«Me afectó la soledad; pasé demasiadas horas conmigo mismo»
Tras su sonrisa angelical y unos modales amables puede haber un hombre sumamente valiente. El exjugador del Barça describe en ‘Controlar lo incontrolable’, su libro, el lado oscuro del fútbol.
— Los sueños tienen un lado oscuro, escribe en un momento. ¿Sería el resumen del libro?
— No sé si es el resumen del libro, pero sí que es una buena frase para resumir que no todo es un ideal, que lo ideal no existe. Lo que podemos imaginar o lo que podemos proyectar tiene una parte oscura o una parte que obliga a enfrentarnos a situaciones que no esperábamos o que no soñábamos.
— Cabe preguntarse si rememorar todo lo que le pasó, primero en el documental y ahora en el libro y las entrevistas de promoción, le hace algún bien.
— Llevaba dentro desde hace tiempo la idea de hacer un documental y un libro. En el momento en que pasé por las etapas que cuento, yo no las exterioricé. Son situaciones que a mí, muchas de ellas, me penalizaron y que no podía contarlas. Por eso yo tenía la sensación de que debía hacerlo de una manera productiva y de una manera no tanto para excusarme, sino para decir que estas cosas pasan, y no solo a los jugadores de fútbol. Yo lo he sabido afrontar y superar y quizá puede ser útil a mucha gente.
— ¿Se siente totalmente curado?
— Sí, sí, sí....
— ¿Toda su carrera ha convivido con la ansiedad?
— Sobre todo fue al inicio, a los pocos meses de subir al primer equipo. Al final, la ansiedad te viene cuando te encuentras ante una situación compleja, que desconoces y que no sabes cómo afrontar ni gestionar, y depende de la sensibilidad de cada uno. En mi caso, eran situaciones que a mí se me escapaban y se desató todo. A partir de ahí, las fui afrontando, aprendiendo a darles la vuelta. Es todo un aprendizaje.
— Entre usted y Ricky Rubio han ayudado a elevar la atención a la salud mental en el deporte de élite. ¿Lo han hablado entre ustedes?
— Nos conocemos de haber coincidido a lo largo de nuestras carreras, pero no, no lo hemos hecho.
— ¿Se acuerda de dónde estaba la primera vez que le cogió lo que usted define en su libro como esa ola que le arrastraba?
— Hay dos episodios que realmente fueron muy significativos. Uno es un acto público en un gimnasio y otro tras un partido contra Osasuna. Pero el primero fue la inauguración de un gimnasio en el que estaba yo con Iniesta y cuando acabó, en un espacio cerrado, la gente vino como una avalancha a por una foto, por una firma, y allí, pues, me sentí muy, muy agobiado.
— ¿Le faltó en sus inicios un vestuario más acogedor?
— Es el que había, un vestuario de gente competidora, con mucha experiencia, que venía de ganar y que estaba en dificultades y probablemente no había tiempo para pensar en un chaval de 17 años. La manera que había para educar a ese chaval era a base del ejemplo y de normalizar muchas situaciones. La época de entonces no es la de ahora, a nivel de vestuarios y a nivel de caracteres y personalidades.
«La ansiedad te viene al encontrarte ante algo complejo, que desconoces y no sabes afrontar» «Ahora hay en el mundo profesional muchos más jóvenes. Son como una hermandad»
— Ahora hay un grupo de jugadores jóvenes que pueden hacer piña, pero usted entró solo. Han tenido suerte los Lamine Yamal, Cubarsí, Fermín o Gavi.
— Los escenarios son completamente distintos. Hace 17 años, el hecho de que hubiera alguien tan joven en un mundo profesional no era tan común. Ahora vemos a muchos más jugadores y muy jóvenes que se exponen a un nivel tan profesional. Los vestuarios son diferentes. Lo importante es que empaticen entre ellos y que se protejan. Son como una hermandad.
— ¿Habría sufrido esa ansiedad si hubiera entrado en ese vestuario con algunos años más?
— No lo sé. Yo en el fútbol base había ido subiendo de categorías y no viví ninguna situación de esas. Incluso en la época del Barça B, que también era un vestuario de gente veterana y yo jugaba contra jugadores que me doblaban la edad, tampoco. Mi forma de ser y mi sensibilidad eran iguales, pero sí que mi carácter fue siempre muy fuerte, muy valiente y muy atrevido, que al final me ayudaron con todos aquellos ataques de ansiedad. Ese atrevimiento y esa valentía, lógicamente, se vieron dañadas pero sin esas características en el carácter no hubiera podido resistir.
— Esto lo remarca: ser sensible no quiere decir ser débil.
— Siempre he dicho que me encanta ser sensible. La cuestión es que esa sensibilidad debe fortalecerse a cada momento, cada día.
— Lamenta en el libro los largos periodos de soledad que ha vivido en el fútbol. ¿Es difícil hacer amigos dentro de nuevos equipos?
— En un vestuario de fútbol todo el mundo quiere jugar y ganar y yo he hecho muy buenas relaciones y amigos. Lo que pasa es que lo que se dice un amigo de verdad es difícil de encontrar en el mismo vestuario. He podido conocer gente de todo el mundo que me ha permitido sentirme muy a gusto en todos los lugares en los que he estado. Cuando hablo de soledad no hablo tanto a nivel de vestuario, sino a nivel del día a día. Cada uno cuando acaba de entrenar o cuando acaba de jugar tiene su vida, su familia, su rutina y el hecho de vivir solo en todos los lugares en los que estuve no me ha permitido crear fuertes vínculos.
— Resulta sorprendente porque normalmente todo el mundo quiere acercarse a un futbolista y a la gente famosa en general.
— Siempre que he estado en el extranjero ha sido para jugar al fútbol, no para vivir la vida. Para mí el jugar al fútbol implicaba minimizar cualquier extra que me pudiera perjudicar a nivel físico, a nivel de alimentación, a nivel de descanso, a nivel de muchas situaciones. Yo sé que probablemente las llevaba al extremo, de una forma obsesiva y enfermiza, y eso me impedía salir y poder conocer a más gente. A ver, no estaba todo el día encerrado en casa, pero sí soy una persona muy de mi gente y para crear nuevas amistades deben ser reales.
— ¿No le afectó la autoestima?
— La soledad es algo que a lo largo del tiempo sí me afectó porque llegaba al campo y no tenía a nadie con quien conectar. El hecho de llevar la soledad al extremo fue delicado. Pasaba demasiadas horas conmigo mismo y llega un punto en el que dudaba de todo. Me llegué a cansar de mí mismo. Una situación cualquiera la conviertes en mayor de lo que es. En muchos casos la autoestima te afecta y penaliza.
— Vivió la crudeza del fútbol cuando le empezaron a insultar por haber renunciado a la Eurocopa con la selección española. Evidenciaba la percepción irreal que tiene quizá la gente del jugador.
— Es que se me juntó todo a una edad en que probablemente tampoco tenía la experiencia como para poder entender todo aquello, para poder gestionarlo. Yo lo estaba pasando realmente mal y encima me estaba perjudicando aquella decisión que yo tenía muy clara y que yo sabía que era la correcta.
— ¿Disfruta más del fútbol ahora que está en el perímetro y no encima de la hierba?
— No, yo disfruté mucho del fútbol a pesar de vivir todos estos episodios que cuento. También hay mucha parte de satisfacción, de realización de estar a un nivel alto, jugar con futbolistas de mucho nivel, de ganar títulos, y de ganar partidos importantes y de jugar en ligas en las que he sido muy feliz.
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