Los trastornos del espectro autista aumentan un 250% en una década
El colectivo exige más investigación, acceso a la escuela inclusiva y atención sanitaria especializada. Unos 75.000 catalanes tienen esta condición.
Las personas con trastorno del espectro autista (TEA) han aumentado un 250% en Catalunya y el resto del mundo en solo una década. El TEA, que afecta ya a uno de cada 81 catalanes (en EEUU hay estudios que indican que afecta a 1 de cada 34), es una alteración del desarrollo que se manifiesta, fundamentalmente, en la comunicación y a los intereses. Unos 75.000 catalanes tienen esta condición que, a su vez, arrastra un gran infradiagnóstico (sobre todo en mujeres). El TEA puede implicar una discapacidad intelectual, pero no necesariamente. «Es verdad que ahora se diagnostica más y mejor. Pero esto no justifica este aumento de la prevalencia. Están aumentando los casos y no se sabe por qué», explicó ayer Neus Payerol, presidenta de la Federació Catala
na d’Autisme. La entidad organizó una rueda de prensa con motivo del Día Mundial del Autismo, que se celebró el pasado martes.
Según la directora gerente de la federación, Marta Campo, «no hay más datos [en torno al autismo] porque no se investiga más». «Un 1,23% de la población catalana tiene algún grado de autismo. Queremos que esto sea prioritario de cara a los presupuestos. No hay un censo de personas con autismo», reivindicó Campo. La Federació Catalana d’Autisme, que lleva 10 años en funcionamiento, clamó contra el «ninguneo» de la Administración, que no ha desarrollado aún «políticas concretas». En todo este tiempo, afirmaron Payerol y Campo, no han conseguido que sus demandas «sean escuchadas».
«Todas estas personas con TEA
llegarán a los servicios. Pero no tienen los mismos derechos. No tenemos acceso a la sanidad pública ni a la escuela inclusiva», denunció Payerol. En cuanto a la sanidad, la federación se queja de la «poca formación» que tienen los profesionales, que en muchas ocasiones desconocen cómo tratar a las personas con TEA (no existe un protocolo al respecto). Así, muchas familias acaban recurriendo a fundaciones y especialistas privados.
En el caso de las mujeres, el infradiagnóstico es aún mayor. Un 70% de las mujeres con TEA permanecen sin diagnosticar. Son adultas a las que no se les detectó cuando eran niñas porque existe un importante sesgo de género en los diagnósticos médicos de TEA, aún muy centrados en los síntomas que acusan los niños.
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