‘Procés’ o ‘post-procés’, en manos del PSC
Algunos de los sondeos que se han publicado desde la convocatoria electoral avanzada, entre ellos el del GESOP para este diario, apuntan a que el próximo 12 de mayo los partidos independentistas podrían perder la mayoría absoluta en el Parlament de Catalunya. De confirmarse estos augurios, se produciría un vuelco histórico en la trayectoria electoral catalana en este tipo de elección, ya que desde 1984 los partidos nacionalistas, ahora mutados en independentistas, siempre han tenido mayoría absoluta.
Estos resultados, y de confirmarse también la primera posición del PSC en votos y escaños, podrían ser interpretados como un aval a la tesis del final del ‘procés’ que defiende este partido y que atribuye en parte a las consecuencias de sus políticas –los indultos y la ley de la amnistía– pero que también respondería al desgaste y a la fatiga del electorado que asimismo detectan las encuestas.
No parece, sin embargo, que estos posibles resultados sean suficiente para dar lugar a un gobierno de naturaleza constitucionalista, ya que en ese espacio, a diferencia de lo que sucede en el independentista, la fractura izquierda-derecha todavía es determinante y teniendo en cuenta que para ello sería necesario el concurso de Vox, un partido al que todas las formaciones menos el PP someten a un estricto cordón sanitario, la investidura de Salvador Illa con el apoyo de todos los partidos constitucionalistas resulta inviable. En consecuencia, lo que parece más probable, aunque quizás no de entrada y por ello sea necesaria una maduración en forma de repetición electoral, es un acuerdo entre bloques que implique a socialistas, republicanos y comuns, presidida por los primeros, una fórmula tripartita como la que ya existió en el período 2003-2010.
Pero tampoco es improbable que esos mismos resultados arrojen un escenario muy diferente si, tal y como también apuntan algunas encuestas, Junts, ahora bajo precisa fórmula de + Puigdemont, queda en segunda posición y reivindica la investidura de su líder como acto de desagravio y de reparación. Al fin y al cabo, esta es su aspiración desde que fue despojado del poder en 2017 en aplicación del artículo 155 y tras los intentos frustrados de 2021. Y si a eso se le añade la actual dependencia de Pedro Sánchez de los votos de Junts, no resulta nada descabellado pensar que el PSOE pueda llegar a sacrificar una Generalitat presidida por un socialista con el objetivo de mantener el Gobierno de España. En ese caso, más que ante el fin del ‘procés’ podríamos asistir a una reactivación del mismo y más si Puigdemont, como ya ha avanzado, dice estar dispuesto a culminarlo y Junqueras, para no quedarse atrás en la tradicional pugna, dice estar dispuesto a volver a la cárcel. Llegados a este punto, si entramos en la fase de post-procés o si volvemos a empezar, dependerá del grado de sumisión
No parece que estos posibles resultados sean suficientes para un gobierno constitucionalista, ya que en este espacio la fractura izquierda-derecha es decisiva
o de independencia del PSC. Es decir, de si decide comportarse como un partido de estricta obediencia catalana o de si subordina sus intereses a los del PSOE confirmando así la vieja tesis de que es una sucursal.
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Astrid Barrio es profesora de Ciencia Política de la Universitat de València. Miembro del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.