La Franja celebra un desolador fin del Ramadán
▶ Fuentes egipcias sugieren la posibilidad de una tregua durante el Eid al-Fitr
Millones de personas alrededor del mundo han pasado hambre de forma voluntaria durante el último mes. Pero ayer dejaron de hacerlo, ya que, con su último atardecer, terminó el ayuno del mes sagrado del Ramadán. A su inicio, este tiempo de elevada espiritualidad, amplia caridad y oraciones en comunidad prometía un mayor sosiego para la población de Gaza. Treinta puestas de sol después, los 2,2 millones de palestinos de la Franja siguen malviviendo en una hambruna impuesta entre las ruinas de lo que un día fueron sus casas. A las puertas del Eid al-Fitr, la fiesta del Fin del Ayuno, la mayoría de los gazatís siguen sin tener un simple dátil, el alimento usado para romper el ayuno, que llevarse a la boca.
Solo algunos privilegiados han podido pasar sus últimos días cocinando hornadas extras de ma’amul. Aún menos serán los afortunados que las prueben. Tras las tres jornadas festivas del Eid al-Fitr, estas galletitas rellenas de dátiles, pistachos o nueces, o cualquier fruta que esté disponible, se retirarán pacientes hasta el próximo Ramadán. Mientras se doran en un horno improvisado en una de las tiendas de plástico de Rafah, el olor atrae a los más pequeños. Las decoraciones típicas de esta festividad no embellecen los pocos edificios que aún quedan en pie en el enclave, pero algún farolillo ha logrado colarse entre los logos de oenegés que decoran las endebles paredes de sus refugios. La desolación, el duelo y el hartazgo son los únicos acompañantes de los gazatíes en esta jornada típicamente festiva.
El duelo y el hartazgo son los únicos acompañantes de los gazatís en la jornada festiva
Escasez de comida
Lejos quedan los banquetes copiosos característicos de la celebración del Eid al-Fitr, y esa alegría generalizada. Además, los recientes ataques israelís, multiplicando los riesgos para los trabajadores humanitarios, han provocado el paro de las operaciones de algunas oenegés. «No hay suficiente comida. Hace dos meses que no recibo ni una caja» de ayuda, denuncia Fayez Abdelhadi en el campo de desplazados de la ciudad central de Deir alBalah a Reuters. «Ayer recibimos una caja que no será suficiente para mí ni para mis hijos y las otras 18 personas que están con nosotros. Si una persona recibiera una caja cada día no sería suficiente», añade, uniéndose a un reclamo generalizado entre la población gazatí, dónde las muertes por inanición ya se cuentan a decenas desde hace meses.
Ante la mayor presión internacional por el asesinato de siete trabajadores extranjeros de la oenegé World Central Kitchen, Israel dijo haber aprobado la reapertura del cruce de Erez hacia el norte de Gaza y el uso temporal del puerto de Ashdod en el sur de Israel para traer suministros. Ninguna de estas promesas se ha materializado. Durante la festividad del Eid, es tradición recibirlo con ropa nueva, buena comida y dulces. Pero las autoridades israelís no parecen dispuestas a dar ningún regalo nuevo a la población de Gaza. En plenas negociaciones entre las partes en El Cairo, fuentes egipcias han sugerido al medio The New Arab la posibilidad de una tregua temporal de tres días mientras dure el Eid, desde hoy hasta el viernes. Pero no hay nada confirmado.
■