«Si antes las olas se colaban hasta primera línea de mar, ahora van más allá»
La meteoróloga y presentadora de ‘Aquí la tierra’ reflexiona sobre cómo el calentamiento de los océanos podría provocar más fenómenos meteorológicos extremos en España.
Hace más de un año que los mares están sufriendo un calor sin precedentes. En el Atlántico Norte, por ejemplo, la temperatura de las aguas ha marcado día tras día y durante todo un año valores récord. «El calentamiento de las aguas no solo afecta a los ecosistemas marinos, también tiene un impacto en el clima terrestre y en los fenómenos meteorológicos que ocurren en tierra firme», explica, con talante didáctico, la meteoróloga Isabel Moreno (Madrid,1992), conocida por programas como Aquí la Tierra de TVE.
— Los océanos están registrando temperaturas sin precedentes. ¿Cómo afecta al clima terrestre?
— Un aumento del calor en las aguas puede provocar que algunos fenómenos meteorológicos sean cada vez más extremos. Los océanos por sí mismos no son los que causan las tormentas pero sí son uno de los elementos que puede inyectarles más energía. Unas aguas más calientes aportan más combustible para que si surge una tormenta sea más extrema que de costumbre.
— ¿Así que un mar más caliente augura lluvias más torrenciales?
— Sí y no. Depende de una combinación de factores. Si se dan las condiciones atmosféricas para la formación de una tormenta o una borrasca y, además, las aguas están más calientes de lo normal, la mezcla de ambos puede aumentar la concentración de vapor de agua en la atmósfera. Esto, a su vez, puede aumentar el volumen o la cantidad de agua que cae durante ese episodio así como la violencia en sí de las precipitaciones. Así que, en definitiva, sabemos que un mar más caliente es uno de los factores que puede inyectar más potencia para que broten tormentas extremas.
— Entiendo que no estamos hablando de hipótesis sino de algo que ya se ha observado.
— Efectivamente, esto ya ha ocurrido. Un ejemplo sería la tormenta extrema que vivimos en septiembre de 2019 [una de las más devastadoras de la historia reciente, que causó daños en más de 1.320 millones de euros]. La violencia de este temporal se explica, en gran parte, porque se formó en un momento en que el Mediterráneo estaba excepcionalmente cálido.
— ¿El calentamiento de los océanos podría acabar provocando huracanes en las costas españolas?
— Sí. Hasta ahora, en Europa no se dan dado las condiciones para que se desarrollaran y mantuvieran unos huracanes como los que vemos en las regiones tropicales del planeta. El problema es que, debido al calentamiento de los océanos y a todos los cambios en la atmósfera provocados por la crisis climática, el panorama está cambiando mucho y ahora sí existe la posibilidad de que estos fenómenos tengan lugar en las costas españolas. España ya ha registrado algún pequeño huracán, de forma bastante excepcional, pero en un futuro podría volverse algo más habitual.
— El último temporal en las costas catalanas ha arrasado con decenas de playas. ¿La crisis climática favorecerá este tipo de fenómenos?
— Desde luego que sí. En las costas españolas confluyen dos factores. Por un lado, que los temporales son cada vez más fuertes y, por otro lado, que el nivel del mar está subiendo. La combinación de ambos está provocando que si antes las olas se colaban hasta primera línea de mar, ahora van más allá. Y sabemos que esto irá a más. Esto nos obliga a repensar el diseño de paseos marítimos y demás infraestructuras. En algunas situaciones, para reforzarlas. Y en otras, quizás nos tengamos que replantear si vale la pena volver a construir como pasó, por ejemplo, tras la borrasca Gloria de 2020.
— En ciudades costeras como Barcelona sabemos que el mar regula mucho el clima. En verano, por ejemplo, la brisa nos da un respiro.
— Sí. Pero paradójicamente también contribuye a aumentar las temperaturas nocturnas. Esto se debe a que en las zonas costeras, el régimen de brisas provoca que durante el día el aire marino refresque la tierra caliente, pero cuando las temperaturas del mar son muy altas, este efecto se debilita, impidiendo que las noches sean tan frescas como se esperaría. En los últimos años, en las costas mediterráneas estamos observando que las temperaturas nocturnas durante el verano no descienden tanto como deberían debido a la interrupción de este régimen de brisas y a las altas temperaturas del mar.
— Se está hablando del posible colapso de la corriente del Atlántico Norte. ¿Podría tener impacto sobre el clima en Europa?
— Sí. Definitivamente lo tendrá. ¿Cómo? Es algo que no sabemos todavía. En este sentido, como digo siempre, creo que es mejor no seguir forzando la máquina para descubrirlo a través de nuestras vivencias. Lo mejor que podemos hacer para no encontrarnos con escenarios catastróficos es impulsar medidas claras para reducir emisiones y evitar que todo esto vaya a más.
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«Un oceáno más caliente es energía que favorece las tormentas extremas »