El Periódico - Castellano

«Eres lo que haces con las cosas que te pasan»

La periodista de deportes de EL PERIÓDICO publica su primer libro, ‘4 abraçades i 1 tros de paper’, la historia del rescate extremo de Anna Comellas en la cueva de Esjamundo. «No nos preparan –asegura la autora– para gestionar duelos ni situacione­s límite

- ALBA GIRALDO

La vida de Anna Comellas Vilanova cambió para siempre el 15 de mayo de 2022, cuando sufrió un grave accidente dentro de la cueva de Esjamundo, en el Pirineo aragonés, tras caer al fondo de un pozo. La enfermera de Barcelona estaba haciendo unas prácticas con otros compañeros y profesores del máster de rescates de montaña que estaba cursando. Salió de la cueva con vida –«nadie entiende cómo sobrevivió, a nivel médico no tiene ningún tipo de sentido», explica Laia Bonals, periodista de deportes de EL PERIÓDICO–, pero su lucha solo acababa de empezar. Tras la recuperaci­ón física –la reconstruc­ción de la cara, la rotura del brazo y la fractura del coxis, principalm­ente– llegó la batalla con su mente. Esta es la historia de superación que relata Bonals en su primer libro, 4 abraçades i 1 tros de paper, de Símbol Editors.

Dar voz a las situacione­s extremas que han marcado la vida de otras personas no es fácil. Laia conoció el accidente de Anna casi por casualidad y decidió hacer un reportaje periodísti­co del extremo rescate en el diario Ara, medio en el que trabajaba en ese momento. La primera vez que se citó con ella ni siquiera encendió la grabadora, solo quería escuchar su historia. Había pasado solo un mes desde el accidente y la joven enfermera todavía estaba en estado de shock. Desde ese primer encuentro hasta que se publicó el artículo pasaron unos seis meses de entrevista­s, cafés y reuniones con otras personas que también estaban dentro de la cueva con ella. Después, con el libro, llegaron los encuentros con su entorno y las personas que habían estado al lado de la protagonis­ta durante el proceso. «Anna, su familia y la gente que estaba en la cueva han sido muy generosos», dice Bonals.

Una historia real

Con la oportunida­d de escribir su historia también llegaron los miedos. «A mí me daba mucho respeto entrar tanto en el interior de Anna y a Anna le da mucho respeto que yo tuviera que indagar tanto», explica la periodista. La autora tuvo acceso a la intimidad de Anna e, incluso, pudo leer el diario que escribía durante su proceso de recuperaci­ón. Algunos de esos fragmentos ahora también forman parte de la historia escrita. «Acordamos desde el principio que contaríamo­s todo, no nos quedaríamo­s solo en el accidente», comenta la autora. «Ninguna de las dos ha sido consciente durante el proceso de que esto lo iba a leer gente, por suerte. Entonces lo hemos hecho desde la verdad», confiesa.

El libro relata el complicado rescate de Anna en una situación extrema y la posterior recuperaci­ón física y, sobre todo, mental. «El cerebro te enseña lo que te permite afrontar. Hasta que Anna no se recuperó físicament­e y su cuerpo vio que ya no tenía peligro, es cuando fue poco a poco desbloquea­ndo los miedos, los traumas y las imágenes», relata Bonals. «Tú te ves un brazo roto y sabes cuándo se curará, pero tú no sabes cuándo te vas a curar de un estrés postraumát­ico».

También apareció la culpa: de que tu entorno tenga que estar siempre pendiente de ti, de ser una montaña rusa de emociones y cambiar de opinión constantem­ente, y de hoy querer que tus padres te hagan caso y mañana que te dejen sola. Todo ese dolor hizo que la protagonis­ta de la historia cayera en un trastorno de la conducta alimentari­a (TCA). «Era una forma de escapar de lo que tenía en la cabeza e intentar sobrelleva­r una situación que le venía enorme. No nos preparan para gestionar duelos ni situacione­s límite», valora.

La vida de Anna se paró en seco con el accidente y tuvo que a aprender a vivir de otra manera. Ella trabajaba como enfermera de urgencias en el turno de noche. Durante su recuperaci­ón, se dio cuenta de que tenía que cambiar muchas cosas de su día a día. «El accidente es un punto clave porque se da cuenta de que la vida no va de esto», explica Bonals. «Todo el mundo sabe que la vida es más que el trabajo, ir apurado con el horario o tenerlo todo cuadrado en la agenda, pero muy poca gente tiene el valor de cambiarlo», reflexiona la periodista. «Eres lo que haces con las cosas que te pasan. Y Anna con ese accidente cambió su vida», expone.

A pesar de que sea la historia de Anna, también hay mucho de Laia en el libro. «No era consciente de que, cuando escribes un libro, gran parte de él también habla de ti», asegura la periodista. «Cuando cuentas un duelo, cuando explicas una ruptura, cuando hablas de la tristeza, cuando hablas de un TCA... son cosas que si tú no has vivido es muy difícil poderlo explicar», expresa. «En la primera parte del libro, el rescate en la cueva, el foco es Anna, pero para poder explicar la segunda parte tuve que poner de mí. Me ha dado vértigo pensar que la gente lo va a leer». Esa verdad es la que hace que la gente se pueda sentir identifica­da con la historia.

A lo largo de esta historia, la periodista ha aprendido que «la vida es mucho más que lo que tenemos en el día a día» y que, cuando miras con perspectiv­a los problemas diarios, no son tan grandes. «Lo normal es que si a una persona le pasa lo que le

«Acordamos desde el principio que contaríamo­s todo, no solo el accidente»

«Tú sabes cuándo se curará un brazo roto, pero no cuándo te curarás del estrés postraumát­ico»

«No era consciente de que, cuando escribes un libro, gran parte de él también habla de ti»

pasó a Anna [caer en un pozo de 6 metros], se muera. Ver que una persona es capaz de gestionar esto, empodera a todo el mundo», explica Bonals, que también reconoce que ser vulnerable con tus seres queridos «es una cosa muy bonita».

Además de sufrir en algunos momentos el «síndrome de la impostora», Laia se enfrentó a las dificultad­es de escribir un libro por primera vez. Tuvo que encontrar la voz narrativa, estructura­r la historia e intentar entender y explicar cómo es una cueva, los pozos y cómo se gestionó el rescate. «Desde que me encargan el libro hasta que lo empiezo, pasan seis meses que no escribo nada. Estaba bloqueada», desvela. «Necesité irme a Paratgea –la casa donde acabó escribiend­o gran parte de la historia, en Llinars del Vallès– y no tener ni un solo estímulo de mi vida aquí, del bullicio de la prensa». Tras el proceso de escritura, para Bonals lo más importante es haber podido ayudar y acompañar a Anna en su recuperaci­ón. «Me enorgullec­e mucho ver cómo ha crecido. Es una persona que no conocía y ahora es mi amiga», asegura.

 ?? Bárbara Favant ?? Laia Bonals posa con su libro ‘4 abraçades i 1 tros de paper’ donde lo escribió, el hotel rural Paratgea.
Bárbara Favant Laia Bonals posa con su libro ‘4 abraçades i 1 tros de paper’ donde lo escribió, el hotel rural Paratgea.

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