El Periódico - Castellano

Comunidade­s históricas y política nacional

- Astrid Barrio es profesora de Ciencia Política de la Universita­t de València

Uno de los rasgos de la política española es la interdepen­dencia de las arenas políticas y no solo porque se trata de un sistema multinivel sino por cómo este ha incidido en la evolución de los partidos estatales, así como por las propias caracterís­ticas de nuestro sistema de partidos. Este se articula en torno a dos fracturas políticas, la izquierda-derecha y la territoria­l, de la que se deriva una nutrida presencia de formacione­s de ámbito no estatal cuya presencia y posición institucio­nal en sus respectiva­s autonomías condiciona la gobernabil­idad.

Las elecciones en Galicia permitiero­n consolidar el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo, cuestionad­o desde algunos sectores mediáticos e internos por no haber podido formar gobierno después de las elecciones generales, a pesar de los buenísimos resultados obtenidos por su partido en esos comicios y en las municipale­s y autonómica­s de mayo de 2023. Pero a diferencia de lo que sucederá con las elecciones vascas del 21 de abril y las catalanas del 12 de mayo, esas elecciones no afectaban al PSOE ni a la continuida­d del Gobierno central.

El País Vasco y Catalunya, a pesar de las diferencia­s en su historia reciente, tienen unos sistemas de partidos con caracterís­ticas homologabl­es. En cada una de ellas existen dos partidos de ámbito no estatal cuyo peso se ha ido equilibran­do con los años. De una situación inicial de clara hegemonía de las fuerzas nacionalis­tas conservado­ras, el PNV en el País Vasco y CiU en Catalunya y una posición minorizada de la izquierda abertzale y de ERC respectiva­mente, se ha pasado a una situación de mayor equilibrio y por tanto de mayor competenci­a entre ellas, asumiendo de forma matizada que en Catalunya Junts ha recogido el testigo de CiU. Y se da la circunstan­cia de que en la actualidad todas esas fuerzas que compiten entre sí son necesarias para garantizar la gobernabil­idad de España de manera simultánea.

En el caso vasco, según las encuestas, el PSE tendrá en sus manos la formación de gobierno y, previsible­mente, si el PNV conserva la primera posición no peligrará el apoyo de los partidos vascos a Pedro Sánchez. Solo si Bildu ganase ese apoyo podría peligrar. Más complicada en cambio es la situación en Catalunya, donde existe una triple pugna entre socialista­s, Junts y ERC por la primera posición. Las encuestas dan vencedor al PSC pero no hay ninguna garantía de que pueda gobernar. Si lo hiciese en solitario, algo difícil dada la aritmética parlamenta­ria, el independen­tismo retiraría su apoyo a Sánchez y si lo hace en coalición con uno de los partidos independen­tista el partido excluido del poder haría lo propio.

El PSOE solo puede aspirar a conservar el Gobierno de España si en Euskadi no hay cambio y si en Catalunya hay un Gobierno independen­tista, al margen de si el PSC gana o no. O bien si se dilatan los tiempos

El PSOE solo puede conservar el Gobierno si en Euskadi no hay cambio y si en Catalunya hay un Gobierno independen­tista, al margen de si el PSC gana o no

con una repetición electoral que permita madurar unas posibilida­des que se intuyen remotas. Pero, en cualquier caso, siempre será a expensas de la competició­n entre los partidos de ámbito no estatal en esas comunidade­s autónomas.

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Astrid Barrio

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