«Mi mascota me salvó la vida»
La pérdida de un ser querido puede ser una experiencia devastadora que puede acarrear a una persona a tener un profundo estado de dolor y tristeza que en numerosas ocasiones descarrila en depresiones. Desde mi experiencia, puedo afirmar que las mascotas desempeñan un papel fundamental en un proceso de recuperación emocional.
Las mascotas, ya sean perros, gatos u otros, pueden ser una fuente emocional grandísima para las personas que sufren de depresión u otros trastornos mentales. Se ha demostrado que la interacción con animales reduce los niveles de cortisol, ya que en numerosas ocasiones su compañía provoca una respuesta de relajación en el cuerpo humano que produce una reducción notable de los síntomas de ansiedad y estrés. Esta interacción también hace que aumenten los niveles de serotonina y dopamina, los dos neurotransmisores comúnmente conocidos cómo las «hormonas de la felicidad».
La responsabilidad que conlleva tener a una mascota a tu cargo ayuda a establecer rutinas que afectan positivamente a personas con trastornos mentales, con grandes dificultades a la hora de estructurar su vida diaria. En momentos de mucha soledad y aislamiento, la presencia de estos seres aporta una compañía incondicional que en muchos casos conlleva un fuerte consuelo emocional. Sin duda, mi mascota me salvó la vida.
■ ñola ha ayudado a que un violador pueda salir de la cárcel en 14 meses como si nada. Ha ayudado a que haya una mujer más sufriendo porque el hombre que abusó de ella está suelto, a pesar de que se le dio la razón. Muchas personas dirán que hay una orden de alejamiento, pero el máximo de años de una orden son 10, lo que me parece poquísimo. Además, esta puede incumplirse, como ya ha pasado muchas veces.
El caso de Alves no es aislado, muchas mujeres son acosadas, violadas y maltratadas, pero nos ha enseñado que da igual que denuncies, aunque lo hagas rápido y la justicia dé la razón a la víctima, pues esta justicia aún no está a favor de las víctimas de violencia machista y las mujeres todavía no podemos vivir tranquilas.
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