El Atlético no amarra su ventaja y tendrá que sufrir en Dortmund
Un tanto de Haller en el minuto 81 emborronó un buen partido de los de Simeone, que lograron imponer su ritmo ante un Borussia al que avasallaron en la primera parte.
2-1 Atlético Borussia Dortmund
ATLÉTICO: Oblak; Molina (Saúl, m. 90), Witsel (Savic, m. 90), Giménez, Azpilicueta, Lino (Riquelme, m. 90); Llorente, Koke, De Paul (Correa, m. 80); Griezmann, Morata (Barrios, m. 64). Técnico: Diego Simeone.
BORUSSIA DORTMUND: Kobel; Ryerson, Hummels, Schlotterbeck, Maatsen; Emre Can (Özcan, m. 84), Sabitzer (Reus, m. 84), Sancho, Nmecha (Brandt, m. 46), Adeyemi (Bynoe-Gittens, m. 73); Füllkrug (Haller, m. 60). Técnico: Edin Terzic.
GOLES: 1-0 (m. 5), De Paul; 2-0 (m. 32), Lino; 2-1 (m. 81), Haller.
Tenía el Atlético completada la primera parte del trato hasta el 81. No era otra que lograr una ventaja suficiente para viajar a Alemania sin el miedo que le persigue esta temporada. Lo tenía al alcance de la mano tras un partido casi perfecto. Lo logró con dos tantos, el primero de Rodrigo de Paul y el segundo de Lino, que acabaron machacados por la réplica de Haller.
El 2-1 pudo ser peor de no ser por el larguero. O mejor con el aprovechamiento de las múltiples opciones locales. Nada vale ya. El caso es que lo que empezó y prosiguió como una novela de amor entre el Metropolitano terminó con un nudo en la garganta. El Atlético ganó un micropartido, el que se jugó en la primera media hora, pero perdió el del desenlace y terminó desconcertado.
El Metropolitano fue un circo romano, espadas en alto ante una bestia que salió a devorar al rival. No hizo falta llegar al segundo minuto de juego para que Griezmann pusiera en una contra majestuosa un centro para Morata de los que no se olvidan. Por desgracia para los rojiblancos, el ariete madrileño sufre amnesia de cara a puerta. Aunque su aporte al juego colectivo no admite debate. Lo pone todo de su parte, pero sus piernas y su cabeza van segundos por detrás del rival. Quien sí tuvo la anticipación necesaria fue Rodrigo de Paul pocos minutos después. El argentino aprovechó una mala salida de balón del Dortmund para poner el primero de una noche.
Terzic apostó por iniciar el encuentro con Emre Can incrustado entre los centrales para facilitar la salida de balón. El conjunto alemán se dedicó a vomitar el esférico. Le quemaba, le pesaba y lo que es peor, se lo regalaba a un Atlético que no paraba de sumar intentos a su favor. Lo hacía gracias a la presión efectiva y al despliegue de hombres como Lino.
La estrella de Griezmann
Por eso le dolió tanto ver la amarilla en el 26 de juego, lo que le impedirá estar en la vuelta. Recibió la cartulina como si fuera una expulsión. El Tomahawk del Atlético se recuperó pronto con una definición de libro tras un pase de película de Griezmann. Es increíble cómo el francés destila dulzura en un deporte que se presupone de contacto, pero donde la calidad sigue siendo frontera entre un buen jugador y una estrella como él.
El Atlético estaba ante el escenario perfecto. En media hora había construido una ventaja sobre la que sostener el encuentro. Lo numérico no era todo. Simeone estaba viendo un equipo a su imagen y semejanza, al que no le pesaba el favoritismo que ninguno de los contendientes quería llevar en uno de los cruces más igualados. El Borussia echaba de menos a Brandt (entró al inicio de la segunda parte) en la creación y las únicas grietas que encontraba era por la precipitación del Atlético.
El 2-0 era un resultado tan dulce como peligroso para un equipo que se hundió demasiado pronto, con media hora más el añadido por jugar. Era el momento del Cholo. Ir a por más o asegurar. Decidió retirar a Morata en lugar de Barrios. Llorente pasó a formar pareja con Griezmann en la dupla atacante, aunque en defensa el galo era el único que se descolgaba. Resistir para vivir. Esta película se la saben bien en el Metropolitano.
El Borussia, ante la falta de efectividad de los rojiblancos, terminó golpeando al Atlético. Lo hizo con un gol de Haller que emborronó un notable partido de los colchoneros. ■