«No creen en el fútbol femenino»
Ni la conquista del Mundial ni de la Liga de las Naciones, a nivel de selección, ni las Champions del Barça han propiciado el salto da calidad que se esperaba en el fútbol femenino español, que no aguanta comparación alguna con el nivel profesional de EEUU o Inglaterra.
«La Liga F no es competitiva». Esa afirmación ha sido dicha y repetida hasta la saciedad en campos de Primera División, en despachos y salas de prensa. Nadie esconde la preocupación real de que las futbolistas decidan marcharse, como ha ocurrido en el Barça en las últimas semanas. Mientras las jugadoras cada vez aspiran a cuantías más altas en ligas como Inglaterra o Estados Unidos, España vive una eterna lucha para profesionalizar su liga. ¿Será posible retener el talento si en otras competiciones la visibilidad, el reconocimiento y las condiciones laborales son radicalmente mejores?
La Liga F como tal se creó hace dos años y lleva la etiqueta de profesional. Una etiqueta que acompaña al nombre de la competición, pero, sin embargo, la estructura y las condiciones aún están lejos de ser las que deberían. Se dan pasos cortos y algunos de ellos endebles, hacia lo que debería ser una competición realmente profesional. «Es más interesante irse fuera que quedarse aquí. Ahora mismo la Liga es dramática. En los últimos años no se han dado pasos adelante y eso hace que las jugadoras vean más atractivo irse a un torneo en el que se está invirtiendo», cuenta Marta Corredera.
Hay dos grandes ligas que están convirtiéndose en las receptoras del talento que se marcha de España. «Estados Unidos nos lleva a todos la delantera, después va Inglaterra. España debería ser la tercera, que lo es, pero el resto están acortando distancia. Cuando hablas con jugadoras extranjeras te dicen que quieren jugar en la Premier inglesa y en Estados Unidos, siempre que no sea el Madrid o el Barça», relata Arkaitz Coca, agente de futbolistas.
«Hay clubs que han querido fichar a futbolistas de nivel Champions, pero no han querido venir porque eso suponía enfrentarse a equipos que no tienen campos de césped natural», confiesa Amanda Gutiérrez, presidenta de FutPro, sindicato mayoritario del fútbol femenino. Este diario ha querido hacer balance del total de altas y bajas de las futbolistas en la Liga F desde su creación hace dos años, pero ha sido imposible. La organización solo tiene registradas las altas del último mercado de fichajes. Ese mercado, sin embargo, en los últimos meses ha empezado a manejar cantidades elevadas. El último gran movimiento lo ha protagonizado Racheal Kundananji, la hasta ahora jugadora del Madrid CFF, que ha hecho las maletas para incorporarse al Bay FC, equipo de EEUU que hace un par de semanas también anunció la incorporación de Asisat Oshoala, por quien pagó 150.000 euros.
La internacional zambiana pasa del Madrid CFF al Bay FC previo pago de 735.000 euros y un acuerdo por un bonus de 70.000 dólares en función de los goles que anote en la NWSL. La jugadora ingresará, en calidad de salario, 2,5 millones de dólares en cinco temporadas. Cantidades impensables en España.
Estos movimientos, sin embargo, no solo afectan a futbolistas. En EEUU también recalará Jonatan Giráldez, entrenador del FC Barcelona, que en enero anunció su marcha tras firmar su nuevo contrato con el Washington Spirit, que le aguarda cuando acabe la temporada en Europa.
Desde fuera, y viendo los recientes acontecimientos, parece claro que la imagen de la Liga F está cada vez más debilitada. «La Liga no es competitiva y eso es debido a que la competición tiene unas normas y unas reglas que no todos los clubs cumplen», confiesa Marta Corredera. «Reducir equipos debería ser una de las medidas», añade la exmadridista.
Las expectativas de futuro y de que la situación mejore no son optimistas. «Los dirigentes del fútbol femenino no creen en el producto. Si no crees, no vas a invertir y si no inviertes, no mejoras nada», recrimina Amanda Gutiérrez. «Hay una dejadez hacia el femenino que es muy preocupante», concluye Corredera. «En España no se ha apostado más por el fútbol femenino después del Mundial. Y ya llevamos años haciendo las cosas mal».
■
Poco antes del inicio de la presente temporada, el entrenador del primer equipo perico era Luis García. En el filial, bajo la coordinación de Mikel Azparren, estaba a punto de ser nombrado como técnico Ferran Costa. Tan a punto y tan a punto que ya estaba todo hecho. Pero no fue así. Y eso que Costa había hecho una campaña extraordinaria en el Manresa, consiguiendo un ascenso de Tercera División a Segunda RFEF.
Mientras transcurría el verano tomó el mando de la dirección deportiva del club Fran Garagarza, quien desmontó la operación Costa y acabó nombrando a Manolo González como míster del filial. Cosas de la vida, Garagarza y González comparten representante. Estas cosas pasan. Quizá pasan demasiado en el mundo del fútbol, pero pasan.
Ferran Costa cambió Sant Adrià por Badalona. En agosto pasado, fue el escogido para el banquillo por el Badalona Futur, un club de reciente creación cuya sede social está fijada en Badalona pero que cuando juega en casa lo hace en Vic, con cuatro gatos de público. El Badalona Futur es un club heredero del antiguo Costa Brava (temporada 2021-22) y del más antiguo e histórico Unió Esportiva Llagostera, en el que Oriol Alsina y su pareja Isabel Tarragó realizaron un impecable trabajo durante años.
Muy mal no lo haría Ferran Costa: ganó la Copa Federación tras vencer el 100% de los partidos disputados, y en la Liga del grupo 3 de la 2ª RFEF era líder hasta la semana pasada. En la Liga de 2ª RFEF, Costa y González se enfrentaron en la Dani Jarque, en la jornada 8, y se impuso el perico (1-0).
Cosas de la vida, saltó Luis García, saltó Ramis y ahora Manolo González es el entrenador del primer equipo, y en dos semanas volverá a verse las caras con Ferran Costa en Cornellà-El Prat, pero ahora ya en Segunda. Cosas de la vida. Aunque el espectáculo y la atracción estará en el palco con Piqué (de eso ya hablaremos otro día). Y el Andorra, como el Badalona Futur, tampoco tiene campo asegurado para jugar sus partidos la temporada que viene. ¿Y el Espanyol? ¿Y si Catar acaba comprando el club? Cosas de la vida.
■
«La Liga española no es competitiva por unas normas que no todos cumplen», dice Corredera