La ampliación de un geriátrico condena a una masía de Horta
El Ayuntamiento tramita un plan urbanístico para que se contruya un edificio anexo a un centro de mayores que supondrá el derribo de Can Paronet, vestigio agrícola histórico.
Un plan urbanístico para ampliar un geriátrico en Horta-Guinardó camina hacia su aprobación definitiva a través de diferentes órganos del Ayuntamiento de Barcelona. El proyecto pasa un tanto desapercibido, pero incluye un ingrediente delicado: el derribo de la masía de Can Paronet, vestigio histórico de la Clota y el Vall d’Hebron. Su última moradora fue Águeda Samsó (1913-2001), una de las últimas lavanderas de Horta, oficio femenino elevado en los últimos años a icono del distrito e incluso gancho turístico.
El reconocimiento oficial a las mujeres que bajaban de Horta el siglo pasado para recoger y lavar los ropajes de la Barcelona burguesa no le sirve de mucho a Can Paronet, que no está protegido por el catálogo de patrimonio al no tener valor artístico ni ser obra de ningún arquitecto de marca. Tampoco ha merecido este blindaje legal la suerte de, entre otros, haber conservado el antiguo lavadero con el pozo de agua freática que lo nutre, ni la balsa junto a los terrenos, ni la vivienda del siglo XVIII que construyó la saga viticultora de los Gausachs, de aspecto hoy raído.
El distrito de Horta-Guinardo validó el proyecto urbanístico, con el derribo incluido, el pasado 6 de marzo. Recibió el voto favorable de PSC, ERC y PP, el voto en contra de BComú y la abstención de Junts y Vox. El plan aún debe pasar por comisión y pleno municipales para su aprobación definitiva, lo que alimenta las esperanzas del centro de estudios histórico El Pou, entidad que vela por la memoria popular del distrito y que reclama la conservación de Can Paronet.
Edificio no catalogado
El consistorio, preguntado por este diario, confirma que «de acuerdo con el plan que se está tramitando, la masía será derribada para la ampliación del equipamiento sanitario». Y subraya que «la masía de Can Paronet no está catalogada ni tiene ningún nivel de protección», a diferencia del camino de Sant Genís a Horta, el pequeño vial medieval que pasa justo por delante. Fue troceado en los años 90 para abrir la avenida Cardenal Vidal i Barraquer y ahora la casita es el único elemento agrario de este tramo. Según fuentes municipales, el caserío «queda fuera del ámbito» protegido. Sin embargo, el catálogo del patrimonio municipal dicta que deben preservarse las dimensiones y estructura del camino –que data de los siglos X-XI– «así como la conservación ambiental del sector».
El plan urbanístico incluye un estudio histórico realizado en 2021 por la consultora Actium, que describe con imágenes y referencias documentales todos los elementos de la finca. No concluye si debe salvarse o no. Señala que el valor arquitectónico es escaso, pero que «no hay duda del valor histórico de la casa y del conjunto […], ya que conformaba el paisaje histórico y representaba la economía tradicional (agricultura, lavandería) de la
La casa, vinculada a las lavanderas del barrio, no está protegida al no tener valor artístico
Clota y de Horta». Dado que está «prácticamente aislada en un paisaje ahora plenamente urbanizado», recomienda al menos documentarla antes de que desaparezca.
El ayuntamiento detalla que es «un planeamiento de iniciativa privada», promovido por la congregación religiosa de las Mínimas –que tienen un convento a pocos metros– y la empresa Alta Future, gestora de residencias geriátricas. Los planos muestran como el actual centro de mayores, construido en 2018 y llamado Ronda de Dalt Residencial, crece con una gran construcción anexa de cuatro plantas. La calificación del terreno como suelo para equipamientos lo libró de la burbuja inmobiliaria, pero ahora lo hace ideal para el asilo.
■