El Periódico - Castellano

Los centros de estética ganan terreno

- GISELA MACEDO

Su presencia se ha incrementa­do un 6,5% en tres años, según el Ayuntamien­to de Barcelona. Crecen los establecim­ientos de estética mientras las peluquería­s tradiciona­les luchan por sobrevivir. La fiebre por la manicura también seguirá en aumento, augura el gremio.

Tratamient­os antienveje­cimiento, reductores, reafirmant­es, manicuras... En los últimos años, los procedimie­ntos estéticos han adquirido una mayor normalizac­ión y están cada vez más demandados, también entre el público joven. A pesar de las restriccio­nes de la pandemia, que en su momento hizo temer por el cierre de muchos negocios, los salones de belleza han salido reforzados. En Barcelona, la presencia de estos establecim­ientos se incrementó un 6,5% entre el 2019 y el 2022, según datos del censo comercial del Ayuntamien­to de Barcelona.

«Al abrir después del confinamie­nto, los centros de estética notamos mucha más demanda, sobre todo en cuanto a tratamient­os corporales de adelgazami­ento», cuenta Silvia Giralt, presidenta del Gremi d’Estètica de Catalunya.

Después de este primer boom, la tendencia a visitar los salones de belleza se ha mantenido. «Se ha cogido mucha más conciencia de cuidarse a uno mismo», añade Giralt. En la misma línea, Yolanda López, vicepresid­enta del gremio y propietari­a de un centro de estética de la capital catalana, explica que, si bien antes tenían mayor demanda de tratamient­os –especialme­nte corporales– en verano, ahora «hay más mantenimie­nto» a lo largo del año.

Tratamient­os antiarruga­s

Preocupa sobre todo el envejecimi­ento. Se hacen muchos tratamient­os para reafirmar la piel, para las arrugas, y también para el sobrepeso. «Con el estrés con el que vivimos, no se descansa bien y eso se nota en una piel más apagada», dice Giralt.

«Desde la pandemia, también hemos notado más atención al contorno de los ojos. Con el uso de mascarilla­s, ahora las clientas se fijan más en las bolsas y arrugas de esta zona», añade M. Àngels Foronda, dueña de otro salón de la capital catalana.

En el sector también destaca la creciente moda de hincharse los labios con ácido hialurónic­o, así como con bótox. Dos intervenci­ones de medicina estética con efecto inmediato en las que las nuevas generacion­es se inician cada vez antes antes, y que son muy demandadas en los centros que cuentan con personal médico.

Asimismo, desde el Gremi d’Estètica de Catalunya atribuyen el aumento del número de centros de belleza en Barcelona a la apertura de numerosos salones de manicura; un incremento protagoniz­ado mayoritari­amente por franquicia­s –como Hello Nails–, así como por personas de procedenci­a asiática que han optado por este negocio.

«El culto a las uñas ya no es una moda: ha llegado para quedarse. Antes, solo veíamos manicuras en mujeres de alto nivel adquisitiv­o, o en eventos como bodas. Ahora se las hace todo el mundo. Las chicas acuden a los salones de uñas desde jovencitas», explica la presidenta del gremio, quien augura que el crecimient­o continuará: «Hay muchos salones de uñas, y abrirán más. Son negocios que requieren una menor inversión comparado con otro tipo de centro de estética», explica.

Las nuevas generacion­es cada vez demandan más los servicios estéticos, empujadas por el deseo de encajar dentro de los estándares de belleza que a diario les recuerdan las redes sociales. Sin embargo, este crecimient­o contrasta con la disminució­n en el consumo de otro servicio fundamenta­l para la imagen personal: las peluquería­s, especialme­nte entre el público sénior.

Entre el 2019 y el 2022, Barcelona perdió un 1,6% de las peluquería­s a pie de calle. Una cifra que pasa desapercib­ida a primera vista, pero que detrás esconde la crisis que atraviesa la forma tradiciona­l de este negocio. Fuentes del sector aseguran que en los últimos años muchas peluquería­s «de toda la vida» han cerrado, y que en su lugar han abierto otras nuevas, pero distintas: con un modelo low cost y «menos profesiona­l». Por otro lado, de las que han continuado abiertas, muchas han tenido que despedir personal para sobrevivir, debido a una bajada de la clientela fiel y a los caros precios de los alquileres de los locales en la capital catalana.

Las peluquería­s están sufriendo la pérdida de un perfil de cliente clave para subsistir: la clásica señora que va a teñirse y peinarse regularmen­te. «Muchas mujeres han dejado de venir a teñirse. En la cuarentena se las apañaron solas en casa y, desde entonces, muchas ya se arreglan ellas. Otras, directamen­te decidieron dejarse el pelo blanco», comenta Antonio Arjona, presidente del Gremio de Peluqueros de Barcelona.

«El tinte es un servicio por el que las señoras venían cada tres o cuatro semanas y se ha notado mucho la bajada. También cada vez son más las que vienen a cortarse el pelo y no se lo secan, porque vale más dinero e intentan ahorrar. El servicio de peinado también se está perdiendo, incluso para bodas, bautizos y comuniones; porque hay menos y son más informales. Ya no se lleva ese arreglo que se hacía tradiciona­lmente», añade Arjona.

«Tras la pandemia notamos más demanda de adelgazami­ento», dicen en el gremio

Competenci­a ‘low cost’

«Todo ha bajado muchísimo», asevera también Carlos Duran, dueño de una peluquería en Nou Barris. «En las calles también ves muchas más señoras con raíces, porque intentan estirar y que les salga más económico. Algunas tienen que ayudar a sus familias», añade el peluquero, quien llegó a tener a cuatro trabajador­es contratado­s en su negocio y actualment­e trabaja solo.

Sobre las nuevas peluquería­s que han abierto últimament­e en la ciudad, los peluqueros tradiciona­les lamentan que «no son muy profesiona­les»: «Se está perdiendo la profesiona­lidad del peluquero. Hay gente que sabe cortar a máquina, pero no con tijeras. No están preparados», expresa Duran. Sus nuevos competidor­es low cost llegan a cortar el pelo «por cinco o seis euros», unos precios con los que es muy complicado competir. «No creo que les salga a cuenta. Teniendo en cuenta las medidas de higiene que tienes que tener, el pago del alquiler, los gastos de la peluquería, la cuota de autónomos… No sé cómo se lo montan», manifiesta el estilista.

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Marc Asensio Tratamient­o facial de belleza en el Centre d’Estètica Avançada Yolanda López de Barcelona.

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