El Periódico - Castellano

Celsa reclamará 539 millones de euros a los Rubiralta

▶ El presidente, Rafael Villaseca, descarta despidos durante la reestructu­ración

- GABRIEL UBIETO

La nueva dirección del grupo siderúrgic­o Celsa reclamará 539 millones de euros a la familia Rubiralta por una deuda impagada que dejó, antes de que un juez le retirara la propiedad de la empresa en favor de sus acreedores. «No renunciamo­s a esas cantidades y es nuestra obligación llevar a cabo todas las actuacione­s que estén en nuestra mano para recuperarl­as», afirmó ayer el presidente no ejecutivo del grupo, Rafael Villaseca, en rueda de prensa.

El equipo que ha tomado el mando del gigante siderúrgic­o está reordenand­o las cuentas del grupo, que emplea a 4.000 personas en España y a otras 6.000 en diferentes países europeos.

Para el inicio del segundo semestre del año, esperan tener definido un plan de inversione­s para saber de cuánto dinero se dispone, cuánto irá a seguir pagando la deuda pendiente y cuánto a seguir invirtiend­o para hacer competitiv­o el negocio. «A mediados de año tendremos claro cuáles son las necesidade­s de inversión para las actividade­s ordinarias», afirmó Villaseca.

Crédito incobrable

Actualment­e, la propiedad de Celsa la ostentan unas 20 sociedades, entre las que destacan fondos o entidades como Attestor Capital, Cross Ocean, Deutsche Bank, Golden Tree Asset Management y Strategic Value Partners.

En ese proceso de auditoría interna los nuevos propietari­os detectaron una partida de 539 millones de euros en créditos que las sociedades que componen el grupo Celsa otorgaron a otras sociedades propiedad de la familia Rubiralta, cuando esta ostentaba el control de la compañía. Hoy están apartados por orden judicial, debido a la elevada deuda contraída con sus acreedores y que, formalment­e, superaba el valor patrimonia­l de la compañía.

Según explicaron Villaseca y Jordi Cazorla, consejero delegado del grupo, esos 539 millones los consideran «crédito incobrable», ya que fueron transferid­os a empresas en concurso de acreedores y sin capacidad actual de retornarlo­s. Lo que hace probable que los Rubiralta y sus acreedores vuelvan a sentarse ante un tribunal para resolver asuntos pendientes.

La nueva dirección de Celsa compareció ante los medios para mandar un mensaje de tranquilid­ad. El objetivo a corto plazo es obtener números verdes de manera continua para presentarl­os ante sus accionista­s, lo que la actual dirección espera lograr entre este año y 2025. Para ello, descartan recurrir a despidos, si bien sí contemplan la venta de activos en el extranjero.

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Andreu Dalmau / Efe Rafael Villaseca, presidente de Celsa (a la izquierda), y Jordi Cazorla, consejero delegado.

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