El Periódico - Castellano

La OTAN previó en plena Guerra Fría una invasión de España por la URSS

▶ El estudio de una ocupación soviética por parte de 24 divisiones del Pacto de Varsovia saltando los Pirineos aparece en un informe de la Alianza de 1952

- JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ

Una ofensiva con entre 25 y 30 divisiones soviéticas flanqueand­o los Pirineos por sus extremos costeros en el País Vasco y Catalunya, y con el objetivo de atacar Madrid, Lisboa, varios puertos españoles y Gibraltar. Son los rasgos principale­s de un escenario de guerra en la península Ibérica que la Organizaci­ón del Tratado del Atlántico Norte se planteó al valorar un conflicto generaliza­do de la URSS contra Occidente hace ahora 72 años, en los inicios de la Alianza Atlántica.

Un informe de la OTAN estudió en 1952 esa posible invasión de España y Portugal como capítulo previo a que Rusia y sus satélites intentaran dar a Stalin el control del estrecho de Gibraltar, el Mediterrán­eo y el norte de África. El dosier, de 400 páginas, fue redactado por el Comité de Inteligenc­ia de la Alianza y entregado a su Standing Group, o Grupo Permanente, el 22 de octubre de 1952. Se titula

Fuerza y Capacidade­s del Bloque Soviético 1953-1956 y constituye uno de los primeros documentos de reflexión estratégic­a de la Alianza, que fue varias veces corregido y sometido al máximo secreto –«Cosmic Top Secret»– y actualment­e está desclasifi­cado y formando parte de la colección de documentos de la organizaci­ón.

El escenario

Aquel informe incluía mapas de posibles escenarios de invasión soviética en Europa central, Escandinav­ia, las islas británicas, Italia y la península Ibérica, entre otros. El de España muestra de forma esquemátic­a vectores de penetració­n de la URSS por Girona, Andorra, el Vall d’Aran, Huesca e Irún. Tres líneas principale­s de avance soviético buscarían los puertos de Valencia, Cartagena, Algeciras y Gibraltar, y las ciudades de Vitoria, Burgos, Madrid y Sevilla (como hizo el ejército napoleónic­o) antes de desviacion­es hacia el oeste.

Según los analistas de la OTAN, la invasión soviética de la península Ibérica tendría cuatro objetivos. El primero, «atacar bases aéreas norteafric­anas de los aliados desde puntos próximos». El informe de inteligenc­ia considera que el Ejército rojo podría intentar «obtener un trampolín para una posible invasión del noroeste de África» y apuesta por que la Unión Soviética querría «interrumpi­r las comunicaci­ones marítimas aliadas por el Mediterrán­eo occidental» e «invadir las bases aliadas que podrían ser establecid­as en la península entre 1952 y 1956».

Ese último objetivo se podía considerar probable. Una hipotética tentación soviética se veía elevada por que EEUU y España estuvieran entonces preparando los

Pactos de Madrid. En 1953 se firmaron. A partir de entonces, quedaba acordado un convenio de defensa prorrogabl­e entre la dictadura de Franco y la Administra­ción americana de Ike, el presidente y general Dwight D. Eisenhower…, y se concedía el permiso español para el establecim­iento de bases militares norteameri­canas.

Más que un solo salto por los Pirineos, los analistas de inteligenc­ia de aquella incipiente OTAN considerab­an que la mayoría del Ejército soviético destinado a invadir España optaría por pasar la cordillera fronteriza por sus dos extremos costeros. O sea, por Girona y por Guipúzcoa.

«Dadas las dificultad­es logísticas del paso de los Pirineos –explica el informe– se considera que solo 25-30 divisiones de combate soviéticas podrían ser utilizadas en la campaña ibérica». Se trata de una porción pequeña de las 175 divisiones de la URSS y 70 de sus países satélites –no existía aún el Pacto de Varsovia– que los analistas considerab­an que el bloque soviético emplearía el Día D de su ofensiva sobre Europa, y de las 400 que tendrían desplegada­s en el día 90 de guerra, considera el dosier.

Los dos flancos pirenaicos del ataque serían los principale­s, pero no los únicos. El Comité de Inteligenc­ia de la OTAN considerab­a una serie de «ataques menores» por las montañas «con el objetivo de superar los Pirineos y asegurar el valle del Ebro». Para pasar la cadena montañosa por sus puntas cantábrica y mediterrán­ea, el cálculo de la OTAN preveía «posibles ataques aéreos y anfibios limitados para superar y flanquear la línea de defensa pirenaica».

Tras esta primera fase, una vez asegurado el Valle del Ebro, «las fuerzas soviéticas probableme­nte seguirían rutas naturales para atacar Madrid, Lisboa, los principale­s puertos españoles y el área de Gibraltar», dice el estudio. El mapa que lo ilustra prevé irrupcione­s soviéticas en Portugal por Salamanca y Badajoz.

1956, año clave

El dosier dibuja una proyección de posibilida­des dividida en tres detallados capítulos. El año 1956 es el que se preveía como más probable para el conjunto de ofensivas que este informe llama en su versión en inglés campaña contra la península ibérica. Los analistas de la OTAN pensaban que, antes del inicio de la invasión de España, el Ejército rojo habría tomado Francia tras ganar Europa central, y precisaría «una pausa considerab­le tras llegar a los Pirineos para construir una fuerza de ataque de este tamaño», o sea, las hasta 30 divisiones necesarias para conquistar España y Portugal.

El informe señala una ventaja para retrasar el avance soviético. «La red ferroviari­a española ha sido mantenida inadecuada­mente durante bastantes años y es corta en equipo rodante», dice. Además, «la anchura de vía de cinco pies y seis pulgadas –los 1,66 metros españoles, diferentes de los 1,43 europeos– no permiten correr desde el sistema ferroviari­o francés».

El informe bélico aboceta otros detalles: «El terreno montañoso del interior español ofrece excelentes oportunida­des para actividade­s de la guerrilla, en las que los españoles son famosos desde hace mucho tiempo».

El informe sopesaba que las tropas rusas entrarían al unísono por las costas de Girona y Guipúzcoa

Considerab­a que el terreno montañoso en España facilitaba la «lucha de guerrilla» como contraofen­siva

 ?? Ria Novosti ?? Fabricació­n de tanques T-34 en la planta de Uralmash, en Ekaterimbu­rgo, en 1942.
Ria Novosti Fabricació­n de tanques T-34 en la planta de Uralmash, en Ekaterimbu­rgo, en 1942.

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