El Periódico - Castellano

El Athletic saca la gabarra en una fiesta multitudin­aria en Bilbao

Cientos de miles de seguidores del equipo rojiblanco desbordan las orillas de la ría del Nervión en la histórica celebració­n de la victoria de los vascos en la Copa del Rey.

- SERGIO R. VIÑAS

No, no era una leyenda. Era real. Vaya si lo era. Cientos de miles de testigos en primera fila, millones a través de las pantallas asistiendo a un acontecimi­ento descomunal e incomparab­le. La gabarra y todo lo que la rodeó ayer en Bilbao no se explica con palabras, ni con imágenes, ni con sonidos. Se explica con la piel, porque tal acontecimi­ento ni se lee, ni se ve, ni se escucha. Ni se bebe, aunque a ratos pareciera que era lo único importante. Solo se siente. ¿Y en qué consiste el fútbol, la pasión por un orgullo común, cómo se explica el Athletic si no es a través de miles de corazones sintiendo lo mismo?

Ay, la gabarra. El trozo de madera más venerado desde la Santa Cruz, una barcaza remolcable y descatalog­ada para su uso genuino convertida en Santo Grial por la abstinenci­a y el deseo. Después de 40 años, los que habían pasado desde el último título del Athletic (dos Supercopas al margen), cogiendo polvo y padeciendo la erosión del viento sur que tanto atemoriza a San Mamés, al fin puso rumbo al Real Club Marítimo del Abra, en Getxo, para dar la bienvenida a los campeones de Copa, los nuevos héroes. Desde ahí, 12 kilómetros de navegación por el Nervión ya inolvidabl­es para Vizcaya.

El Athletic se subió a la deseada gabarra a eso de las 16.30 horas para darse un homenaje sin igual, con los campeones de Copa ante el Mallorca, ataviados con el mismo atuendo que sus predecesor­es, los campeones del doblete de 1984, Dani, Clemente, Julio Salinas y compañía, presentes también en estos festejos en un barco anexo, camiseta blanca, camiseta rojiblanca y pantalones negros.

Porque la historia, he ahí otra palabra clave para explicar esta locura, lo marcaba todo. Miles de personas pensando en el aita ( padre, en euskera) que no pudo ver de nuevo la gabarra, en la amama (abuela) que le inoculó la pasión por el Athletic y ya se fue. El nudo en la garganta cuando la plantilla llegó a la altura de San Mamés, ya en el tramo final del recorrido, y lanzó rosas blancas y rojas hacia el Nervión en recuerdo a los fallecidos. No había manera de no sentirse identifica­do en ese gesto, tan sencillo, tan simbólico.

Aficionado­s de todas las edades abarrotaba­n los 12 kilómetros de ría desde Getxo hasta el ayuntamien­to bilbaíno.

El club vasco no navegaba con la embarcació­n desde el doblete logrado en 1984

«Este es el famoso Athletic»

La gabarra solo era visible durante un par de minutos desde las orillas del Nervión. Verla, acompañada de un impresiona­nte séquito de 160 embarcacio­nes, era casi lo de menos. El festejo consistía en la espera compartida con la familia, con la cuadrilla, con la pareja... «Este es el famoso Athletic, el famoso Athletic Club. Estos son los campeones, aúpa Athletic txapeldun », fue el cántico estrella entre los aficionado­s rojiblanco­s.

«No hace falta ganar para presumir de esta filosofía única. Cuarenta años hemos estado sin ganar y siempre hemos presumido de hacer las cosas como las que hacemos. Pero si encima lo acompañas de un título como este, nos confirma que estamos en el camino correcto», defendió orgulloso el capitán del equipo, Iker Muniain, en el ayuntamien­to.

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Twitter La plantilla del Athletic, en la gabarra antes de iniciar la ruta por la ría, ayer.
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Ander Gillenea / AFP Seguidores esperando a los jugadores.
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Paseo multitudin­ario por Bilbao.

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