El ‘polígrafo’ de Aguirre
El técnico mexicano, de 65 años, somete cada día, antes del entrenamiento, a una encuesta breve a sus jugadores para saber en qué estado anímico se encuentran, cómo durmieron o qué les inquieta.
No hay nada, absolutamente nada, que enseñarle, que descubrirle, al mexicano Javier Aguirre, 65 años, 13 banquillos distintos, incluidas las selecciones de México y Japón y cerca, muy cerquita, de los 900 partidos dirigidos. No hay nada que contarle, solo debes sentarte a escucharlo atentamente y recibir sus explicaciones con el mismo cariño que él las vierte con su soltura habitual y sinceridad, aunque muchos creen (no seré yo, desde luego) que al Vasco le sobra labia. A mí, me parece encantador, conquistador, puede que algo zalamero, sí, pero real y auténtico.
Ayer, sin ir más lejos, en la conferencia de prensa posterior a su dolorosísima derrota –«listos, ¡ya pasó! Fuimos grandes, competimos, llevamos más de 20.000 fans y les hicimos disfrutar, ahora viene el Real Madrid y es el mejor antídoto para superarnos, para salir adelante»–, Aguirre explicó que tuvo que hacer muy poquito para levantar el ánimo de sus jugadores. ¿Por qué? Sencillo, porque todos saben que hicieron más allá de lo posible, casi logran lo imposible y por eso se levantaron rápido.
Maravillosa final
«Los futbolistas saben que la Copa no estaba en nuestros planes, no era nuestro techo, no era nuestro objetivo, ¡qué va!», comentó Aguirre en la previa del Madrid. «Fue un regalo inmenso para nosotros y para los nuestros. Nos comportamos como profesionales, le pusimos pasión, coraje e ilusión y por poco la conquistamos. Pero lo nuestro es salvarnos de nuevo, sumar los puntos necesarios cuanto antes y nos quedan ocho finales, la primera hoy ante el Madrid, que viene, también, de una semana dura!».
Aguirre explicó que sus muchachos (ni siquiera tiene lesiona
«Que venga hoy el Madrid es el mejor antídoto para superarnos», dice el técnico mexicano
dos) están estupendos y listos para plantar cara al equipo blanco. El Vasco, a preguntas de EL PERIÓDICO, explicó por qué y cómo sabe, a ciencia cierta, que sus chicos están de 10, de 100, de 1.000 tras superar la derrota copera. Él mismo les hace un test cada día antes de saltar al campo de entrenamiento y es así como sabe su estado físico, de ánimo, personal, profesional y deportivo.
«Mire, se lo explicaré porque usted me lo pregunta, no creo que esté desvelando ningún secreto», me respondió amabilísimamente Aguirre. «Cuando los chicos llegan al vestuario, en la ciudad deportiva de Son Bibiloni, lo primero que deben hacer es rellenar, de su puño y letra e, incluso, puntuarse, respondiendo a una serie de preguntas, que, al final, dan una suma indicativa de cómo están».
No es, aunque podamos llamarlo así, para que ustedes lo entiendan, un auténtico polígrafo, una máquina de la verdad, un detector de mentiras, no, no, es un cuestionario simple y sencillo. «No es nada del otro mundo, en serio, es, simplemente, para saber cómo se encuentran personalmente, qué nivel de fatiga tienen, qué nivel de estrés, cuál es su estado de ánimo, qué tal durmieron, si les costó más o menos conciliar el sueño... Ellos van contestando y puntúan cada cuestión del 1 al 5 y, al final, claro, sale una suma».
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