Los Agentes Rurales pusieron en 2023 195 denuncias contra cazadores furtivos
El Grupo Especial de Venenos y Antifurtivismo cuenta con 37 agentes cuyo objetivo es poner coto a la caza de élite por parte de «coleccionistas de trofeos» y de pájaros cantores. También investigan la colocación de venenos que afecta a fauna protegida.
Desde su creación en 2019, el Grupo Especial de Venenos y Antifurtivismo de los Agentes Rurales ha incrementado la eficacia para perseguir y sancionar a cazadores y sospechosos de envenenar fauna protegida en Catalunya. En 2023 interpusieron 195 denuncias, una cifra en aument con respecto a años anteriores.
El inspector jefe del Cuerpo de Agentes Rurales, Josep Antoni Mur, y el coordinador del Grupo Especial de Venenos y Antifurtivismo, Dídac Flores, explican que la unidad cuenta con 37 agentes que están más formados en técnicas de «intervención policial», ya que deben actuar con «máxima seguridad» ante las armas de fuego que emplean algunos cazadores. Algunas de las acciones tienen consecuencias penales, por lo que se deben minimizar los riesgos para los agentes y los denunciados.
El cuerpo ha incorporado medios tecnológicos que facilitan estas actuaciones, como telescopios, visores nocturnos, lectores de matrículas o drones con cámaras térmicas que ayudan a localizar animales y personas. Mur también destaca que este grupo tiene una «red de contactos en el territorio» que permite obtener información para realizar investigaciones.
Para una sala de trofeos
Así, los agentes patrullan por zonas en las que hay especies con un alto valor cinegético con el fin de evitar la caza furtiva. En este sentido, los responsables de Agentes Rurales señalan que hay un tipo de cazador de élite que es «coleccionista de trofeos» y que quiere atrapar «ejemplares excepcionales dentro de su especie».
«Seguramente tiene una sala de trofeos taxidermizados, como el que junta monedas o coches, y dentro de su mundo hay cierta competitividad para tener la mejor colección», explican, a la vez que añaden que, al tener «mucho poder adquisitivo», estos cazadores buscan la forma de saltarse la legalidad para conseguir ejemplares por otra vía.
Para ello, estos cazadores necesitan profesionales que conozcan el territorio, ya que son animales que se encuentran en zonas de difícil acceso. Aquí entra la red de informadores de los Agentes Rurales para avisar cuando se produce esta actividad ilegal. De esta forma, se puede iniciar una investigación e, incluso, hacer seguimientos con drones.
Otro de los ámbitos de actuación
de los Agentes Rurales son el control y denuncia de los cazadores de fringílidos. Se trata de una actividad relacionada con cantos de aves muy vinculada a zonas del área metropolitana de Barcelona. Existe un comercio ilegal de este tipo de pájaros, pese a que la mayoría están protegidos. «La gente los valora mucho y paga mucho dinero por machos con una capacidad superior al resto», dice Mur.
Algunas de estas aves se capturan en Catalunya de forma ilegal y otras se traen de forma irregular
Cdesde Andalucía. Los Agentes Rurales persiguen este tráfico de pájaros y sancionan a quien comete esta ilegalidad.
Otro de los frentes es la detección de los posibles venenos que pueden afectar a animales en el medio natural. Mur destaca que un grupo de agentes de Lleida empezó a detectar casos de envenenamiento a partir de preguntar a veterinarios o refugios de animales cuando conocían a algún perro o gato con síntomas. En concreto, podrían haber consumido un animal envenenado con raticida, ya sea a propósito, para «controlar depredadores», o accidental: que haya comido de una plantación en la que se usan productos nocivos.
Los Agentes Rurales destacan que existe un grupo de trabajo para controlar el uso de veneno, del que forman parte varios representantes institucionales, quienes alertan de los riesgos de este tipo de productos tóxicos. Incluso los retiran de explotaciones agrícolas en los que hay este material fitosanitario, que ahora está prohibido, para deshacerse de él de forma controlada y evitar envenenamientos accidentales.
En Catalunya, por ejemplo, se han registrado casos de cebos envenenados que dejaban aficionados a la colombofilia (cría y adiestramiento de palomas) para evitar que las aves rapaces atacaran a ejemplares de competición. Para la detección de estos venenos cuentan con perros adiestrados.
Igual que el año pasado, los Agentes Rurales iniciarán una campaña de sensibilización para concienciar a la ciudadanía de los graves riesgos de la presencia de venenos en la naturaleza. En 2023 se repartieron 15.000 trípticos en el sector rural y cazadores en los que informaban de las consecuencias dañinas para la fauna del uso de raticidas ilegales para hacer control de especies.
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Otro de los ámbitos de actuación es el comercio de aves fringílidas en el área metropolitana