Illa culpa a Junts y ERC de una «década perdida» en Catalunya
▶ El candidato socialista promete una «tercera gran transformación» en Catalunya basada en la industria
El líder del PSC, Salvador Illa, se puso ayer en ruta por la precampaña de las elecciones catalanas con un primer gran acto en el Baix Llobregat, una de las comarcas en la que los socialistas concentran más poder municipal. Desde Sant Joan Despí cargó contra sus dos principales rivales en las elecciones catalanas, Carles Puigdemont (Junts) y Pere Aragonès (ERC), a los que acusó de ser los responsables de una «década perdida» en Catalunya. Una década malbaratada, a su juicio, no solo por el ‘procés’, sino por la gestión de cuestiones tan importantes como la educación, la sequía, las energías renovables, la sanidad y la seguridad.
Si las encuestas no engañan, los socialistas parten con una ligera ventaja y se jugarán la victoria contra Junts y ERC. Es por este motivo que, en el mitin de ayer, Illa reclamó abrir una «nueva etapa» bajo su mando y responsabilizó a posconvergentes y republicanos de ser los corresponsables de los problemas de Catalunya. «Ellos son los responsables de la década perdida. Ellos han codirigido Catalunya y han integrado candidaturas conjuntas», proclamó. Entre los ejemplos de mala gestión, citó los malos resultados del informe educativo PISA y los índices de inversión en renovables.
Illa también abonó el terreno de las promesas prometiendo que, si es elegido presidente, liderará una «tercera gran transformación» en Catalunya enfocada a potenciar el sector industrial. Según él, Catalunya ha vivido ya dos grandes transformaciones. La primera para recuperar y desplegar el autogobierno catalán, que estuvo «liderada por Jordi Pujol pero con un papel importante de los socialistas». La segunda, bajo la presidencia de Pasqual Maragall y José Montilla, para desarrollar los servicios públicos. Ahora él quiere una tercera para que «la industria vuelva a tener un papel importante» y, en concreto, vuelva a representar el 25% del PIB catalán.
Esta apuesta industrial también tiene una derivada política. Así, el líder socialista argumentó que, si Catalunya logra este repunte industrial, potenciará «la riqueza y la prosperidad», además de recuperar su protagonismo dentro del conjunto del Estado. «Volveremos a poner a Catalunya a liderar España», concluyó.
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