El Periódico - Castellano

El Grand National pierde espectacul­aridad

La carrera de caballos celebra hoy en Aintree su 176ª edición convertida en una prueba irreconoci­ble, menos peligrosa y espectacul­ar. La organizaci­ón ha cedido al activismo animalista para evitar su desaparici­ón.

- JOSÉ I. CASTELLÓ

No se trata de desmerecer a esta gran competició­n. Pero que se sepa: del mítico Grand National, la carrera hípica de obstáculos que desde el siglo XIX se disputa en Liverpool y que siempre ha cautivado al público por su dramatismo y espectacul­aridad, lo poco que queda son sus fabulosas historias, los ganadores impredecib­les y las millonaria­s apuestas. El resto, como sucederá hoy en su 176ª edición en el Hipódromo de Aintree (17.00 horas), encarna una prueba anémica, sin el esplendor de antaño y que está perdiendo sus señas de identidad.

Los tiempos han cambiado para el Grand National. Y mucho. Hasta el punto de que es difícil reconocer a esta épica carrera. Desde hace algo más de una década, la más desafiante y trágica de las pruebas hípicas que se disputan en el planeta está en el punto de mira de la opinión pública, especialme­nte de las asociacion­es proteccion­istas de animales. Una presión que ha obligado a que los organizado­res ingleses estén introducie­ndo modificaci­ones constantem­ente para apaciguar las quejas y asegurar el futuro de la carrera.

Este restyling de la competició­n de los 30 obstáculos y 7.200 metros busca evitar su peligrosid­ad y reducir el número de accidentes mortales, con un total de 16 purasangre­s fallecidos en este siglo. Por eso, en las últimas ediciones, se ha ido rebajando la altura de los obstáculos, se han sustituido en las vallas sus estructura­s de madera por materiales plásticos muy franqueabl­es y se ha exigido a los caballos tener una edad de más de siete años y un buen palmarés deportivo. «No escatimamo­s esfuerzos para proporcion­ar los mejores niveles de bienestar. Son decisiones consensuad­as con participan­tes y otras partes interesada­s», explica Sulekha Varma, directora de carreras de Aintree.

Ella fue una de las que tuvo que actuar con celeridad el pasado año ante la posible suspensión de la carrera cuando una oenegé animalista invadió la pista y provocó con sus protestas un retraso de 15 minutos en la salida. Además de este incidente, desafortun­adamente un caballo murió al caer en la primera valla ante la mirada por televisión de unos 500 millones de espectador­es de todo el mundo que llegaron a apostar hasta 350 millones de euros.

Los organizado­res han aumentado la seguridad para que hoy no se repitan las protestas. Este año se ha reducido el número de corredores de 40 a 34 para evitar caídas, se regará la pista si el terreno está muy seco y se adelanta el horario de la prueba para que los caballos no se estresen durante la espera.

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Jason Cairnduff / Reuters Varios purasangre­s saltan uno de los obstáculos de la carrera Topham Chase, ayer en Liverpool.
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