Celsa reclamará 539 millones de euros a los Rubiralta
▶ El presidente, Rafael Villaseca, descarta despidos durante la reestructuración
La nueva dirección del grupo siderúrgico Celsa reclamará 539 millones de euros a la familia Rubiralta por una deuda impagada que dejó, antes de que un juez le retirara la propiedad de la empresa en favor de sus acreedores. «No renunciamos a esas cantidades y es nuestra obligación llevar a cabo todas las actuaciones que estén en nuestra mano para recuperarlas», afirmó ayer el presidente no ejecutivo del grupo, Rafael Villaseca, en rueda de prensa.
El equipo que ha tomado el mando del gigante siderúrgico está reordenando las cuentas del grupo, que emplea a 4.000 personas en España y a otras 6.000 en diferentes países europeos.
Para el inicio del segundo semestre del año, esperan tener definido un plan de inversiones para saber de cuánto dinero se dispone, cuánto irá a seguir pagando la deuda pendiente y cuánto a seguir invirtiendo para hacer competitivo el negocio. «A mediados de año tendremos claro cuáles son las necesidades de inversión para las actividades ordinarias», afirmó Villaseca.
Crédito incobrable
Actualmente, la propiedad de Celsa la ostentan unas 20 sociedades, entre las que destacan fondos o entidades como Attestor Capital, Cross Ocean, Deutsche Bank, Golden Tree Asset Management y Strategic Value Partners.
En ese proceso de auditoría interna los nuevos propietarios detectaron una partida de 539 millones de euros en créditos que las sociedades que componen el grupo Celsa otorgaron a otras sociedades propiedad de la familia Rubiralta, cuando esta ostentaba el control de la compañía. Hoy están apartados por orden judicial, debido a la elevada deuda contraída con sus acreedores y que, formalmente, superaba el valor patrimonial de la compañía.
Según explicaron Villaseca y Jordi Cazorla, consejero delegado del grupo, esos 539 millones los consideran «crédito incobrable», ya que fueron transferidos a empresas en concurso de acreedores y sin capacidad actual de retornarlos. Lo que hace probable que los Rubiralta y sus acreedores vuelvan a sentarse ante un tribunal para resolver asuntos pendientes.
La nueva dirección de Celsa compareció ante los medios para mandar un mensaje de tranquilidad. El objetivo a corto plazo es obtener números verdes de manera continua para presentarlos ante sus accionistas, lo que la actual dirección espera lograr entre este año y 2025. Para ello, descartan recurrir a despidos, si bien sí contemplan la venta de activos en el extranjero.
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