El PSC activa el voto metropolitano para frenar la suma independentista
▶ La cúpula del partido se ha fijado el objetivo de alcanzar 40 diputados para desbancar a sus principales contrincantes: Aragonès y Puigdemont
A Salvador Illa no le basta con ganar las elecciones del 12 de mayo. Para que no se repita la victoria agridulce de 2021, cuando el PSC se impuso, pero no pudo alcanzar la Generalitat, necesita quedar primero con suficiente ventaja como para que los partidos independentistas no puedan sumar.
El fantasma del bloqueo y la repetición electoral sobrevolará unos comicios en que todo pacto de cualquier naturaleza se antoja complejo, pero los socialistas entienden que el mejor antídoto para alejar ese escenario es lograr un resultado contundente. Su cálculo es que necesitan alrededor de un millón de votos para cumplir con este propósito, el hito que en unas catalanas solo consiguieron con Pasqual Maragall en 1999 y en 2003, año en que fue investido ser presidente.
En las generales del 23 de julio, los socialistas ganaron en Catalunya con 1,2 millones de apoyos y 19 diputados sin que nadie les hiciera sombra (los Comuns quedaron segundos con siete representantes). Ese resultado suponía engrosar su bolsa de votantes en medio millón más que en las municipales del año pasado (712.000), en las que fueron el partido más elegido, y que en las catalanas de 2021, cuando obtuvieron 654.000 sufragios y empataron con ERC a 33 diputados.
En el cinturón rojo y más allá
Las encuestas pronostican que ahora el PSC podría encajar su cuarto triunfo consecutivo desde que Illa cogió las riendas de la formación, con la gran incógnita de si será suficiente para que su líder sea el presidente. La cúpula del partido se ha fijado como objetivo alcanzar los 40 diputados para desbancar a sus principales contrincantes: Pere Aragonès y Carles Puigdemont.
Activar el gran granero del área metropolitana vuelve a ser troncal para su estrategia, explican desde la sala de máquinas de la calle de Pallars, que trabaja a pleno rendimiento desde el congreso del partido el mes pasado. Es en el llamado cinturón rojo donde los socialistas catalanes tienen el voto más irreductible, el que ha estado a las duras y a las maduras y le ha permitido mantener un suelo en los momentos de mayor pérdida de poder institucional durante los años de crecimiento del procés.
Ahora que está en línea ascendente, el PSC, de la mano de Pedro Sánchez desde la atalaya de la Moncloa, tirará de nuevo de sus caladeros históricos, pero no solo. Esta vez también se buscará la movilización de todos los puntos más allá del metropolitano en el que han experimentado un crecimiento desde las municipales. Consideran que han asentado un «cojín» territorial que puede también ser clave para un último empujón que les acerque a la icónica cifra, especialmente en las capitales de provincia. Tienen la alcaldía de Tarragona y Lleida y quedaron primeros en la ciudad de Girona pese a no gobernar.
La gestión en el epicentro
Para Illa, las coordenadas de esta campaña se mueven en el terreno de la gestión y no en el del conflicto territorial y el sí o el no a la independencia. Que la principal preocupación de los catalanes sea la sequía, según el CEO, les da la razón,
Activar el gran granero del área metropolitana vuelve a ser troncal para su estrategia electoral
suelen recordar. El líder del PSC da los bloques por rotos («todos han pactado conmigo», replica ante los vetos de ERC y de Junts) el procés
por acabado. Por eso sostiene que Puigdemont «no está en sintonía» con la mayoría de la sociedad catalana con su promesa de retomar el hilo del 1-O de 2017 y sitúa en el «pasado» la propuesta «divisiva» del referéndum pactado que abandera ERC.
Su apuesta pasará por «movilizar el voto de izquierdas» que ya sedujo el PSC, aunque fuera por utilitarismo para frenar un gobierno de PP y Vox, bajo la premisa de que debe pasarse página tanto a las aspiraciones frustradas del procés
como a la «inoperancia» del Govern de Aragonès que creen que ha «calado» en la opinión pública.
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