Una nueva asociación vecinal para recuperar el ferrocarril
En la avenida del Tibidabo el doctor Salvador Andreu, que hizo una fortuna con sus pastillas para la tos, creó una ciudad jardín. Se cumplen 125 años de la compra de aquellos terrenos y se acaba de crear una asociación de vecinos de la calle que reclama recuperar la memoria histórica del lugar. Empezando por el Tramvia Blau.
El logo de esta nueva entidad, de hecho, incluye el menudo ferrocarril inaugurado en 1901, además de las palabras «conservar y progresar». El presidente blande un nombre poco común para el populoso mundo de las asociaciones vecinales: Alexander-Philipp Scheffler. Este empresario alemán se ha propuesto que los residentes, vecinos y propietarios de la calle tengan voz propia. Además de recuperar el transporte ferroviario, la asociación tiene en mente otras dos metas. Primero, «impulsar mejoras dirigidas a toda la ciudadanía de Barcelona», habida cuenta de que esta arteria es uno de los accesos naturales a Collserola y, sobre todo, a la Carretera de las Aigües. Y segundo, «resaltar el valor histórico y patrimonial de sus edificaciones».
Sacar pecho de la avenida del Tibidabo es una manera de descentralizar el turismo. Pero la actualidad de la arteria demuestra más bien todo lo contrario. No solo por el hecho de que el Tramvia Blau lleve seis años sin circular. No se ha sacado partido ni de la historia ni de la riqueza arquitectónica del lugar. Empezando por el edificio de la Rotonda, en el cruce con el paseo de Sant Gervasi, que tras medio siglo de ostracismo y abandono, volvió a la vida reconvertido en contenedor de oficinas en 2016.
«Hemos pasado por muchos años de inactividad y falta de inversiones y ahora estamos deseosos de recuperar esta joya de la ciudad, tan relevante en historia como en patrimonio, y adecuarla a las nuevas necesidades de vecinos, visitantes y ciudadanía barcelonesa en general», resume el presidente de la asociación.
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