«¿Superstición? Me pongo la ropa interior al revés»
El portero eslovaco del Mallorca, uno de los héroes del torneo del KO, desea «una Copita como regalo» de su 27º cumpleaños, que coincide con la final.
— ¿Llega el partido en el mejor momento de la temporada para el Mallorca?
— No sé si es el mejor momento porque más o menos hemos estado igual durante toda la temporada, pero es verdad que será especial y hemos jugado bastante bien en los últimos partidos.
— Para muchos de sus compañeros será el partido más importante de su carrera. ¿Lo hablan en el vestuario?
— No hablamos de ello. No tenemos que presionarnos, es algo especial y queremos darlo todo y disfrutar con nuestra gente y familias.
— ¿Cómo se puede ganar al Athletic Club?
— No lo sé, preguntadle al míster [Risas]. Vamos a ver cuál será la táctica pero, hablando en serio, nuestro juego es claro y la gente sabe lo que haremos. Ellos presionan alto y corren como cabrones, hay que prepararse para ello.
— ¿Esperan un partido muy duro?
— Nuestros partidos siempre son duros. Somos un equipo que no tiene problemas con esto. Es una final y sabemos que hay que lucharla.
— Usted ha jugado un papel clave para que el Mallorca esté en esta final. ¿Le hace sentirse más orgulloso por su trabajo?
— De lo que más orgulloso me siento es que, después de todo lo que me ha ocurrido en estos tres años, ahora puedo decir que estamos en una final de la Copa del Rey. Pero ahora tiene que terminar bien.
— ¿Cuál ha sido el momento más complicado de ese calvario de lesiones?
— Fue muy duro. Estuve un año sin poder entrenar, jugar partidos ni hacer nada. Cuando volví a empezar el año pasado no jugué nada porque estaba Pedrag Rajkovic. Quería jugar más este año y sabía que la Copa era mi oportunidad. El momento clave, para mí, fue el partido contra el Girona. Hice dos paradas en la primera parte que me sirvieron para sentirme bien en los partidos.
— ¿Llegó a pensar durante estos tres años en que no volvería a ser el portero del Slovan de Bratislava?
— No lo pensé nunca, siempre confío en mí mismo.
— ¿Y cómo se logra?
— Algunos días sí estaba roto y me quería morir. Pero siempre me dije que no puedo parar por todo el trabajo que he hecho durante mi carrera desde los 6 años, con mis padres, mi novia y toda mi familia. Por
ellos no podía pararme. Ahora estoy aquí y tengo que disfrutarlo.
— Hablaba de la eliminatoria contra el Girona en cuartos, pero en Anoeta paró dos penaltis a Brais Méndez y Mikel Oyarzábal, ¿Tenía bien estudiados sus lanzamientos?
— Siempre miramos vídeos antes de los partidos. Fue un poco lotería porque, al final, pueden cambiar su lanzamiento. Con Brais, era el último minuto antes del descanso y pensé que podía tirar al centro. Por eso dejé el pie ahí. El de Oyarzabal fue complicado, pero estaba decidido a esperar antes de vencerme a un lado y sabía que, si no le pegaba muy fuerte, podría pararlo. Pero insisto en que creo que tienen más valor las paradas contra el Girona porque los penaltis, al final, son una lotería.
— ¿Ya tiene estudiados a los lanzadores del Athletic?
— Aún no sé cómo los tiran [Risas].
— Qué superstición tiene?
¿
— Me pongo la ropa interior al revés. Tengo que seguir con ella porque también me sirvió para dejar la portería a cero.
— ¿Cuáles eran sus referentes cuando empezó a jugar al fútbol? —
Iker Casillas fue un ídolo como portero y persona. Lloraba en casa cuando él lo pasaba mal en el Real Madrid y jugaba Diego López.
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