Sin dormir en Montmeló: ¿adónde debe ir la música?
La música en directo vuelve a verse asociada a las molestias: el caso, este fin de semana, del electrónico Duro Festival, en Montmeló, cuyo volumen sónico, pese a no superar aparentemente el umbral de decibelios permitido, ha podido ser percibido, y sufrido, a diez e incluso veinte kilómetros. Este evento ya se ha celebrado otras dos veces y, tras las quejas del año pasado, había adelantado su hora de cierre de las cinco de la madrugada a medianoche.
El festival no está solo, porque en los próximos meses la parcela de Can Guitet, situada junto al Circuit de Catalunya, brinda un par de citas repetidoras, Barcelona Remember (4 de mayo) y Bass in the Park (11), con actuaciones que, según consta en sus webs oficiales, se extenderán hasta las cinco de la madrugada. Y en el mismo Circuit se celebrará el Reggaeton Beach Festival (20 y 21 de julio), rebotado de Sant Adrià y con un horario por precisar. Todo ello, en un recinto que siempre resuena como alternativa hipotética para los macrofestivales barceloneses, que naturalmente no quieren ni oír hablar de ello. Ni siquiera el Rock Fest lo vio practicable cuando, en 2023, tuvo que renunciar a su última edición por las obras en Can Zam. Montmeló ha sido transitable para la electrónica con espíritu de rave, no para otros géneros (recordemos la suspensión del Doctor Music Festival de 2019, ante la fría respuesta popular, tras su desencuentro con el Pallars).
Lo del pasado viernes contribuye a alimentar la alarma respecto a la música en vivo de gran formato en un momento en que el debate va a más. Si el uso futuro del Fòrum despierta dudas (en el propio