«Mi hermano se esfuerza más en los estudios al ver mis resultados»
EL PERIÓDICO y Fundación La Caixa dan voz a los perfiles sociales, culturales y científicos que con su esfuerzo están creando una sociedad con más oportunidades para todos.
Aunque los datos indican que el ascensor social parece haberse ralentizado, en el caso de Mohamed Dari (2004) ha funcionado a velocidad supersónica. Sus padres migraron de Marruecos y se instalaron en Vic, donde nacieron él y sus otros cuatro hermanos. A pesar de ser un estudiante brillante –su media de bachillerato fue de 9,91–, su futuro estaba lejos de la universidad debido a la imposibilidad de que su familia afrontara los costes. Hasta que le concedieron una beca de grado de la Fundación La Caixa que, entre otros aspectos, cubre la matrícula universitaria y brinda una ayuda económica mensual. La nueva convocatoria está abierta hasta finales de mayo.
— Estudia el primer curso del grado de Ingeniería Informática en la UPC. ¿Cómo ha sido el camino para llegar hasta aquí?
— No ha sido fácil, para empezar porque había estudiado el bachillerato social y opté en un primer momento por estudiar el grado de Filosofía, Política y Economía. Tenía dudas sobre qué me gustaba más y opté por este título porque tenía un poco de todo, pero pronto me di cuenta de que no era lo mío. Así que decidí empezar de nuevo y matricularme en algo totalmente distinto: Ingeniería Informática.
— Pasar de letras a ciencias no es nada sencillo.
— Me preparé por mi propia cuenta las asignaturas de Matemáticas y Física para volver a realizar las pruebas de selectividad y acceder a este grado. Y si bien al principio me costó un poco adquirir toda la base matemática y científica, ahora ya estoy adaptado y me gusta mucho, especialmente todo lo relacionado con la resolución de problemas.
— Aparte de las dudas, también se topó con el obstáculo económico. ¿Como surgió la posibilidad de acudir la universidad?
— Incluso en mi última etapa en el instituto seguía pensando que tendría que optar por un ciclo formativo o bien ponerme a trabajar. Pero como sacaba muy buenas notas, los profesores me animaban a seguir estudiando. Y mis amigos me insistían constantemente en que me informara de alguna beca, aunque no les hacía demasiado caso. Hasta que un día me puse a buscar desde casa y me encontré con las bases de la beca de la Fundación La Caixa y me quedé muy sorprendido, porque era muy completa. Decidí intentarlo y me aceptaron, cosa que me hizo muy feliz.
— ¿Siente algo de presión por mantener los buenos resultados?
— Me gusta tener esa motivación, esa ambición para dar lo mejor de mí mismo. Es verdad que a principio de curso estaba un poco frustrado, porque bajaron las notas y llegué a pensar que no servía para cursar una ingeniería. Pero he intentado mantener una mentalidad positiva, esforzarme y seguir el ritmo, y ahora ya estoy más cómodo. Cuando las cosas no salen bien surgen emociones que son difíciles de gestionar, pero de todo se aprende.
— ¿En qué se especializará?
— Lo que más me interesa de momento es la programación y la ciberseguridad. Me gustaría crear algo desde cero, un programa que resultara útil para la sociedad.
— ¿Siente que se ha convertido en un referente para su entorno?
— Algo que me ha hecho muy feliz es que mi hermano pequeño se haya animado también a centrarse en los estudios al ver mis resultados. Yo no tuve referentes académicos, aunque mi ejemplo siempre ha sido mi padre, que trabajó duro en la construcción y siempre se ha esforzado mucho para que todos estuviéramos bien cuidados.
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«En el instituto creía que no podría acceder a la universidad, pero todos me animaron a continuar»