«Es el momento de mayor felicidad que he vivido»
Santiago Garcés, fotógrafo mexicano, rememora aquella inolvidable remontada al PSG en el Camp Nou (6-1; 4-0 en París) de 2017 en una charla con EL PERIÓDICO en su casa en un pequeño municipio del Alt Empordà. Todavía se emociona cuando piensa en aquella n
«tan perfecta y tan potente, que comunicara tanto». En la imagen el argentino «tiene un punto de deidad», como si no se supiera si sube del césped o baja del cielo.
Garcés, clavado en el suelo delante de Messi, como un pintor delante de un lienzo, disparó 50 veces la cámara, sin mirar por el visor. No podía: todos sus esfuerzos se concentraban en mantener su posición haciendo fuerza con las piernas igual que en un concierto y en mantener la cámara en alto haciendo fuerza con los brazos, rodeado de personas que saltaban y lloraban. «Tenía un tío colgado del cuello que no paraba de besarme», dice el fotógrafo.
Segundos después, cuando bajó la euforia, revisó las fotos y vio la foto, «extraordinaria». Alzó el puño, como Messi en la imagen, como celebrando su gol: la foto de su vida. En su casa, en un pequeño municipio del Alt Empordà, conserva una bufanda
Disparó 50 veces la cámara sin mirar por el visor. Se concentraba en mantener la posición
del encuentro y un ramillete de césped.
Coge aire y prosigue: «Recuerdo el descontrol. Los guardias de seguridad desbordados. Algunos fotógrafos completamente perdidos sin saber a qué disparar porque había tanto que disparar». «Es de los momentos en los que he fotografiado con mayor alegría. Es raro de explicar. Estaba haciendo fotos y sentía como que flotaba», admite.
«Es el momento de mayor felicidad que he vivido y que viviré jamás. No creo que yo vuelva a estar en un estadio, en una discoteca o lo que sea en el que se pueda dar una situación como aquella, por la efusividad y la concentración en la celebración. Hoy en cada concierto que vas tienes 500 personas delante de ti con el móvil levantado para grabarlo todo y luego te preguntas qué coño hacen con todo ese material. La gente no está viviendo los momentos. Los está grabando para almacenarlos, pero rara vez los viven. Y ese fue un momento que la gente vivió. El clímax fue tan, tan bueno y tan inesperado y tan máximo que la gente incluso se olvidó de sus teléfonos», profundiza.
Garcés habla de una noche «espectacular» y de «una literatura increíble». De las mejores de su vida. Y de «una gesta maravillosa», de «un momento épico», de «una euforia total», de «una locura absoluta». «Fue una noche de felicidad y de alegría y aún faltaría alguna palabra más», admite emocionado.
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