El jardín viral de 250.000 flores
Aquí hay más rincones instagrameables de los que podría asumir Tamara Falcó. «El jardín de los 100.000 tulipanes», lo llaman. Se quedan cortos. Es el nuevo paraíso selfi.
Parece una alucinación. Como cuando ves un oasis en el desierto o a Almeida bailando un chotis. Ni que estuvieras de paseo Disney con Blancanieves. Se ven flores y flores hasta donde alcanza la vista. Más rincones instagrameables de los que podría asumir Tamara Falcó. Tanta diversidad de colores como en el currículum de Toni Cantó. Cientos de personas desfilan en posición selfi con los móviles echando humo. Solo falta Miley Cyrus tarareando I can buy myself flowers. «El jardín de los 100.000 tulipanes», lo llaman. «Hay más», garantizan los socios sin titubear. Más de 250.000 flores en total, calculan por lo bajo.
Es el imán primaveral de los influencers. Niudalia, han bautizado a este paraíso selfi. Nuevo destino viral para echarse flores en Instagram y TikTok. Tulipanes, jacintos, narcisos, hay hasta un río morado de 65.000 muscaris. Son pétalos con cientos de miles de visualizaciones en redes. Están en Capolat, en la comarca del Berguedà (Barcelona), entre montañas y vacas, a hora y poco del asfalto de la gran ciudad. Detrás hay dos fotógrafos con 33 millones de seguidores.
Reciben más de 100 llamadas al día –da fe Arnau enseñándote el móvil–. Y al menos otro centenar de wasaps, calcula haciendo un scroll interminable. Acaban de empezar su segunda temporada floral y ya tienen todos los fines de semana de abril completos. Solo el pasado domingo recibieron mil visitas. Apenas quedan cuatro fechas libres entre semana para sus talleres de plantación de dalias.
Arnau y Jordi Puig son dos de los cofundadores de Niudalia. Los hermanos mellizos detrás del proyecto de fotografía creativa Jordi Koalitic. Hace ocho años que empezaron a destapar por las redes el making of de sus fotos con efecto abracadabra. «Para democratizar la fotografía para todo el mundo», recuerda Arnau. Ahora son habituales en las listas de mejores influencers de Forbes. Acumulan más de 20 millones de seguidores en TikTok, 7,3 en Instagram, casi cinco en Youtube.
El jardín –era de esperar– está lleno de atrezo para posturear. Sillas rústicas a pie de tulipanes, narcisos y jacintos, arcos florales y columpios con fondo de postal, hasta puertas de colorines a juego con los pétalos. Habrá una hectárea florida a la vista, otra más plantada por florecer. Una docena de tipos de flores diferentes por temporada. «Es como una flower farm holandesa o americana llevada a la comarca del Berguedà», resume Josep. «Es un clima muy templado –justifica-, muy uniforme, muy bueno para el cultivo de flores».
Josep Mosoll es el tercer cofundador. Ojo, que a poco que te descuides, te deja plantado. Aquí todas las flores las plantan a mano. Él pisa poco asfalto. Agricultor de toda la vida. Adicto a las dalias y a la fotografía. Le encanta regalarle flores a su pareja, claro. A ella no tanto –se ríe él–, le sabe mal que se mueran. «Qué bonita –le agradece ella el gesto romántico–, pero busca una maceta, ¡rápido!». Tiene que arrancarle las flores con bulbo para replantarlas. Es la diseñadora floral del jardín, Nerea Nuño.
Abren siete meses al año. Eso intentan si el cambio climático lo permite. De finales de marzo a octubre (10 euros; 15 euros, con visita guiada). Ya casi se está acabando la temporada de tulipanes. Quedan dos semanas como mucho. Abril es también mes de narcisos, muscaris, jacintos, crocus. Las anémonas y los ranúnculos han empezado a florecer esta semana. En mayo-junio, aparecerán lirios, alliums y fritillarias. Y en julio-agosto, un hit del jardín viral: más de 120.000 girasoles. Esta temporada se retrasarán un mes, prevé Josep. «Con los cambios de temperatura, se está alterando todo el calendario floral».
Más de 20.000 dalias
La estrella de Niudalia se empezará a dejar ver en agosto-septiembre. «Igual la tenemos en julio ya –adelanta Josep–, si no es muy caluroso». Ahora están plantando más de 20.000. Es el emblema del proyecto: Niudalia = nido de dalias. «Es más duradera –justifican–, y para fotografiar es brutal». Ellos tienen más de 200 variedades. «Queremos ser el referente a nivel español de la dalia», confían.
¿Que qué vienen a buscar los visitantes? No, no son solo likes. «Hoy en día, hace falta un poco de alegría», resoplan Xavi y Vero entre foto y foto a ras de tulipanes. «Desconectas de la rutina. Y es muy romántico».
Hacen muchas colaboraciones con influencers, apunta Arnau, pero también montan sesiones de fotos para instagramers novatos, talleres de plantación, pícnis entre las flores, hasta bodas. «Cada fin de semana hay alguna pedida de mano».
«Estamos en un mundo un poco loco». Josep señala unas fritillarias florecidas antes de tiempo durante una de las visitas guiadas a pie de flores. Las lluvias de Semana Santa, dice, han salvado la temporada. «Pero es una simple tregua pequeñita», lamenta. «Cada vez apostamos más por el narciso –se encoge de hombros con resignación–, es una planta mucho más resistente a la sequía».
Los visitantes les dan las gracias cada día –cuentan–, les animan a continuar. «Siempre explicamos las condiciones en las que trabajamos –ahora suben las temperaturas, ahora hiela, ahora no llueve–. Para que se den cuenta de que la agricultura, en general, es muy difícil, y se tendría que valorar un poco más».
¿Su secreto? «Pasión –responde Josep–. No hay más: pasión. Siempre estás trabajando con el corazón, nunca con la fuerza. Si no, es imposible continuar». En el campo, promete, hay mil factores incontrolables que pueden hacer que no salga bien. Muchos nervios, muchas noches sin dormir, asegura. Y mucha adrenalina cuando todo encaja. ¿Que qué compensa? «Te da paz –confiesan los socios sonrientes–. Es muy gratificante trabajar con la naturaleza».
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