Esplugues, Gavà, Sant Cugat, Mollet y Rubí, líderes en el descenso delictivo
▶ Los ayuntamientos coinciden en explicar la bajada de la delincuencia en 2023 por la colaboración entre policías locales y Mossos d’Esquadra
Cinco municipios de más de 40.000 habitantes cosecharon resultados positivos en el último balance de criminalidad del Ministerio de Interior del pasado 2023. Se trata de Esplugues de Llobregat (–11,7%), Gavà (–4,5%), Sant Cugat del Vallès (–4,4%), Mollet del Vallès (–3,4%) y Rubí (–3,1%). Estos ayuntamientos coinciden en explicar el descenso delictivo, en buena medida, por la colaboración entre las policías locales y los Mossos d’Esquadra.
Destaca la mejoría en los datos de Esplugues de Llobregat, que vio descender la criminalidad convencional (es decir, la que no se produce en medios cibernéticos) en prácticamente todos los tipos delictivos: «Se trata del mejor resultado del Baix Llobregat, y uno de los mejores de las ciudades catalanas – destaca la alcaldesa Pilar Díaz (PSC)–. Los datos demuestran que en Esplugues estamos trabajando en el buen camino, incorporando nuevos agentes de policía local, trabajando con un modelo de seguridad local de proximidad, y de actuaciones planificadas».
Coordinación efectiva
Para la alcaldesa de Esplugues, las claves del descenso se hallan en «la coordinación efectiva con el resto de cuerpos policiales, mejorando los recursos materiales, y la apuesta por la tecnología como herramienta de ayuda a la seguridad con la ampliación de la aplicación M7 de seguridad ciudadana». El descenso en la actividad delictiva restó siete puntos del índice de criminalidad del municipio entre 2022 y 2023. Así, Esplugues se coloca como la quinta ciudad de más 40.000 habitantes con un índice de criminalidad más alto, con 57 delitos por cada 1.000 habitantes, exactamente el mismo índice que el conjunto de la provincia de Barcelona.
El segundo municipio que vio bajar la criminalidad porcentualmente es Gavà (-4,5%). Un descenso en el que se basa la alcaldesa del municipio, Gemma Badia (PSC), para respaldar que «Gavà es una ciudad segura» y que «la eficacia policial va en aumento, tal y como demuestra el hecho de que el número de detenciones haya aumentado cerca de un 10% respecto a 2022». «En Gavà, la seguridad funciona y esto es gracias al esfuerzo en la tecnificación de recursos, que se ha traducido por ejemplo en la instalación de un sistema de videovigilancia de última generación, y a la buena coordinación entre los diferentes cuerpos de seguridad», asegura la alcaldesa.
«Sant Cugat es una ciudad segura», resalta el teniente de alcaldía de Seguridad, Bernat Picornell (ERC), que remite a las conclusiones de la última Junta Local de Seguridad (JLS): «Así nos lo transmitió el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena». «Estos datos positivos se explican, en buena parte, por la buena coordinación entre los Mossos d’Esquadra y nuestra policía local. Ambos cuerpos seguiremos trabajando juntos para seguir garantizando una buena seguridad ciudadana», asegura Picornell.
Para la alcaldesa de Rubí, Ana Maria Martínez (PSC), los datos del último balance «demuestran que Rubí es una ciudad segura» y destaca, en sintonía con sus colegas de otras ciudades, la colaboración policial: «Los dispositivos conjuntos incrementan las tareas de prevención, que son las más complejas». Martínez muestra su satisfacción por el descenso registrado en todas las tipologías de hurtos y robos, aunque es consciente que la mejora en los datos no tiene porqué traducirse en la reducción de la percepción de inseguridad por parte de la ciudadanía: «Se trata de sensaciones ligadas al miedo, de manera que a veces ni siquiera los datos convencen».
Campañas de prevención
El catedrático de Psicología y experto en criminalidad y violencia Antonio Andrés Pueyo apunta a la necesidad de «organizar campañas de prevención, de manera propositiva y clara» para mejorar la percepción de seguridad de la ciudadanía. «Hay que monitorizar la delincuencia, pero no hace falta trasladarlo a la opinión pública de una manera tan exhaustiva –sigue el profesor Pueyo–; así se crea un imaginario social donde la violencia forma parte del día a día, lo que da la sensación que es un problema inmanejable».
Por su parte, Marta Murrià, responsable de Convivencia y Seguridad Urbana del Institut Metròpoli, advierte de la «complejidad» del fenómeno, y subraya que «desde la academia se ha demostrado que no existe una relación estrictamente directa entre la delincuencia y la percepción de inseguridad». Así, son muchos los factores que influyen en este fenómeno: «Desde la configuración urbanística y social de los barrios, pasando por el mantenimiento de las calles, o los usos sociales de los espacios». Situaciones de carácter individual también influyen en esta percepción. Así, las mujeres jóvenes guardan mayor temor a sufrir algún delito de carácter sexual, mientras las mujeres más mayores aseguran tener más miedo a ser atracadas por la calle, ejemplifica Murrià.
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Las mujeres jóvenes temen sufrir un delito de carácter sexual y las de mayor edad tienen miedo de ser atracadas
La percepción de inseguridad depende de factores que van del urbanismo al estado de las calles