hay mucho más impacto por las redes sociales. Y las críticas o el amor siempre se van a sentir más.

— Nunca había estado tanto tiempo sin publicar música. ¿Cuándo siente que vuelve la inspiració­n? ¿Y qué ha cambiado?

— Ahora tengo música de sobras, música que hice sin ninguna presión, para disfrutar, como en los viejos tiempos, como cuando empezaba a ser artista, que todo era más orgánico, natural, menos pensando para el negocio. De hecho, no pensaba en el negocio, sino en disfrutar y hacer música. Y eso fue lo que me llevó a tener éxito. En esta etapa de mi carrera estoy aplicando la misma fórmula con la que empecé, hacer música con la que me sienta feliz, cómodo, que sienta que estoy aportando algo nuevo, refrescant­e, pero que se mantenga real y genuino a lo que soy.

— Con lo de aportar algo nuevo, ¿cree que tiene entre manos algo que se parezca a Vibras (2018)?

— Vibras es algo que jamás será repetido, son etapas de la vida. Es un álbum demasiado sofisticad­o dentro del reguetón. Es algo que no va a volver a pasar, la inspiració­n que había en ese momento, las colaboraci­ones, el timming, tener a Rosalía en Brillo cuando Rosalía no era tan conocida, tener a Carla Morrison, que regresara Tainy a las canchas musicales junto a Sky Rompiendo... Es un álbum muy exquisito. La música que hago ahora es una reconexión con mi esencia, de mucho antes de Vibras. Va a ser mucho más digerible para mis fans y las nuevas generacion­es, y después volveré a una fase mucho más experiment­al. Ya volveré con mis locuras, como es el álbum con Ed Sheeran, de 20 canciones, que tenemos ahí guardado por estrategia y los cambios de cada uno. Ese sí que puede ser como Vibras. Uno del Reino Unido, un colombiano, con producción de Fred Again... Un encuentro de dos mundos brutal.

— ¿Siente que, pese a estar un tiempo fuera, conserva el estatus? Los ídolos se queman rápido.

— Sabía que había un riesgo. Soy de los pocos artistas que es una marca. Hemos tocado diferentes ámbitos fuera de la música, en la moda, el arte, hemos hecho un álbum con Murakami [ Colores], y son muchos años de carrera... He estado fuera dos años tras muchos años de éxito y, aunque en la música todo corre muy rápido y obviamente es un riesgo, el nombre de J Balvin tiene mucho peso como para desaparece­r. Fue difícil la decisión, pero tenía que hacerlo por mi paz mental, mi bienestar, y puse en la balanza qué era más importante, si el trabajo o la persona. Y gracias a Dios no va a afectar mi vida económicam­ente porque hemos trabajado mucho para eso. Cuando desaparecí de lo público seguí haciendo

shows por Europa, Australia, Asia... A lo mejor para el mercado latino no estaba, pero sí a nivel global, donde seguí llevando el reguetón a sitios donde normalment­e no llega.

— Hace poco decía en un tuit: «Mi peor defecto: permito que me usen y después tomen distancia». ¿Se ha sentido utilizado en la música, en la industria?

— Lo aprendí estos años. En la vida, no solo a nivel profesiona­l, hay muchas relaciones que no se hacen de corazón. Uno no debería esperar que la gente se comporte así. Haces una cosa desde el cariño y, dentro de la ingenuidad, esperas que se te devuelva ese cariño. Y no sucede. No le hecho la culpa a los demás. Yo lo he permitido. Muchas veces he sido más amigo de ellos que ellos de mí. Las amistades no deberían ser incertidum­bre, sino seguridad.

— ¿El reguetón mantendrá la posición dominante que tiene?

— Absolutame­nte. Cuando escuchaba a Daddy Yankee de niño y ya decían: ‘al reguetón le queda un año’. Y han pasado más de 30. Me hace gracia cuando dicen que es el último año del reguetón. Los números hablan por sí solos. Yo, que durante año y medio no he sacado música, no he salido del top 50 de los más escuchados. Ahí entendí que soy una marca, que el catálogo sigue funcionand­o. Es posible que volvamos a ser el más escuchado a nivel mundial. Es simplement­e seguir jugando en la cancha, calentar y meter goles. Y lograr la copa.

«Puse en la balanza qué era más importante, si el trabajo o la persona»

 ?? César Buitrago ?? J Balvin, en una imagen promociona­l.
César Buitrago J Balvin, en una imagen promociona­l.

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