Pasar página en Catalunya

De una u otra manera, todo el mundo quiere pasar página en las elecciones del 12M en Catalunya. Desde el socialismo se quiere pasar página de lo que comúnmente hemos llamado el ‘procés’. Para conseguirlo, la clave sería que los partidos que lo gestionaron –Esquerra, Junts con el apoyo externo de la CUP– no llegaran a sumar 68 diputados. Un resultado que se da en este momento en los sondeos si miramos a la horquilla baja de los tres partidos. No es probable que todos queden en la misma horquilla, porque en algunas circunscripciones son vasos comunicantes. La clave en este caso será la participación y la capacidad de Illa de desbordar las propias siglas.

Esquerra querría pasar página de Puigdemont, que desde 2017 ha sido su principal obstáculo para ganar con claridad unas elecciones catalanas. No lo tiene fácil. Carga con los resultados de la gestión de una legislatura en la que Aragonès no ha podido hacer lo que quería sino lo que podía. No es al único gobernante al que le ocurre, pero el resultado de la legislatura quizás no es suficiente para lograr la máxima movilización de su electorado para dejar a Puigdemont en el segundo o tercer lugar y sin el glamur del exilio.

Puigdemont quiere pasar página de lo que en su mundo denominan «la represión» y volver a la casilla de salida del año 2017. Convendría saber de qué día. Si del que estuvo a punto de convocar elecciones o del que decidió auspiciar una declaración de independencia que no se creyeron ni los que la hicieron. Con esta ambigüedad, Puigdemont trata de cimentar un nuevo espacio político que abrace desde las ruinas de la antigua Convergència, que despierta añoranza entre los moderados, hasta el unilateralismo irredento. En su lista electoral hay más de lo primero que de lo segundo. Pero la ambigüedad solo la resolverán las urnas. Si queda primero, tratará de volver al 26 de octubre. Veremos si tiene socios. Si queda tercero, el espacio pasará a manos de Josep Rull y Jordi Turull.

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