Drones de «preaviso»
Mandos militares españoles creen que la forma en que el régimen de los ayatolás ha respondido al ataque de Israel refleja que no busca una escalada. El argumento que esgrimen es que Tel Aviv y sus aliados tuvieron tiempo de neutralizar la agresión, diseñada para no causar daños excesivos.
Pese a la alta tensión que vive la escena diplomática internacional, altos mandos militares españoles consultados por EL PERIÓDICO creen que Irán no está buscando una escalada de la guerra en Oriente Medio y que esa posibilidad depende ahora más de Israel.
Hay un detalle importante en el que repara un analista, oficial superior en el engranaje de decisión en la sede madrileña del Ministerio de Defensa, y es la forma con que Irán ha llevado a cabo su ataque sobre Israel, avisando en todo momento y dando tiempo a Tel Aviv y sus aliados a prepararse y neutralizarlo. En este caso, la forma es una señal elocuente. «Irán no quiere sangre y, aunque se ha visto obligado a una respuesta masiva, la ha diseñado para no causar bajas ni daños excesivos», interpreta. Esta lectura también se hizo ayer lunes en ámbitos de la diplomacia de Defensa. En opinión de este experto, el ataque del sábado «ha demostrado que Irán cuenta con capacidades notables para alcanzar territorio israelí, pero lo ha llevado a cabo enviando primero los drones, más lentos, como preaviso».
«Irán no quiere sangre; ha diseñado su respuesta para no causar bajas», dice un experto «Netanyahu no es un actor estable y es en Washington donde más lo están comprobando»
Dinero en la pelea
Quizá la preferencia del régimen de los ayatolás sea la de continuar con las escaramuzas a través de proxies y no la guerra abierta con Israel. Y puede –sostiene un oficial de la Armada– que Israel «se tome su tiempo y la respuesta no sea puramente militar; por ejemplo, atacando lo que más le preocupa a Irán, su futura capacidad nuclear, quizá mediante acciones híbridas».
Este mando militar aventura una peligrosa onda expansiva económica si la sucesión de ataques se convierte en guerra. «Tendría serias consecuencias en un incremento sustancial de costes de la energía y del comercio marítimo», augura. Y después vendrían las ondas del tablero estratégico: «Países clave en la zona como Jordania pueden desestabilizarse, y la situación en Siria e Irak empeoraría sin duda», lo cual es «escenario ideal para una mayor influencia y actividad de Rusia, y tal vez de China».
Dado ese escenario, la guerra naval cobraría una gran importancia, «por el gran peso en el comercio marítimo mundial» que tiene el escenario. «Tanto Irán como Israel y sus aliados son conocedores de lo crucial que será prevalecer en el uso de los espacios marítimos de la región», arguye. Para el oficial de Defensa, una guerra de alta intensidad en la región llevaría a un seguro cierre del estrecho de Ormuz, «y si se termina de cerrar el de Bab el-Mandeb, el impacto económico sería dramático».
Otro de los mandos consultados, este de la Guardia Civil y experto en armamento, apunta a otra variable económica, esta vez microeconómica, si se mantiene una campaña de ataques de Irán: «Cada dron y cada misil iraní cuestan diez veces menos que los medios empleados por Israel y sus aliados para derribarlo. Esto, en una serie sostenida de ataques, disminuye mucho la asimetría de fuerzas entre Israel e Irán».
Uno de los militares consultados secunda la teoría, que ha ido ganando espacio en medios internacionales en el fin de semana, de que en una guerra abierta Irán buscaría un desgaste económico de Israel y un éxodo de su población, primero dentro del país huyendo de zonas selectivamente amenazadas y luego al exterior, desestabilizando al Gobierno de Netanyahu.
Dos de las opiniones recogidas entre mandos militares señalan dos variables inestables. Una consiste en que «Netanyahu es imprevisible», define el analista. «No es un actor estable ni mucho menos, y es en Washington donde más lo están comprobando», sostiene otro jefe de estado mayor. La otra es el alcance de una represalia militar de Israel tras el ataque iraní del fin de semana. El raid de 180 drones y un centenar de misiles –casi todos neutralizados por la defensa israelí, británica y estadounidense– se ha saldado solo con heridos, pero «si Israel ataca a Irán, la defensa aérea iraní no tiene esas capacidades, y probablemente el ataque israelí cause daños y bajas. Eso pondría a Teherán en una situación muy difícil y le obligaría a escalar», indica un coronel experto.
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