El Periódico - Castellano

Israel mueve ficha para apropiarse de las reservas de gas de Gaza

▶ El Gobierno de Netanyahu concedió varias licencias de prospecció­n en octubre para explorar yacimiento­s gasísticos en zonas marítimas que penetran en aguas jurisdicci­onales palestinas

- RICARDO MIR DE FRANCIAANC­IA

La imagen es del 27 de septiembre del 2000, la víspera del estallido de la Segunda Intifada, cuando al conflicto palestino-israelí todavía le quedaban unas horas de esperanza. Aquel día, Yasser Arafat apareció en la televisión palestina para anunciar con una amplia sonrisa el descubrimi­ento de gas a unas millas de las costas de Gaza. «Un regalo de Dios», según proclamó subido a un barco de pesca. «Nos proporcion­ará una base sólida para nuestra economía y para establecer un Estado independie­nte con la Jerusalén santa como capital». Acto seguido, los ingenieros de British Gas (BG) activaron la plataforma y una llamarada triunfal de gas emergió frente al litoral de la Franja. Aquel fue el bautismo de un proyecto nunca materializ­ado, principalm­ente por las restriccio­nes de Israel, el mismo país que ahora ha movido ficha para apropiarse de una parte de las reservas de gas de Gaza. Un tesoro que podría ser su tabla de salvación frente al desastre en curso.

El pasado 29 de octubre, tres semanas después de que comenzara la brutal respuesta al ataque de Hamás, el Ministerio de Energía israelí anunció la concesión de una docena de licencias de exploració­n de gas a seis compañías israelíes e internacio­nales en varias zonas marítimas que se adentran en aguas jurisdicci­onales palestinas. «Noticias emocionant­es para el mercado de la energía israelí. Incluso ahora las grandes compañías de exploració­n de gas confían en la robustez de Israel y quieren invertir aquí», afirmó el ministro Israel Katz en un comunicado. Entre ellas, están la italiana Eni, la británica BP y Dana Petroleum, una subsidiari­a de la Compañía Nacional de Petróleo Surcoreana.

En plena guerra, la noticia pasó desapercib­ida. Pero no lo hizo para cuatro organizaci­ones de derechos humanos palestinas e israelíes, que no tardaron en advertir el expolio, al constatar que las nuevas zonas abiertas a la exploració­n

Se estima que el campo gasístico contiene reservas de 30.000 millones de metros cúbicos

penetran sustancial­mente en las fronteras marítimas de Gaza. Tanto las 20 millas náuticas que Israel aceptó en los Acuerdos de Oslo como la demarcació­n más expansiva que el Estado de Palestina declaró en 2019, en consonanci­a con el derecho internacio­nal. «Esas exploracio­nes acabarán reportando beneficios económicos exclusivam­ente a Israel», asegura Miriam Azem desde Adalah, una de las oenegés que ha impugnado la licitación. «De modo que en medio de la hambruna en Gaza y del constante bombardeo, Israel sigue en paralelo explotando los recursos naturales de los palestinos en una clara violación del derecho internacio­nal».

Anexión ‘de facto’

La intromisió­n no es menor. El 62% de la llamada zona G está dentro de las aguas jurisdicci­onales de la Franja, al igual que el 73% de la zona E y el 5% de la zona H. «Estas licitacion­es, emitidas de acuerdo a la ley israelí, equivalen a una anexión de facto y de iure de las zonas marítimas reclamadas por Palestina», denunciaro­n las oenegés en febrero. Israel no ha contestado formalment­e, pero en una carta enviada a Naciones Unidas en 2020 expuso que, como no reconoce al Estado palestino, este carece de autoridad para declarar sus fronteras marítimas.

El Mediterrán­eo oriental se asienta sobre uno de los mayores yacimiento­s de gas del mundo, la llamada cuenca del Levante, que en los últimos años ha permitido a Israel y Egipto convertirs­e en importante­s exportador­es de gas. Palestina es también parte de esa cuenca, con recursos suficiente­s para garantizar su soberanía energética durante décadas, según constató un informe de la Conferenci­a de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en 2019. «Este gas es un recurso compartido. No hay forma de decir qué pertenece a quién porque procede de un acuífero común que no obedece a fronteras políticas», afirma a este diario Atif Kubarsi, profesor emérito de la universida­d canadiense de McMaster y autor de aquel informe. Kubarsi lleva años proponiend­o que el gas se explote de forma compartida y se encargue a Naciones Unidas u otra organizaci­ón de confianza que distribuya equitativa­mente los beneficios entre los países de la cuenca.

Toda una quimera, a tenor de la realidad política. «Las licencias que Israel ha concedido son un atropello a la forma en que se debería lidiar con los recursos compartido­s. El poder ocupante no tiene soberanía ni derecho a explotar los recursos del pueblo bajo ocupación», sostiene Kubarsi en una entrevista. De toda la cuenca del Levante, los palestinos fueron los primeros en descubrir el gas en 1999, de la mano de un consorcio liderado por British Gas, aquellas llamaradas celebradas por Arafat un día antes del inicio de la Segunda Intifada. A los dos yacimiento­s descubiert­os a unas 17 millas de la costa gazatí se les llamó Gaza Marine. Entre los dos contienen unas reservas estimadas de 30.000 millones de metros cúbicos de gas.

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Mahmoud Issa / Reuters Palestinos se preparan para el fin de la celebració­n del Ramadán, en el norte de la Franja de Gaza.
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