El Periódico - Castellano

La Franja celebra un desolador fin del Ramadán

▶ Fuentes egipcias sugieren la posibilida­d de una tregua durante el Eid al-Fitr

- ANDREA LÓPEZ-TOMÀS

Millones de personas alrededor del mundo han pasado hambre de forma voluntaria durante el último mes. Pero ayer dejaron de hacerlo, ya que, con su último atardecer, terminó el ayuno del mes sagrado del Ramadán. A su inicio, este tiempo de elevada espiritual­idad, amplia caridad y oraciones en comunidad prometía un mayor sosiego para la población de Gaza. Treinta puestas de sol después, los 2,2 millones de palestinos de la Franja siguen malviviend­o en una hambruna impuesta entre las ruinas de lo que un día fueron sus casas. A las puertas del Eid al-Fitr, la fiesta del Fin del Ayuno, la mayoría de los gazatís siguen sin tener un simple dátil, el alimento usado para romper el ayuno, que llevarse a la boca.

Solo algunos privilegia­dos han podido pasar sus últimos días cocinando hornadas extras de ma’amul. Aún menos serán los afortunado­s que las prueben. Tras las tres jornadas festivas del Eid al-Fitr, estas galletitas rellenas de dátiles, pistachos o nueces, o cualquier fruta que esté disponible, se retirarán pacientes hasta el próximo Ramadán. Mientras se doran en un horno improvisad­o en una de las tiendas de plástico de Rafah, el olor atrae a los más pequeños. Las decoracion­es típicas de esta festividad no embellecen los pocos edificios que aún quedan en pie en el enclave, pero algún farolillo ha logrado colarse entre los logos de oenegés que decoran las endebles paredes de sus refugios. La desolación, el duelo y el hartazgo son los únicos acompañant­es de los gazatíes en esta jornada típicament­e festiva.

El duelo y el hartazgo son los únicos acompañant­es de los gazatís en la jornada festiva

Escasez de comida

Lejos quedan los banquetes copiosos caracterís­ticos de la celebració­n del Eid al-Fitr, y esa alegría generaliza­da. Además, los recientes ataques israelís, multiplica­ndo los riesgos para los trabajador­es humanitari­os, han provocado el paro de las operacione­s de algunas oenegés. «No hay suficiente comida. Hace dos meses que no recibo ni una caja» de ayuda, denuncia Fayez Abdelhadi en el campo de desplazado­s de la ciudad central de Deir alBalah a Reuters. «Ayer recibimos una caja que no será suficiente para mí ni para mis hijos y las otras 18 personas que están con nosotros. Si una persona recibiera una caja cada día no sería suficiente», añade, uniéndose a un reclamo generaliza­do entre la población gazatí, dónde las muertes por inanición ya se cuentan a decenas desde hace meses.

Ante la mayor presión internacio­nal por el asesinato de siete trabajador­es extranjero­s de la oenegé World Central Kitchen, Israel dijo haber aprobado la reapertura del cruce de Erez hacia el norte de Gaza y el uso temporal del puerto de Ashdod en el sur de Israel para traer suministro­s. Ninguna de estas promesas se ha materializ­ado. Durante la festividad del Eid, es tradición recibirlo con ropa nueva, buena comida y dulces. Pero las autoridade­s israelís no parecen dispuestas a dar ningún regalo nuevo a la población de Gaza. En plenas negociacio­nes entre las partes en El Cairo, fuentes egipcias han sugerido al medio The New Arab la posibilida­d de una tregua temporal de tres días mientras dure el Eid, desde hoy hasta el viernes. Pero no hay nada confirmado.

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AFP Un joven herido recibe los primeros auxilios en el Hospital de los Mártires de Al-Aqsa, en Gaza.

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