El Periódico - Castellano

«Sus exámenes eran perfectos»

Maestros, entrenador­es y familiares descubren para EL PERIÓDICO los orígenes de Marc Casadó, el último de los jóvenes de La Masia en debutar en la Liga con el Barça de Xavi Hernández

- ARNAU SEGURA

«Yo le conozco», proclama Sergi al salir de cole, alumno de cuarto de primaria de la Escola Joan Casas, en Sant Antoni de Vilamajor (Vallès Oriental). Sus ojos se iluminan cuando oye que Marc Casadó (2003), jugador del Barça desde infantil, pisó las mismas aulas.

La cara de la penúltima joya de La Masia se reconoce en el pasillo central del colegio, en la orla de la promoción 2014-2015. «Era un niño extremadam­ente inteligent­e. Daba un poco de rabia porque no se esforzaba nada y sacaba unas notas impresiona­ntes. No podías pillarle por ningún lado. Era muy listo, muy estratégic­o, con una capacidad de argumentac­ión muy heavy. Se le daban muy bien las mates», dice una exprofesor­a.

También le recuerdan Lia Fernàndez, su profesora de Educación Física desde primero hasta sexto de Primaria, y Anna Roca, su tutora en quinto y sexto, hoy ya jubilada. «Era un niño espléndido, de verdad. Hace un tiempo tiré todos los materiales y los únicos exámenes que guardé eran los suyos. Porque eran perfectos. Lo hacía tan bien que en lugar de elaborar yo la respuesta para corregir los controles, revisaba el suyo. Ya no hacía falta que yo hiciera una rúbrica. Era brillante. Lo único que me sabría mal de todo esto es que no estudiara una carrera porque tiene un coco privilegia­do», asiente Roca. Ejerció de maestra durante 37 años y medio. Sonríe. Añade, desde el cariño: «Era un poco cabrón, un trueno, un bicho. Tenía un punto de picardía. Era muy vivo».

Fernàndez también ríe, sobre todo al recordar una carrera popular por el pueblo: ganó su hijo, un año mayor, y Marc quedó segundo y Pol, un niño que hacía atletismo, tercero. «Lo primero que hizo Pol al llegar fue gritarle que había hecho trampas porque se había saltado una parte del recorrido». Asegura Roca: «Siempre quería más y a veces tenías que frenar ese más y decir: ‘Hasta aquí’. Cuando acabó sexto de primaria le dije: ‘Tú en la vida harás lo que quieras, pero tienes que controlar esa parte tan espontánea y ese nervio’. Me acordaré toda la vida». Fernàndez habla de «un niño muy despierto, competitiv­o, pero no de los que se enfadan, siempre alegre, contento y feliz».

Hablan, al lado de un mural pintado por la clase de Casadó, de la ilusión que sienten por ver que ha cumplido el que ya era su sueño en Primaria, según repetía: jugar en el Barça. Y subrayan su carácter humilde. Hace unos meses se quedó sin botas y se fue a una tienda.

Flirteo con el balonmano

Empezó a jugar en 2008. Una Semana Santa flirteó con el balonmano, el otro deporte de Sant Antoni de Vilamajor, de 6.000 habitantes, pero al final se sumó a la mitad futbolera: el equipo de fútbol tiene 350 jugadores y el equipo de balonmano, 250. «Lo probó, pero le gustaba más tener la pelota en los pies. Estaba siempre con el balón. Siempre. Todo el día. De muy pequeño ya jugaba con pelotas hechas con papel de periódico y cinta adhesiva. Se las hacíamos nosotros porque si no nos reventaba la casa. Si no eran golpes constantes contra las paredes, los muebles o los radiadores», apunta su madre, Anna.

Pasó dos años en el Vilamajor, de prebenjamí­n: «Eran muy pequeños y casi no sabían jugar. Eran un desastre. En su primer partido oficial un niño se agobió, cogió la pelota con las manos dentro del área y se quedó parado. Penalti. Al empezar la segunda parte todos los padres tuvimos que gritarles que tenían que atacar hacia la otra portería. Fue un cachondeo brutal». Los entrenador­es eran Pol Barrau y Sergi Ruiz, dos adolescent­es de 16 años: los padres del equipo tenían que llevarles a los partidos.

Hoy recuerdan que ya bromeaban diciendo que llegaría al Barça: «Vimos que tenía algo especial el primer día. Marcaba, asistía y siempre estaba bien colocado, con una gran visión del juego. Era nuestro Busi. Era un ejemplo para todos, incluso para nosotros. Nos ayudaba a

«Era un niño extremadam­ente inteligent­e», recuerdan en la Escola Joan Casas «De muy pequeño ya jugaba con pelotas de papel de periódico y cinta adhesiva», dice Anna, su madre

recoger y a organizar el entrenamie­nto». En su segundo año de prebenjamí­n sus técnicos fueron Albert Espinosa y David Sapé. Destacan «una habilidad innata para el fútbol». Con ellos Casadó jugó hasta de portero. Con frecuencia se le ve por el pueblo y por el campo, animando. «Para el club es una pasada ver que un niño que empezó aquí ha llegado a la élite», afirma Iván Monjonell, secretario de la entidad.

Después jugó un año en el Sant Celoni, tres años en el Granollers y uno en la Damm. En la Damm fue capitán nada más llegar. En invierno de 2016 la familia recibió, con una gran sorpresa, la llamada del Barça, el Espanyol y el Valencia. Optó por el Barça, su equipo desde crío. Quizás desde que sus padres le regalaron la primera camiseta con su nombre, con cuatro o cinco años. En La Masia creció junto a Alejandro Balde, Fermín López y Xavi Simons.

Casadó había jugado tres partidos en la Liga de Campeones, pero el debut en LaLiga se había resistido. Se había sentado en el banquillo 24 veces. Y el bautizo llegó en la 25, al fin: en la ilusionant­e victoria contra el Atlético (0-3). Mientras calentaba en la banda, una tarde más, «se le acercó Héctor Fort para que apretara porque no podía más. ‘¿Cómo me va a tocar a mí estando aquí Marcos [Alonso] e Íñigo?’. De repente escuchó su nombre. Pensó que era para volver al banquillo. Pero no. Era para salir a jugar. No se lo podía creer», relata Anna. Irradia felicidad. Por la mañana ha pasado por la papelería: compra siempre todos los periódicos en los que sale su hijo, recorta las noticias y las archiva en una carpeta. «Entre la gasolina y los periódicos me va a arruinar», dice.

El domingo 17 de marzo a las 23:06,nadamásaca­baraquelpa­rtido contraelAt­lético,suhijocogi­óelmóvil y escribió un mensaje por el grupo de la familia: «Uoooooouuu­uuu».

 ?? Anna Mas ?? Arriba, el Benjamín A del C. F. Vilamajor. Abajo, Casadó con el club de su pueblo y en su debut liguero con el Barça.
Anna Mas Arriba, el Benjamín A del C. F. Vilamajor. Abajo, Casadó con el club de su pueblo y en su debut liguero con el Barça.
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