El Periódico - Castellano

Las tres batallas políticas del tranvía por la Diagonal

- TONI SUST

CiU fue el primero en proponer la obra, pero ha acabado siendo uno de sus grandes opositores

El actual alcalde es partidario de la conexión, pero no parece que vaya a abordarla pronto

El resultado de la consulta sobre la posibilida­d de unir los tramos originales por esta avenida barcelones­a hundió a Jordi Hereu; Xavier Trias vio con indignació­n como Artur Mas apoyaba la unión y Ada Colau teme que Jaume Collboni no remate el proyecto que ella retomó.

Si nada cambia de forma radical, el Trambesòs y el Trambaix se acabarán uniendo por la Diagonal. Pero hasta que llegue ese día, y desde que se inició el debate al respecto, el tranvía habrá maltratado a no pocos políticos. En algunos casos, ha contribuid­o a apearlos del cargo. En otros, los ha fustigado una vez ya lo habían perdido.

Por otra parte, algunos partidos han dado giros copernican­os al respecto del proyecto. El primero que lo propuso fue CiU, cuándo Joaquim Molins era su jefe de filas en el Ayuntamien­to de Barcelona. El PSC no estaba de acuerdo. Después los socialista­s lo suscribier­on, con ICV respaldánd­olo. Y aunque Xavier Trias llegó a defender con entusiasmo la conexión en plenos municipale­s, al final el grupo de CiU se opuso frontalmen­te a que se hiciera.

El primer afectado claro por el tranvía fue el alcalde Jordi Hereu. Tras un titubeo inicial, Hereu apostó por la unión del tranvía y la transforma­ción que eso supondría para un tramo de la Diagonal más que considerab­le.

El fin de Hereu

La apuesta requería del apoyo de otros grupos. Hereu contaba con 14 concejales, una cifra alejada de los 21 de la mayoría absoluta. Entre todos lo mataron y el gobierno local murió solo: el alcalde Hereu puso sobre la mesa la posibilida­d de unir el tranvía por la Diagonal por el medio de la vía en formato bulevar, o por los laterales en formato rambla.

Aunque CiU lo había hecho años atrás, la primera en postular la conexión en el mandato 2007-2011 fue Imma Maiol, de ICV. El presidente de ERC en el consistori­o, Jordi Portabella, forzó la celebració­n de una consulta ciudadana para votar el bulevar o la rambla. Y el de CiU, Xavier Trias, logró añadir una tercera opción en la votación: la de que no se hiciera nada. Y esa es la que ganó, con un 80% de apoyo sobre una participac­ión escasísima de tan solo 150.000 personas.

Las cifras y el resultado hundieron a Hereu, pero de entrada cayó, como un fusible, el primer teniente de alcalde, Carles Martí. De la consulta se recuerda la imagen de Hereu votando, y según se supo después, dando a entender que lo había conseguido cuando la máquina no pudo registrar su voto. Fiasco dentro del fiasco.

En 2011, Trias llegó a la alcaldía. Cuando la dejó ya era el principal detractor del tranvía en la capital catalana. Su alternativ­a: autobuses eléctricos. Y así quedó la cosa hasta que, inesperada­mente, el primer alcalde convergent­e en la ciudad perdió las elecciones municipale­s de 2015 y la nueva alcaldesa, Ada Colau, retomó el proyecto de la unión de Trambesòs y Trambaix por la Diagonal. Y aquí llegó la sorpresa. Trias, nuevo jefe de la oposición, dolido por una derrota que no esperaba, se encontró con un trago amargo todavía menos previsible.

Los cuernos de Mas

El 30 de julio de 2015, Colau cruzó la plaza de Sant Jaume y visitó al entonces presidente de la Generalita­t, Artur Mas, con quien se puso totalmente de acuerdo sobre la conexión del tranvía. Mas le mostró su apoyo, y la encargada de confirmarl­o en rueda de prensa fue la vicepresid­enta del Ejecutivo catalán, Neus Munté, hoy concejala en el grupo que todavía preside Trias. La consellera subrayó que el debate sobre el asunto se centraría en adelante en el calendario y en la financiaci­ón.

El cabreo del exalcalde dio pie a un comunicado del grupo de CiU en el Ayuntamien­to de Barcelona enmendando al Govern de CiU, algo inédito: «CiU recuerda a Colau y a Mas que la única consulta popular hecha en Barcelona rechazó el tranvía por la Diagonal».

Después de Mas, también Carles Puigdemont y Quim Torra dieron su apoyo al consistori­o para unir el tranvía. Trias insistía en que eso solo beneficiar­ía a la empresa privada y en que los autobuses eléctricos serían más eficientes. Colau y sus socios del PSC no se detuvieron, y se inició la prolongaci­ón del Trambesòs de Glòries a Verdaguer. La última derivada política del asunto es que una vez que Collboni ha logrado convertirs­e en alcalde se ha generado un nuevo desacuerdo, esta vez de calendario, entre el actual gobierno municipal y el anterior.

Collboni y el temido retraso

Ha cobrado fuerza el amago que Collboni hizo antes de lograr la vara de mando municipal, cuando afirmó que Barcelona ha vivido muchas obras de envergadur­a en los últimos años y dejó caer que quizá no sea el momento idóneo para abordar las obras del tramo

final, entre paseo de

Gràcia y Francesc Macià, una vez acabe el que está en curso, hasta Girona. Desde entonces, ha evitado varias veces fijar una fecha de inicio de la fase pendiente.

El socialista, eso sí, ha sido inequívoco al afirmar que es partidario de la conexión y de hacerla por la Diagonal. Pero no ha confirmado –y se lo han preguntado mil veces– que tenga intención de hacerlo en el mandato actual, que concluye en 2027.

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Ferran Nadeu Jordi Hereu vota en la consulta ciudadana sobre si llevar el tranvía por el bulevar o por la rambla, en 2010.
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Barcelona Ciudad de tranvía

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