Tusk se une a Orbán en el rechazo al pacto migratorio europeo
El relevo en el poder en Polonia protagonizado por el liberal Donald Tusk, quien puso fin a ocho años de dominio ultraconservador, no ha cambiado las cosas en lo que al rechazo de Varsovia a la política migratoria europea se refiere. «No vamos a cambiar de opinión aunque me hayan llamado desde la mitad de las capitales (europeas) para abordar el tema», afirmó ayer el jefe del Gobierno polaco. Su Ejecutivo «protegerá los intereses de Polonia», añadió. Y en ello entra la determinación de no aceptar reubicaciones obligatorias de migrantes.
La posición de Tusk se conocía. Tanto en la campaña electoral que le llevó al triunfo, en los comicios parlamentarios del pasado octubre, como al acceder a la jefatura del Gobierno, el político liberal afirmó que Polonia rechazaría los mecanismos de reubicación. «Protegeremos Polonia de esos mecanismos», ratificó ayer, aunque sin concretar cómo piensa hacerlo tras la aprobación del pacto en el Parlamento Europeo.
Reparto solidario
La razón de ese rechazo es el apartado que prevé la reubicación forzosa de solicitantes de asilo entre los socios de la UE, para evitar la sobrecarga que ahora sufren los países del Mediterráneo o incluso Alemania, que sigue recibiendo más de la mitad del conjunto de solicitantes llegados a territorio comunitario. Prevé asimismo el pago de compensaciones económicas para los países que no lo acaten.
La aprobación por la Eurocámara del pacto migratorio, que reforzará las fronteras exteriores del bloque comunitario y establecerá un sistema de reparto solidario entre los países miembros, fue considerado «un hito histórico» por su presidenta, Roberta Metsola. Teóricamente, zanja años de disensos con una fórmula que se pretende «equilibrada», pero que ha desatado las críticas desde la izquierda porque restringirá de facto el acceso al asilo.
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