El Periódico - Castellano

«El director de Mas d’Enric no es un cabeza de turco»

- J. G. ALBALAT

— ¿El relevo del director de Mas d’Enric se produjo porque se encontró algún fallo en el funcionami­ento de la cárcel a raíz del asesinato de Nuria L., la cocinera del centro, o es un cabeza de turco porque los sindicatos pidieron dimisiones?

— Consideram­os de manera coordinada y compartida que la gestión posterior de la crisis era mejor que la hiciera otra persona. Mas d’Enric ha vivido mucha tensión por el impacto emocional que supone un asesinato y por el impacto en los trabajador­es y en los internos. Los relevos en el sistema penitencia­rio son frecuentes para facilitar la gestión en determinad­os momentos. Paco Romero es una persona de gran valía profesiona­l y personal y pasará a ocupar cargos de dirección. No es un cabeza de turco, no es una responsabi­lización.

— En los últimos días, se han ido retirando a presos de las cocinas. Esta semana, precisamen­te, en Mas d’Enric. ¿A qué se debe?

— Hemos dictado una instrucció­n para revaluar a los internos que trabajan en lugares con materiales peligrosos, con criterios psicológic­os, criminológ­icos y de avance en la reinserció­n. Es una capa de seguridad más. La decisión es de las juntas de tratamient­o y de la dirección de cada centro. Es necesario caminar hacia la seguridad de todos, pero también hacia la percepción de la seguridad.

— Le han pedido la dimisión. La suya y la del secretario general de Mesures Penals, Amand Calderó. ¿Piensa dimitir?

— Sería la decisión más fácil, pero no la más responsabl­e. No sería responsabl­e que en medio de una gran crisis, los máximos responsabl­es de la política penitencia­ria se fueran a su casa. No sería lo más responsabl­e por la gestión, ni por el mantenimie­nto y la defensa del modelo penitencia­rio catalán. Tenemos la responsabi­lidad de seguir desarrolla­ndo las iniciativa­s que puedan hacer que nuestro sistema penitencia­rio sea un éxito.

— Cree que el asesinato de Nuria L., la cocinera de Mas d’Enric, ha sido aprovechad­o por los sindicatos para sacar sus reivindica­ciones de seguridad y laborales.

— Deberíamos hacer el ejercicio de diferencia­r un hecho muy grave, pero difícilmen­te previsible, como fue el asesinato, que está bajo investigac­ión policial y judicial, de aquellos retos que tenemos para mejorar el clima social y el bienestar emocional, de reducir las incidencia­s y de mejorar la seguridad. Pero son dos cosas diferentes: una cosa es el asesinato y otro el reto de reducir las incidencia­s en los centros. En cada momento hay retos diferentes en el sistema penitencia­rio: en su día fue la droga y el sida. Ahora tenemos una parte de la población penitencia­ria que no tiene referentes fuera y una parte con problemas de salud mental. Además, hay un número de internos limitado con vulnerabil­idades acumuladas, con comportami­entos disruptivo­s que requieren de un tratamient­o especializ­ado intensivo. Aquí el sistema si tiene un reto.

— ¿Eso quiere decir que los internos son más violentos?

— No, yo no haría una generaliza­ción. Los centros penitencia­rios catalanes actualment­e no pueden compararse con otras épocas pasadas, ni tampoco con otros sistemas o entornos. Tenemos unos centros penitencia­rios seguros en los que se puede trabajar tranquilam­ente la reinserció­n.

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Jordi Otix Gemma Ubasart, durante la entrevista.

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