Los tranvías que marcaron al Barça
Llegar al estadio en los años 30 era toda una aventura cuando por poco más de una peseta miles de aficionados se apretujaban en tranvías atestados para llegar al campo de Les Corts.
Sería imposible explicar la historia del FC Barcelona sin entrelazarla con la de la ciudad de Barcelona. Tampoco sería posible hacerlo al revés. El club y la capital catalana han mantenido desde los inicios una relación permanente, intensa y profunda, aunque no siempre de entendimiento. Algo parecido ocurre con los servicios de transporte público de la ciudad y los diferentes estadios en los que los azulgranas han disputado cada una de sus temporadas. En los años 30, los por entonces habituales tranvías y los aficionados que trataban de llegar al primer gran campo del FC Barcelona, el de Les Corts, forjaron una estrecha relación que ha avanzado en el tiempo hasta definir la que hoy mantienen un evolucionado y ampliado servicio de transporte público y un megaestadio con capacidad para 100.000 personas.
Mucho ha llovido desde que por poco más de una peseta decenas de aficionados se apretujaban en los tranvías especialmente desplegados para los días de partido. «Fútbol», rezaba un gran cartel visible desde el exterior que indicaba el destino de aquellos vagones especialmente movilizados durante las tardes de domingo.
«Por aquel entonces muy pocos disponían de vehículo privado y era igualmente poco habitual alquilar taxis o tartanas para acceder a Les Corts, por eso la mayoría de aficionados se desplazaban al campo en tranvía», explica Joan Termes. A sus 83 años, colecciona fotos históricas de tranvías, de las que tiene cerca de 10.000, y ha escrito varios libros sobre la historia de este medio de transporte.
Colgados de los estribos
«La expresión ir atestado se remonta a esos tranvías en los que la gente se amontonaba hasta en los testeros, las plataformas que llevaban delante y detrás. En un vehículo de un vagón de aquella época, bien apretaditas cabían perfectamente 60 o 70 personas», asegura Termes. En aquellos servicios especiales que se desplegaban los domingos desde la Plaza de Tetuán y la Plaza de Catalunya hasta la calle Anglesola, cerca del campo de Les Corts, muchos aficionados viajaban hacia el recinto incluso colgados de los estribos. «En uno de estos tranvías, un día de partido, mi abuelo perdió algún dedo del pie por ir colgado de los estribos. Tuvo suerte», relata Xavier Martí, un aficionado del club azulgrana.
A pesar de que se ampliaba el servicio desde el mediodía y hasta un par de horas después de que terminara el partido, nunca fue suficiente para trasladar a los entre 30.000 y 60.000 aficionados que podía albergar el campo y cada domingo se sucedían en cascada las reclamaciones. «Las quejas de los aficionados sobre los accesos insuficientes e incómodos al campo se extendieron al transporte público, que era igualmente insuficiente. Las flotillas de autobuses y los tranvías eran desbordadas con creces (...). Incluso se dio el curioso caso de más de 150 taxistas sancionados por el ayuntamiento por negarse a encochar aficionados tras un partido. No querían meterse de nuevo en ese laberinto que daba poco beneficio», afirma en el libro Les Corts i el Barça (Ajuntament de Barcelona) el historiador del club Manuel Tomás. Por aquel entonces, el barrio de Les Corts era todavía un territorio poco urbanizado.
Proceso de diversificación
Con el paso de los años, y la inauguración del Camp Nou en 1957, se desarrollaron también formas alternativas de llegar al campo. En los 60, la invasión de los automóviles y el crecimiento de la red de autobuses empezó a dejar al tranvía como símbolo de una época pasada. Los avances fueron lentos y a principios de los 60 con el traslado al nuevo estadio barcelonista, los aficionados seguían viviendo toda una odisea para acceder al estadio.
La falta de urbanización de los alrededores del Camp Nou seguía complicando todo este proceso, según explica Tomás. «Los trolebús acababan en el primer cinturón, la Ronda del Mig, de ahí en adelante ya no era posible que circularan porque la zona no estaba acondicionada», asegura Termes. Con el tiempo y con la llegada del servicio de Metro a los alrededores se completó un proceso de diversificación que facilitó bastante el acceso al estadio.
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