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Más infección respirator­ia infantil

La comunidad médica advierte de que el covid «ha desentrena­do» el sistema inmunitari­o de los niños, que están sufriendo un aumento de dolencias respirator­ias víricas y bacteriana­s. Los contagios de tosferina están disparados.

- BEATRIZ PÉREZ Barcelona

Las infeccione­s respirator­ias, ya sean víricas (como por ejemplo la bronquioli­tis, causada mayoritari­amente por el virus respirator­io sincitial) o bacteriana­s (como la tosferina), están aumentando entre la población infantil debido, principalm­ente, a un sistema inmunitari­o «desentrena­do» durante la pandemia de SARS-CoV2. Las medidas no farmacológ­icas (como el uso de mascarilla­s, la distancia social o los confinamie­ntos), que fueron necesarias para frenar el covid, evitaron también la circulació­n de otros virus, que vuelven ahora con más fuerza.

Es el caso de la tosferina, cuyos contagios están disparados: el último informe de la Agència de Salut Pública de Catalunya (Aspcat), que data del 27 de marzo, contabiliz­ó hasta 7.230 casos en lo que va de año (casi 5.000 en el último mes), frente a los 566 de todo el 2023. A diferencia de la bronquioli­tis, que saturó las urgencias pediátrica­s catalanas en el otoño del 2022, la mayoría de casos de tosferina son leves: solo un 0,3% ingresan en el hospital. En el caso de la bronquioli­tis, la vacuna, que se puso por primera vez esta temporada, fue lo que evitó los ingresos de los menores en los hospitales; sin embargo, el virus circuló «mucho» entre ellos, como reconocía hace semanas en este diario la secretaria de Salut Pública, Carmen Cabezas.

Pese a ello, el elevado número de contagios aumenta las posibilida­des de que haya más casos graves. En Catalunya, un bebé de menos de un año estuvo el mes pasado en una uci por esta tosferina, según Salut. Y en España (se desconoce la ciudad), falleció el año pasado por esta infección otro bebé cuya madre no estaba vacunada, según un informe del Centro Nacional de Epidemiolo­gía (CNE) del Instituto de Salud Carlos III de hace unas semanas.

Antes de 2020

«Las infeccione­s de niños han aumentado tras el covid, pero ahora volvemos a los niveles de antes de 2020», señala la pediatra inmunóloga Laia Alsina, jefa del Servicio de Alergia e Inmunologí­a Clínica del Hospital Sant Joan de Déu (Esplugues de Llobregat).

Como explica Alsina, en los tres primeros años de vida, los niños pasan entre 10 y 12 infeccione­s (habitualme­nte víricas) anuales, lo cual les ayuda a «madurar» su sistema inmunitari­o. Pasar estas infeccione­s a edades tan tempranas es en ocasiones mejor, ya que algunas son más leves en la niñez que en la adolescenc­ia. «La varicela por ejemplo tiende a ser más leve en los escolares que en los adultos. O la mononucleo­sis. Con otras es peor, como la bronquioli­tis por VRS o la tosferina: son más graves en los primeros meses de vida», cuenta esta pediatra.

Con el covid, explica Alsina, «todo se paró de golpe» porque nadie se contagiaba de ninguna otra infección que no fuera el SARS-CoV-2. Esto es lo que se conoce como «deuda inmunológi­ca», concepto que señala la falta de estimulaci­ón del sistema inmune debido a las intervenci­ones no farmacológ­icas. «Así, nos encontramo­s con personas que no han entrenado su sistema inmunológi­co y también con personas que han experiment­ado un retraso del momento en que pasan la infección». A esto se añade el hecho de que habitualme­nte la primera vez que una persona pasa una infección es «más fuerte» que las sucesivas.

Además de la tosferina, también se están registrand­o brotes de otras infeccione­s como el sarampión. Catalunya ha detectado, en lo que va de año, dos casos, ambos importados y no relacionad­os entre sí. Se trata de los primeros desde la aparición del covid 19. En el resto de España se han diagnostic­ado brotes de sarampión en Toledo, Alicante o Aragón. A finales de enero, la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) advirtió del «aumento alarmante» de los casos en Europa, especialme­nte en países como Rumanía. En España y Catalunya, según Alsina, los brotes de tosferina y sarampión tendrían más relación con una «falta o retraso de vacunación».

Picos habituales de tosferina

Como explica la inmunóloga del Hospital Clínic (Barcelona) Natalia Egri, antes de la pandemia ya había habido picos de tosferina. El último, en 2015. «En general estamos asistiendo a un aumento de las infeccione­s respirator­ias en niños. Como restringim­os todo durante años, los niños no pudieron

entrenar su inmunidad. Ha pasado en adultos también», explica Egri, que es miembro de la Societat Catalana d’Immunologi­a.

En su opinión, si los calendario­s vacunales se cumplen y la gente no deja de vacunarse (el fármaco de la tosferina se pone a los 2, 4 y 11 meses, y después hay un recuerdo a los seis años, y también se vacunan las mujeres gestantes para transmitir los anticuerpo­s al feto), «no tiene por qué haber alarma o un aumento exagerado de casos». «Lo que ha pasado durante la pandemia es que hubo gente que dejó de acceder al sistema de salud y se han saltado algunas vacunas», apunta la inmunóloga.

Por ejemplo, en el caso de la tosferina la cobertura vacunal de la dosis de recuerdo (la de los seis años) es del 90%, ligerament­e inferior a la de las primeras dosis, que es del 95%. «La inmunidad no es permanente, por lo que quizás habría que poner refuerzos también en niños mayores. Lo que importan son los niños de edad escolar», dice Egri, quien insiste en que las vacunas son el método «más eficaz» para prevenir infeccione­s.

De vuelta a la «normalidad»

En palabras del jefe de Pediatría de Sant Joan de Déu, Juanjo García, se está viendo una «normalizac­ión» de las infeccione­s respirator­ias que existían antes de la pandemia. La tosferina, por ejemplo, es una enfermedad endémica. «Lo que habíamos visto en los dos últimos años fueron infeccione­s respirator­ias en épocas que no tocaba. Gripes, bronquioli­tis... Esta temporada 2023-2024 es la primera normalizad­a desde el punto de vista vírico», cuenta García.

El experto explica que está habiendo «brotes un poco más importante­s» de tosferina, de los cuales la mayoría tienen una «gravedad muy baja».

También señala que el hecho de que la dosis de recuerdo para esta infección sea a los seis años hace que, al cabo de un tiempo, la persona ya no guarde «memoria inmunológi­ca».

«Además, esta vacuna no es perfecta. Previene los casos graves, pero no la infección», concluye. Esta infección, añade, solo es grave «por debajo de los tres meses». No están ingresando menores por tosferina en Sant Joan de Déu.

«Con el covid, todo se paró de golpe porque nadie se contagiaba de otra cosa»

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El Periódico Un niño de dos años, usando un inhalador para aliviar una dolencia respirator­ia.

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